lunes, 30 de abril de 2007

LA POBREZA: PRINCIPAL MAL SOCIAL DE INICIOS DE SIGLO XXI



El ser humano siempre vivió en dilemas o contradicciones que lo separan y establecen distancias entre unos y otros, así fueron apareciendo (desde que se usó el dinero como instrumento de intercambio de bienes y servicios) los llamados ricos (aquellos que logran acumular dinero o bienes) y los pobres (aquellos a quienes les escasean el dinero y bienes); existen en esta escala también los indigentes que son aquellos que no tienen dinero ni bienes, se los llama también en el maquillaje que se hace con palabras de algún problema social, personas de “pobreza extrema”, cuya situación origina la mendicidad, esto es procurar vivir o subsistir a través de la ayuda, limosna o entrega voluntaria de dinero de los que poseen bienes o dinero, aunque han existido casos de mendigos que han convertido esta actividad en un lucrativo negocio, demostrando que el ingenio humano es capaz de las más atrevidas e inverosímiles acciones.
Aparentemente en las contradicciones que depara la vida, que existan ricos y pobres no sería tan absurdo, después de todo existen vencedores y vencidos en la guerra. En la lucha de unos por superar a otros, existen personas inteligentes que realizan grandes acciones en beneficio de todos y existen como contraparte quienes rinden homenaje a la tontería y la estupidez (según Einstein pasean por el mundo libremente), bíblicamente existen los buenos (según las creencias religiosas) y existen los malos (que comulgan con las travesuras maléficas de “el diablo”), hay gente (la mayoría) que obra en la vida honrosa y dignamente, pero en oposición, existen los pícaros y rateros que se creen vivísimos y se enriquecen indignamente, aunque saben que el dinero les da poder y status social. Existen blancos y su opositor en el color que son los negros, hay quienes llegan hasta a establecer diferencias entre el que desciende de “cunas de seda” y los “cholos” nacidos en el piso, en un “petate” o en una “casucha de mala muerte”, en fin, existen personas que actúan de buena fe y otras que incluso actúan premeditadamente de mala fe, existen también unos que son sinceros y otros se soslazan con sus falsedades, en la pretensión de considerarse “vivos” que se aprovechan de los que consideran tontos, pero en el caso del rico y del pobre como dos sectores o elementos que se contraponen, el ser humano ha llegado a niveles de establecer criterios para identificar diferencias: el rico es sinónimo de bonanza, de atributos, así se habla de la riqueza de la naturaleza, en la misma medida que se habla de la pobreza de la misma naturaleza, hay ricos espiritualmente y hay pobres de espíritu, con lo cual se crea una figura que coloca peyorativamente en inferior nivel a la pobreza y al mismo tiempo alaba subliminalmente la riqueza, tratando de dar a entender que del uno no se puede esperar nada o muy poco (del pobre), del otro en cambio se puede esperar mucho (del rico), hasta se ha llegado en el manejo o juego selvático de intereses o ambiciones en la política, a sostener que el rico es confiable porque no va a robar y que el que no tiene (pobre) es potencialmente peligroso, porque seguramente se enriquecerá de la política, cuánta equivocación y cuánto engaño, si meditamos en que en un buen porcentaje los ricos lo son porque se han enriquecido cometiendo actos incorrectos o inmorales y los pobres lo son, porque no han tenido ni siquiera el mal pensamiento de enriquecerse robando a los demás, eso explica porqué es importante preguntar, cómo una persona llega a tener fortuna cuando se afirma y con justificadas razones que una fortuna no se la puede lícitamente lograr de la noche a la mañana, salvo que se reciba una herencia cuantiosa o se saque la lotería, por eso lo único que queda es seguir pensando con Martí “con dignidad es difícil vivir, pero sin dignidad no se debe vivir”. Algo adicional y muy cierto, en casa del pobre siempre existe el deseo de procurar ilimitadamente atender a su invitado o a su amigo dando todo lo que le es posible, hay generosidad y solidaridad, en la casa del rico se hace ostentación de lo que se tiene y lo que se da, es decir se lo hace básicamente para demostrar que tiene posibilidades de brindar cosas costosas; o alternativamente cuando se trata de dar al pobre se lo da generalmente conservando cierta distancia y mirando de arriba hacia abajo.

El sistema económico imperante y la pobreza
Cuál la razón para que se sostenga que la pobreza es el problema que más preocupaciones genera a pobres y ricos (incluyendo países) en la época presente, aquello nos impone reflexionar y recordar que en la lógica de hechos y acontecimientos siempre existirá la indisoluble dualidad causa-efecto, los hechos salvo excepciones son generalmente causales y no casuales, y esa realidad nos hace notar que en el auge del desarrollo tecnológico que coincide como lo hemos afirmado en otros comentarios con la subida vertiginosa de los precios del petróleo (década del setenta) y la torrentosa circulación de petrodólares (que despertó las ansias de enriquecimiento de los grandes financistas internacionales) forjó paralelamente un crecimiento económico desigual de los países desarrollados que comenzaron a manejar los caudalosos recursos petroleros sometiendo a los países de menor desarrollo a ser sujetos de créditos (se pagaban hasta comisiones para que se acepten los préstamos) para endeudarlos y convertirlos en dependientes de sus dineros captados justamente de los cuantiosos e imprevistos ingresos de petrodólares, así se va estructurando un escenario económico donde la corrupción comienza a expandir sus tentáculos en todos los estratos sociales “el grito de guerra” parece haber sido: hay que acumular dinero como medio de progresar, configurando de esa manera una sociedad donde el dinero tiene la palabra; esto es, a más dinero más alto estatus social, el antiguo axioma español “poderoso caballero es don dinero”, se convierte en una dolorosa realidad con el agravante de que en la época actual ha destruido y arrasado toda tabla de valores, todo es engaño y así se manipula a la opinión ciudadana que ya no atina a saber qué es verdad y qué es mentira y quién es honrado y quién no lo es.
Si el dinero se convirtió en el eje de la vida social, política y económica del mundo actual, resulta obvio que comiencen a florecer las llamadas mega empresas o mega negocios en detrimento de los pequeños y medianos negocios, así van naciendo los súper e hiper mercados y van desapareciendo los pequeños negocios (antes muy rentables) de abacerías barriales, los centros comerciales van vinculando otros negocios y todo comienza a concentrarse en el mega negocio que sigue creciendo y el mediano o pequeño dueño de un negocio va teniendo cada vez más dificultades para competir, así surgen también las concentraciones de créditos en los Bancos y se van generando verdaderos pulls o carteles monopólicos en desenfrenada lucha por acaparar la riqueza generada por el conjunto de la sociedad, en ese escenario, el consumismo tiene una estampida que desequilibra los presupuestos familiares de las personas de bajos y medianos ingresos e incluso de los de la clase media alta, hay que preocuparse por la salud monetaria pero no por la salud de las personas.
Con la estrategia de hacer dinero como sea, se engendra una sociedad donde pocos concentran grandes capitales y muchos carecen de capital para trabajar, el 20% consume el 80% de lo que se produce y el 80% consume el 20% de lo que se produce, aquello significa desmejorar la calidad de vida del conjunto de la población, a unos les sobra lo que a otros les falta, ya no se vende un producto porque es bueno, se vende un empaque, el agua se vuelve costosa porque el envase (botella) cuesta dos veces más que el agua o envoltura (si es que ésta es de buena calidad, si no lo es, lo que se vende es la botella), en esa realidad económica se atrae al consumidor presentando productos vistosamente y entra en juego la publicidad, sin publicidad no hay venta, sin dinero para publicidad no se puede competir con los mega negocios que terminan enlatando todo lo que se debe comer, lo enlatado que tiene preservantes para mantener el producto vale mucho más que el producto fresco, el ser humano hedonista por naturaleza, amigo de hacer el menor esfuerzo, se acomoda con estas nuevas formas de presentación del producto, a eso muchos llaman en el argot económico “darle valor agregado a un producto”, es una de las frases que más mencionan los economistas y aprendices o aficionados a la economía, aunque muchos de ellos no saben bien a lo que se refieren y el porqué de esta situación que afecta a los más débiles, toda esta realidad engendra una corrupción desenfrenada, usa la postura egoísta, yo busco como satisfacer mis necesidades o hacer dinero, el resto no me importa, el individualismo desplaza el interés social y surge la tesis del llamado “Neoliberalismo”, que en esencia reivindica la salud monetaria aunque aquello postergue la salud económica de la colectividad.

La pobreza y los sistemas políticos-económicos
Un Estado o un país puede ser administrado o dirigido bajo dos conceptos doctrinarios de orden político y económico, el uno, de manejo de todos los sectores económicos: producción, distribución y consumo, por parte de los funcionarios del Estado que planifican y establecen qué debe producirse, cómo debe distribuirse y qué debe entregarse al consumidor, este es el concepto que en la práctica impide lo que Marx calificó como utilidades indebidas de empresarios privados que él denominó el beneficio de la “plusvalía” que se quedan en poder del dueño del capital, produciéndose según sus tesis, que los empresarios (capitalistas) exploten el trabajo de sus dependientes (trabajadores). En teoría aquello sería lo razonable y deseable, pero en la práctica aquello degeneró en los regímenes socialistas o comunistas de los países de la Europa Oriental, en la formación de élites burocráticas que en uso y abuso del poder imponían criterios y terminaban beneficiándose de la producción del conjunto de la sociedad, llegándose a niveles de descomposición del manejo concentrado del poder político y económico por parte de un partido único y excluyente (el Partido Comunista) que dio origen al nacimiento de altísimos niveles de corrupción en ciertos líderes como el caso de Brezhnev en Rusia, de Cancescou en Rumania, Hoenecker en Alemania Oriental, entre otros, que fueron encontrados como autores directos de grandes atracos a los fondos del Estado y por ende autores de actos de enriquecimiento ilícito y no justificado, lo cual fue transparentado con la tesis de la Perestroika (Reforma) y del Glasnot (Transparencia) que impulsó el ex Primer Ministro de la Unión Soviética, Michael Gorvachov. En el fondo se formó una casta de poder autoritaria que impedía el ejercicio democrático de las actividades ciudadanas, al ser absorbido el manejo político y económico de manera excluyente por la dirigencia del partido gobernante.
El otro sistema es el llamado de libre empresa o de economía de libre mercado, que permite que empresarios privados dirijan con toda libertad las actividades de producción, comercialización y consumo de bienes, asumiendo de parte de los inversionistas el riesgo de la inversión y a cambio de ello él o los propietarios de los negocios, según se trate de empresarios individuales o colectivos (Compañías o Sociedades), se reparten el beneficio de las utilidades, disponiéndose en el caso del Ecuador una reserva de un 15% para ser repartidas entre los empleados o trabajadores del negocio o empresa, debiendo a su vez los empresarios pagar un tributo a la renta que perciben, que en el caso del Ecuador llega al 25% del valor de las utilidades obtenidas (después de deducir el pago de utilidades de sus empleados o trabajadores). En teoría este sistema redistribuye la riqueza generada por la sociedad, a través del cobro de los tributos o impuestos que luego se revierten al conjunto de la sociedad a través de obras o servicios públicos, como el caso de carreteras, programas de vivienda, servicios de salud, educación, etc., es decir programas que en definitiva (teóricamente) buscan favorecer un mayor bienestar compartido.
De lo antes expuesto es inevitable que debamos concluir que el problema es volver mucho más equitativa la distribución de los bienes que se producen o de los ingresos que percibe un país, tratando en todo lo posible que exista el menor porcentaje de inequidades o desigualdades sociales, de tal manera que no existan quienes reciban cuantiosos ingresos e inversamente quienes reciban ingresos que no alcanzan ni para una supervivencia confortable y con exceso de limitaciones o privaciones, en definitiva el desafío sería cómo lograr que exista justicia social dándole a cada cual lo que le corresponde en razón de su capacidad y de sus necesidades.
Hay que admitir que la igualdad en términos absolutos siempre será una quimera, filosóficamente ni dos gotas de agua son iguales, cada ser humano tiene su individualidad, es un universo aparte, filosóficamente el poder lo ejercen unos pocos a nombre de una mayoría, lo que vuelve imperioso buscar mecanismos de funcionamiento democrático de la sociedad, no limitada a eventos electorales, sino procurando establecer sistemas de escogitamiento que permitan un gobierno de los mejores y no de los más atrevidos y mediocres como sucede en seudo democracias como el caso del Ecuador, ahí está el reto, encontrar medios para que existan procesos selectivos de quienes dirijan los destinos de la sociedad, confiarlo como sucede actualmente en el Ecuador a mediocres y pícaros es destruir incluso la autoestima de la población que sólo le queda observar con rabia e impotencia tan grotesca situación, que sólo contribuye a deteriorar las condiciones de vida de la sociedad y por ende a crear malestar social, lo cual a su vez genera un lógico deseo de cambio aunque sea a lo incierto.
Finalmente debe quedar claro que no existen sistemas políticos o económicos perfectos, Winston Churchil tuvo una frase que merece ser recordada “la democracia es el peor de los sistemas de gobierno, exceptuando todos los demás”, con lo cual debemos concluir, que lo fundamental es la honestidad y capacidad en el manejo de los intereses públicos, por ello conviene recordar uno de los más aleccionadores pensamientos de Alfaro “donde imperan la corrupción y el robo es imposible la República”, es decir no existe país donde hay personas que se aprovechan de una función pública o de personas particulares que perjudican el interés público y se enriquecen injustificadamente, por eso desde la época del Imperio Romano en las Leyes del Fuero Juzgo se condenaba al que se enriquecía injustificadamente a severas penas de prisión de la libertad y a devolver el cuádruplo de lo indebidamente obtenido sin justificación legal.
En éste acápite merece ser resaltada la tesis política de Alfaro que creyó en la libertad como atributo inherente al ser humano, pero siempre que se entienda que la libertad individual no puede afectar los derechos y anhelos de la colectividad, eso lo lleva a fundar el Partido Liberal (en cuanto preconiza la libertad), Radical (en cuanto el interés particular debe estar subordinado al interés colectivo), es decir una tesis sensible y humana a los anhelos del conjunto de la sociedad, demostrando una extraordinaria visión de estadista, si admitimos el actual florecimiento de tendencias como el Socialismo Democrático que en esencia es exactamente las tesis del Liberalismo Radical de Alfaro.

La pobreza y sus secuelas de delincuencia, inseguridad, migración y terrorismo
Con mucha filosofía la humanidad acuñó un refrán muy realista que sostiene que “la necesidad es la madre de todos los vicios”, es decir que cuando una persona carece de algo que necesita y en el caso de necesidades indispensables como la de supervivencia, es capaz de realizar cualquier acto aunque este sea ilícito e incluso inmoral. Esta reflexión nos sirve para orientarnos en algo que es indiscutible y que lo señalamos al inicio de este comentario, la pobreza es un efecto o consecuencia de un hecho causal que es el de la existencia de inequidades sociales, de abismales diferencias en la distribución de la riqueza en la que pocos tienen mucho y muchos tienen muy poco o nada, de tal manera que la pobreza se vuelve un agente que incide en la delincuencia, como igualmente es el factor que obliga a muchas personas a abandonar su familia, su lugar natal o de residencia y emigran en busca de posibilidades de subsistencia, es también un influyente factor este grave mal social del mundo contemporáneo: el terrorismo, que unido a otro factor como el narcotráfico que también está estimulado por la ansias de enriquecimiento rápido y fácil (en una sociedad donde el dinero se ha convertido en un factor que establece inclusive méritos), estimula a que hayan personas que en su falta de recursos para subsistir y frente a las actitudes represivas de quienes detentan el poder político o económico, llegan hasta a enrolarse en un ejército irregular (terrorismo) o forman parte de bandas del crimen organizado por una paga que les permita superar su problema de falta de trabajo para subsistir.
Por lo antes expuesto no existen dudas que dentro de los problemas que vive la sociedad de nuestros tiempos está justamente el del auge de la delincuencia y el de una casi incontrolable inseguridad ciudadana, lo cual se debe en gran medida a un ambiente social en el que predomina la falta de fuentes de trabajo, sin que con estas reflexiones se pretenda excusar a delincuentes natos que a partir de taras biológicas se inclinan por una vida vinculada al delito, ni tampoco se busque justificar que existan personas que prefieran la vagancia u ociosidad a la posibilidad de trabajar aunque sea en oficios de baja jerarquía social y de bajos ingresos, de tal manera que no se puede justificar la delincuencia ni tampoco se puede dejar de advertir que en la medida que un país no haga esfuerzos por tener políticas constantes y consistentes para mejorar la distribución de la riqueza y el bienestar de la colectividad, la pobreza se convierte en un indiscutible factor generador de actividades delincuenciales y de afectación de la seguridad de las personas que deben vivir en un ambiente de zozobra e intranquilidad permanente.
Otro de los elementos que está creando serias alteraciones en la vida de los países desarrollados, es el que tiene relación con los problemas migratorios que han ocasionado serios disturbios en Francia en la que habitantes que pertenecieron a las antiguas colonias africanas-francesas reclaman una incorporación más igualitaria a la sociedad, lo cual está provocando incluso sentimientos xenofóbicos como acontece en España donde muchos latinoamericanos han emigrado a la antes llamada “Madre Patria” lo cual ha generado conflictos de carácter étnico-cultural en la sociedad española. Estados Unidos ha llegado al extremo de optar por construir una muralla que impide migraciones hacia su territorio, medida indignante y merecedora del más enérgico rechazo, pues no se puede establecer ese tipo de barreras en una sociedad en la que cuando a los países desarrollados les conviene las llaman una sociedad globalizada que ha colocado en el archivo del pasado las fronteras entre los países. En definitiva los grandes problemas del mundo contemporáneo en los que no se puede excluir el narcotráfico que produce dinero fácil, tienen como elementos generadores de esa conflictividad social la pérdida de valores morales a lo que se une un elevado porcentaje de pobreza que tiene como causa la abismal inequidad de ingresos entre ricos y pobres y esa es una brecha que hay que acortar si se quieren evitar crecientes conflagraciones sociales.

La caridad: una opción ante la pobreza
Uno de los recursos o mecanismos más recurrentes con el cual se trata de paliar o atenuar los problemas que genera la pobreza, es el de utilizar sistemas de ayuda voluntaria, que en algunas ocasiones tienen como intencionalidad el ser meramente dadivosos o limosneros, lo cual en términos conceptuales tiene como defecto evidente que quien(es) realiza(n) una labor de este tipo, lo hace(n) para aparecer como personas solidarias con los pobres, o al menos que tienen una preocupación por quienes carecen de recursos suficientes para una subsistencia digna y confortable. Sin entrar en mayores análisis, aquello está lejos de ser cristiano como doctrina inspiradora de esta clase de acciones, pues al efectuarse una promoción de la ayuda que se da se está haciendo al mismo tiempo una ostentación que es incompatible con el verdadero sentido de la solidaridad humana o de la caridad como virtud teologal, que tiene como fundamento insustituible que quien realiza una obra realmente solidaria no debe hacer ostentación de aquello, “la mano izquierda no debe saber lo que mano derecha da o hace”, dice una genuina expresión de hondo sentido humanitario, lo cual no significa que debe ocultarse la verdad de una acción o gestión realizada, la misma que siempre debe ser conocida para una correcta información de la colectividad.
Entendida en consecuencia la caridad como una virtud que bíblicamente se la concibe como un mecanismo que vuelva realidad el precepto cristiano de “amar al prójimo como a ti mismo”, no puede ser excluida como un factor que contribuye al alivio de la critica y en ocasiones desesperante situación que genera la pobreza, pero esta actitud debe ser entendida como una labor complementaria y no primordial. Por lo que debemos procurar y ese es el aspecto de fondo que debemos resaltar, que la pobreza debe ser enfrentada a través de políticas sociales permanentes que incluyan programas de atención gratuita y de suministros de medicamentos (preventivos y curativos) en el área de la Salud, que exista un sistema educativo que posibilite que todos, incluyendo a los más pobres, puedan acceder a una Educación que renueve sus esperanzas de vida y les proporcione herramientas de superación personal y humana, un programa de Seguridad Social que en la práctica y no en declaraciones alivie y auxilie a las personas de escasos recursos económicos en contingencias o riesgos a los que está expuesto toda persona, como casos de accidentes que le provoquen invalidez temporal o permanente, que se lo socorra en caso de cesantía por falta de trabajo, que se lo proteja en la vejez, Programas de Vivienda que le garantice a toda familia el poder tener un lugar para vivir, el contar con servicios básicos como el suministro de agua, luz, telecomunicaciones, transportación, a costos asequibles a su utilización, y en definitiva que se garantice a las personas en cualquier circunstancia de la vida que le sea adversa, el poder tener algún tipo de apoyo de la sociedad representada por instituciones creadas para ese fin, a todo lo cual habría que añadir el que se pueda contar con un ambiente libre de contaminación y con un sistema de seguridad y justicia que proteja al ser humano en el respeto de sus derechos y garantías conquistadas a través de luchas históricas de la humanidad.
De lo antes señalado se infiere que quienes gobiernan un país o dirigen un Estado, tienen que preocuparse ineludiblemente por crear un clima social que no permita que hayan personas de primera o de segunda condición en función de factores de orden monetario, para lo cual quien administra la cosa pública debe tener claro que ese ambiente debe estar orientado a proteger al conjunto de la sociedad proporcionándole el máximo bienestar posible a todos y no a unos pocos, para lo cual deben existir manejos económicos austeros y transparentes de los recursos públicos del país, que contribuyan a que no se incuben factores que vuelvan traumática la situación económica del conjunto de personas que habitan en un país, los cuales deben tener como garantías mínimas una estabilidad de precios en los productos que consumen para su supervivencia (productos de primera necesidad), que existan fuentes de trabajo para lo cual se debe garantizar y proteger el ahorro y las inversiones, que no se estanque el crecimiento económico como elemento dinamizador de una mayor producción de bienes y una mejor prestación de servicios que desemboquen en una mejor calidad de vida, para cuyo fin se vuelve un imperativo que el crédito se democratice y llegue a todos los sectores especialmente a los medianos y pequeños productores, si es que no ignoramos que el 75% de la oferta de empleo está dada por estos sectores productivos.

El Producto Interno Bruto (PIB) y el ingreso per cápita como expresiones de bonanza social
Con mucha frecuencia se utilizan cifras para tratar de decirle a una sociedad que existe una bonanza económica y que las cosas marchan bien en un determinado país. Entre esas cifras, una de las más mencionadas es el llamado Producto Interno Bruto (PIB) que se lo establece como el resultado de la suma de todo lo que un país genera como riqueza cuantificable monetariamente y se afirma con razón que el país ha crecido económicamente porque el PIB ha aumentado, por ello y para evitar confusiones es necesario resaltar que crecimiento económico no es igual a desarrollo social o humano, el desarrollo social o humano se produce cuando el conjunto de la sociedad vive en condiciones confortables, cuando todos disfrutan de un mínimo de bienestar, cuando la riqueza se la distribuye sin grandes desigualdades, esto es, que no existan pocos que ganan demasiado y muchos que ganan muy poco, de tal manera que desarrollo social existiría cuando las personas gocen de servicios básicos asequibles a su capacidad de consumo (salud, educación, seguridad social, vivienda, agua, luz, telecomunicaciones, transporte, vías de comunicación, etc.), lo contrario es que pocos disfruten ilimitadamente de estos servicios y la mayoría no los disfrute o lo disfrute con grandes limitaciones, por lo que en definitiva el crecimiento del PIB no es un factor que determina que por el aumento del monto de la riqueza de un país la pobreza de hecho ha disminuido, puede influir si es bien administrado y distribuido pero no es el único factor a considerar.
Otro de los factores que se lo esgrime como elemento de bonanza social y económica es el denominado ingreso per cápita (por persona), que resulta de la división del PIB para el número de habitantes y ese ingreso per cápita puede crecer pero tampoco aquello significa que existe mayor desarrollo social por el hecho de que aumente nominalmente el ingreso per cápita, si se considera que algunos pueden percibir a manera de ejemplo 30.000 dólares al mes y otros 100 dólares mensuales, lo que hace que el promedio de ingreso por habitante suba por los altos ingresos de unos, pero no significa que hay mayor equidad social, menos pobreza, simplemente es una cifra que arroja un promedio importante desde el punto vista económico, sin que ello signifique que todos han mejorado su calidad de vida, es un factor a considerar y orientador pero no es tampoco el único.
Otro de los factores que se utilizan para expresar el avance de un país es el Presupuesto del Estado que contiene los ingresos que el país recibe por recaudación de impuestos a sus habitantes (IVA, Impuesto a la Renta, Impuesto a los Consumos Especiales, a la Matriculación Vehicular, etc.), al igual que los que ingresan por exportación de productos naturales (petróleo, gas, minas, etc.) e igualmente contiene los egresos que se destinan para atender los servicios que el Estado presta a sus habitantes. Su monto superior o su crecimiento anual no significa necesariamente bonanza de un país, puede significar inversamente mayor gasto improductivo si no se controlan los gastos corrientes y no se asignan recursos para inversión social o desarrollo humano, de tal manera que el Presupuesto es un instrumento técnico que bien estructurado puede convertirse en la mejor herramienta de un adecuado desarrollo humano y un mecanismo apropiado para una mejor distribución de la riqueza.
Otro de los elementos que se considera en cifras para analizar la situación de un país es su balanza comercial, que es el resultado de establecer el monto de lo que se exporta, en el caso del Ecuador: petróleo, banano, pesca, flores, camarón, madera, etc., y lo que se importa, bienes para poder producir o bienes para comercializar, de tal manera que si lo que se importa es menos de lo que se exporta hay una balanza comercial favorable, y ese superavit pasa a formar parte de una reserva monetaria que le permite al país tener un “colchón monetario” que lo puede socorrer en épocas de crisis o de desbalance de la propia balanza comercial.

Situación actual de la pobreza en el mundo, América Latina y el Ecuador
Si partimos del concepto ya expuesto anteriormente que la pobreza existe en la medida que una persona o una familia carece de recursos suficientes para poder supervivir dignamente. O existe indigencia cuando una persona no tiene recursos económicos mínimos para subsistir, los datos y análisis de los últimos años señalan que han existido progresos a nivel mundial, en el enfrentamiento de este prioritario problema social, para cuyo efecto se toma como ejemplo el caso de Inglaterra (que es conveniente recordar es la cuna de la democracia al ser la primera en dictar una Constitución, la llamada Carta Magna de 1215), donde el actual gobierno del Partido Laborista dirigido por el Primer Ministro Tony Blair ha logrado mejorar ostensiblemente las condiciones de vida de las personas de menores ingresos, a base de mejorar remuneraciones cualitativamente, es decir el aumento del ingreso es real al ser superior al porcentaje de la inflación, por el mejoramiento de servicios fundamentales como el de Salud, de la Seguridad Social, Programas de Vivienda, Educación, incremento de la obra pública, disminución del desempleo, etc., que son los factores que inciden directamente en un mejor bienestar social, lo cual prueba que son las acciones de contenido humano las que ayudan a enfrentar la pobreza y las inequidades sociales, a la pobreza no se la derrota con palabras ni Decretos de Gobiernos de turno, sino con políticas de beneficio colectivo, si se resolviera el problema con Decretos, los Estados Unidos hubiesen reducido sus niveles de pobreza según un expedido por el ex–Presidente Lyndon Jhonson indicando que había que “derrotar la pobreza”, cuarenta años más tarde Estados Unidos tiene un 7% de pobres en relación al 6% que tenía en aquella época.
En lo que se refiere a América Latina los países que exhiben una menos inequitativa distribución de la riqueza son Chile 18,7%, Uruguay 18,8%, Costa Rica 21,1% según informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con la advertencia que mientras Chile mejora sus índices de baja de la pobreza, Costa Rica y Uruguay los han incrementando estos tres últimos años, en que el país con mejor nivel de mejoría es Argentina que ha logrado disminuir sus niveles de pobreza e indigencia del 45% al 26%.
Finalmente Ecuador según últimos datos (Julio 2006) del INEC, tiene niveles de indigencia que llegan al 10% y de pobreza al 39%, lo cual es bastante alto, no obstante haberse logrado disminuir en un 5% en relación al año 2000 dichos índices, disminución que es una tendencia en la casi totalidad de países de América Latina y el Caribe.

Conclusión
Para concluir reiteramos que la pobreza es el efecto de una mala administración de los recursos públicos tanto desde el punto de vista político como económico, obedece a falta de políticas de Estado en el campo social, al aumento de la corrupción que enriquece ilegítimamente a unos pocos y perjudica a las mayorías, a la falta de un sistema de justicia confiable que no favorezca a la impunidad, a la falta de igualdad ante la ley donde hay unos privilegiados que hacen lo que les da la gana y otros que no tienen protección alguna en sus derechos y garantías fundamentales, a una necesaria descentralización y desconcentración de la administración pública que vuelva ágil su gestión y acerque el poder al ciudadano, a un indispensable apoyo al sector productivo como generador de bienes y servicios, a una falta de transparencia de acción de la dirigencia política que degrada la democracia al convertir a la política en el arte del engaño y la mentira, en síntesis sólo en la medida que exista sinceridad, honestidad y voluntad de servir a los demás sin espera de recompensas, es posible avanzar hacia un mayor bienestar compartido, sin que aquello signifique que se eliminen las inevitables imperfecciones que caracterizan las acciones humanas.

Enero 5 / 2007

















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