(Conferencia en organización de Asociaciones de Periodistas Iberoamericanos dictada en New York el 3 de junio del 2003)
El periodismo siempre significó comunicación, y sin temor a equívocos la comunicación es el vínculo más idóneo que acerca a los seres humanos, es la vía que los conduce a confraternizar, a vivir juntos, es el mejor instrumento y medio para procurar la armonía y paz social, sólo con y a través de la comunicación es que podemos enterarnos de sucesos y acontecimientos que se producen dentro de una colectividad, es en síntesis el camino que nos aproxima al conocimiento de realidades y nos sitúa en el entorno o ambiente en el que desenvolvemos nuestras actividades.
Este ensayo de definición se justifica para poder establecer que desde que aparece lo que podría llamarse históricamente el primer periódico que fue la Gazette de France, fundada por Teophraste Renaudot que la edita en 1631, por influencias de ese renombrado político francés que fue Richelieu, nos lleva a una primera observación, los primeros periódicos son publicados como una especie de informativos oficiales de carácter político de quienes gobernaban un determinado país, ello explica también el surgimiento de una serie de gacetas en Inglaterra, Italia, España y en general en toda Europa, siendo el primer diario que se edita con un carácter independiente, el llamado Daily Courant publicado en Inglaterra en 1712, es decir, que las primeras expresiones del periodismo se producen en Europa, en una época de la humanidad en que dichos países alcanzaron un superior nivel de desarrollo, comparándolos con otros países del mundo, época que desde el punto de vista del espacio temporal, está situada en un periodo que la Historia la denomina como fines de la Edad Media y principios de la Edad Moderna. En América Latina las primeras apariciones de periódicos están dadas por la publicación de la Gaceta de México en 1722 y la Gaceta de Lima en 1743, menciones que las estimo necesarias y que nos permiten determinar que aquello es demostrativo de realidades históricas, América Latina tiene manifestaciones de avance en su desarrollo con mucha posterioridad a las que exhibe Europa, y por otro lado, estas publicaciones efectuadas en México y Lima, descubren que los adelantos que tuvieron las civilizaciones Azteca y Maya en México y la de los Incas en el Perú, fueron civilizaciones autóctonas o aborígenes que alcanzaron un mayor protagonismo comparándolas con otras similares de América Latina y El Caribe. Esta mención, en razón del tema que debo exponer, nos permite bosquejar con un mayor grado de objetividad, hechos y circunstancias históricas, que servirán para un mejor entendimiento de la realidad latinoamericana y sobre todo provocar inquietudes e interrogantes en tan selecto auditorio y poder aperturar un diálogo con los distinguidos asistentes, como son mis personales deseos.
Hecho este ligerísimo recuento histórico con el que básicamente busco establecer el camino recorrido por el periodismo, recuento del que resulta evidente su siempre gran connotación social, nos posibilita arribar a una mejor comprensión de su proceso evolutivo en América Latina, debiendo señalar en homenaje a la verdad histórica, que el periodismo latinoamericano ha tenido dos corrientes teóricas de marcada influencia, la una originada en Europa, más apegada al campo sociológico y artístico, una comunicación mucho más estructuralista. La otra vertida desde los Estados Unidos que está más vinculada a la utilización de tecnologías, por lo cual se considera a los Estados Unidos como los iniciadores de la comunicación funcionalista, apreciaciones que no quieren decir, que una y otra forma de hacer comunicación son excluyentes, si no que al contrario, sin perder su original particularidad o tendencia, son formas que comparten métodos, porque también en Estados Unidos se ha desarrollado un proceso social y cultural en el periodismo, al igual que en Europa se ha desarrollado con marcado ascenso la utilización de medios tecnológicos en comunicación. Es conveniente anotar asimismo, que a partir de la llamada época de la post guerra, es decir después de la Segunda Guerra Mundial, la práctica del periodismo que en los albores y vigencia del romanticismo tuvo una estructura más orientada hacia el análisis literario, antes que ser informativo en el estricto sentido de la palabra, comienza a tener connotaciones geopolíticas en América Latina cuando se consolida el auge de la tecnología informativa, de la cual América Latina es un importador, un dependiente, y partiendo de tan objetiva realidad ya no sólo se comienza a hablar y escuchar del periodismo como un medio informativo, si no que se empieza a hablar de un proceso de comunicación social que comprende la generación, producción, edición, difusión, percepción, interpretación, socialización y efecto de los mensajes, elementos en los que podríamos encontrar una fuente de manipulación, inclusive intelectual, pues con el manejo de formas simbólicas es posible conducir a una sociedad como la latinoamericana, con una gran fidelidad hacia los medios de comunicación, a procesos de aculturización y pérdida de identidad, a tal punto que hay que admitir que los medios se han constituido en el elemento de mayor credibilidad de la sociedad latinoamericana, en otras palabras, lo que los medios digan o dejen de decir tiene una influencia determinante en la forma de pensar, en la óptica con que se analizan acontecimientos, en la forja de una conciencia social que va generando rupturas con el pasado. Pero dónde se origina el problema, o no comprendimos con la debida claridad mental que justamente el vertiginoso avance de las comunicaciones volvió el mundo mucho más internacionalizado e interdependíente que antes, o simplemente nos hemos rezagado históricamente la respuesta hay que buscarla en la juventud, porque siendo América Latina un subcontinente de gente joven, que se está formando al influjo del auge del desarrollo tecnológico de los medios audiovisuales de comunicación dónde los jóvenes encuentran que más aprenden de sus vivencias personales que lo que les enseñan sus maestros o lo que les dicen sus dirigentes, encuentran en fin de cuentas un divorcio entre la realidad que viven y los discursos o prédicas que escuchan, aquello amerita al menos una seria reflexión para identificar causas de ese divorcio entre lo que el joven anhela y lo que la realidad le dice u ofrece.
Qué va quedando entonces para el hombre sencillo, para el que desconoce, porque no se ha educado para ello va inclinándose por percibir un tufo de resentimiento que la sociedad le va imponiendo, va sintiendo un sabor agridulce de chabacanería sazonada con ingredientes chismográfícos producidos por el clima social contaminado en el que habita, por eso llega a solazarse con aspectos noticiosos donde la información truculenta y especulativa tienen un círculo de lectores y una audiencia confiable, sea que la noticia sea escuchada como simple rumor callejero o que sea transmitida o retransmitida por prensa escrita, radio o televisión.
Desde otro ángulo hay dos maneras de efectuar un análisis de los medios de comunicación o de la práctica del periodismo dentro de lo que es el devenir de la sociedad latinoamericana: en lo que tiene relación con su aspecto formal y en lo relacionado con su fondo y contenido. Por su forma en función de los grandes y pequeños espacios que incluyen o excluyen actores y temas, que en un momento dado se requieren para formar corrientes de opinión que aporten alternativas de solución a los grandes problemas sociales, económicos, morales, políticos, administrativos, educativos etc., y en esta parte del análisis, nos encontramos con la fijación de imágenes y juego de colores de la prensa, de manejos virtuales en los medios audiovisuales, que persiguen hacer énfasis en las emociones de los individuos, postergando un proceso lógico de razonamiento como lo sostiene el gran maestro canadiense de la comunicación Marshal Mc Luhan, produciendo a su vez en cambio, en lo que respecta a lo de fondo y contenidos, el que estos se emitan en forma incontrolable y con escaso profesionalismo y especialización, de ahí que el cerebro del individuo reacciona más al medio como tal, que al contenido de la información, por ello surge la necesidad de dedicarse al estudio detenido de los efectos de los mensajes que producen los medios en la sociedad, y es fácil establecer que se termina priorizando los problemas formales de la comunicación, con lo cual lo que se logra como lógica consecuencia, es una desmedida influencia de la tecnología en la comunicación y en esto ya entran a ser protagonistas los grandes medios de difusión colectiva como el caso de la radio, la prensa, la televisión y evidentemente todo lo que es informática.
Como consecuencia de lo anotado, surgen en los países latinoamericanos nuevos escenarios y por ende nuevos e inéditos retos de la comunicación, que deben preocupar fundamentalmente a las Academias como entes formativos de los nuevos profesionales del área. Las estadísticas de los propios medios señalan que se deja a un lado el tratamiento de temas relevantes que pudieran favorecer el bienestar de la sociedad y en cambio se promueven juegos infantiles que dejan de ser en esencia recreativos, se programan telenovelas que en muchos casos distorsionan valores o crean falsas creencias o expectativas, y se termina con programas que comercializan el morbo, desencadenándose con ello una violencia informativa, como efecto tangible de una desenfrenada competencia de los medios por vender, cuando su fin primordial debería ser informar y orientar a la sociedad. En esta parte lo digo enfáticamente, me adhiero sin reservas al menos en teoría a la tesis norteamericana, lo que debe existir es un "periodismo independiente del gobierno pero dependiente de la comunidad".
Los efectos de los mensajes que causan los medios de comunicación en la sociedad latinoamericana en su profunda crisis actual, constituye un tema que sin duda debe preocuparnos y debe ser materia de un detenido tratamiento en el periodismo moderno, sea este escrito, radial o televisivo, en razón de la ya expresada incuestionable incidencia que tienen en el comportamiento social, en la conducta individual, en el seno de la familia y en definitiva en la entretejida red que constituye la sociedad en su conjunto.
En la década de los años sesenta la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que agrupa a los propietarios de los medios de comunicación en América Latina, empieza a preocuparse y darle importancia a la formación de periodistas, por su parte la UNESCO auspicia la creación de ciertos organismos especializados, como es el caso de CIESPAL en el Ecuador, pero hay que advertirlo, el problema de la labor informativa no compete exclusivamente a los periodistas, sino que tiene que ver con las grandes decisiones que adquieren los empresarios de medios de comunicación y las agencias de prensa internacional. Esto lo subrayan los participantes del famoso informe MC Bride, presentado en 1978, también denominado nuevo orden mundial de la información, nombre que se le dio a la llamada "reivindicación en favor de la descolonización de la información", para que universalmente se acepte el principio de una justa reequilibración en la transmisión de las informaciones. La resolución de la ONU adoptada en 1990 sobre este particular, recomienda a los Estados cooperar y actuar, a fin de reducir las disparidades que caracterizan la circulación de la información y proporcionar una asistencia mayor para el desarrollo de las capacidades de infraestructura de comunicación en los países en vías de desarrollo, a efectos de que los encuentre preparados para enfrentar el establecimiento del referido nuevo orden internacional de la información, lo cual está estrechamente vinculado con el establecimiento de un nuevo orden socio económico, existiendo comentaristas de la temática comunicacional que llegan a considerar que esta es una condición previa para las transformaciones que deben producirse en el campo del periodismo moderno, lo cual incluye lo educativo, lo científico, lo cultural.
Dicho lo indicado hay una lógica conclusión, no necesitamos repetirlo, los medios de comunicación tienen una enorme influencia en el mundo contemporáneo, si hoy día estamos hablando de un auge de la sociedad de la información, si estamos hablando de un avance irrefrenable de lo tecnológico, es indiscutible que si alguien ha tenido gravitación, en una doble vía, influenciado o influenciando, es el periodismo; o, dicho en palabras contemporáneas, los medios de comunicación social, por eso lo sostenemos y lo reafirmamos, el periodismo no es un medio de comunicación a secas, es en palabras precisas la forma de comunicarse que tienen las personas dentro de una sociedad, entre quienes las dirigen y los dirigidos, entre gobernantes y gobernados, aquello explica que ciertos programas que no tienen mayor contenido formativo, pero que son expresiones de la vida real, encuentren gran sintonía a despecho de quienes quisieran una información más bien orientadora, una información que guíe, una información que contribuya a forjar una consistente conciencia social, que posibilite que los ciudadanos puedan distinguir racionalmente mejor las cosas, el poder tener una visión segura de que es conveniente o que no es conveniente, que es verdadero y que es falso, que es real y que es aparente, que es engaño o mentira y que es verdad, que es injusto y que es justo, que es honesto y que es deshonesto, en fin un conjunto de valores que podrían ser debidamente orientados por el periodismo o los medios de comunicación, en cumplimiento del rol social que les corresponde como tales.
No puedo terminar esta primera parte en la que he pretendido abordar el tema de la influencia del periodismo en el desarrollo latinoamericano y en el Ecuador, como me fue solicitado por los gentiles organizadores del evento, sin hacer mención a frases extraordinarias como la de Luis de Bonald que sostiene prefiere "un periodismo que pudiera escandalizar a aquel que silencia", porque para el primer caso hay mecanismos que la misma sociedad ha creado, que es la ley, pero en cambio cuando se silencia algo, puede un Estado o una sociedad sucumbir por falta de información, por ello nos adherimos por principio y pensamos es preferible un periodismo que aún con sus defectos diga lo que está diciendo a un periodismo que calle, por ello también sigue siendo oportuno recordar aquella frase de Voltaire que sostenía "no puedo estar de acuerdo con lo que alguien dice, pero daría mi vida para que esa persona lo pueda decir" o la expresión de ese gran patriota que fue Thomas Jefferson, que señalaba "si existe una prensa libre donde podamos expresarnos está garantizada la convivencia democrática de una sociedad", por todo lo expuesto concluyo sosteniendo que al margen de los análisis que se hagan sobre la realidad del periodismo o de los medios de comunicación, sobre sus fortalezas o debilidades, su misión es superior a cualquier problema que pueda generar dentro de la sociedad, nos referimos por supuesto a una prensa que tenga como soporte inseparable la ética en su responsabilidad frente a la comunidad.
Me queda agregar algo que no puedo dejar de decirlo, han hecho bien los organizadores en darle al Seminario la denominación de Periodismo Moderno, pues no sólo es un nombre clásico que respeta la historia, sino que a despecho de que quienes utilizan la terminología de medios de comunicación social, que en verdad lo son, el término periodismo es más propio, pudiendo ser aplicado indistintamente al escrito, oral o audio visual, en cambio el término Comunicación se lo aplica a muchos campos como el de las telecomunicaciones, a vías de comunicación, a relaciones públicas o privadas interpersonales, etc.
América Latina un subcontinente subdesarrollado
No obstante que la palabra subdesarrollo, repetida y constantemente usada, no resulta nueva ni llama la atención en ningún tipo de foro en que se la pronuncie, sin embargo es pertinente que identifiquemos ese subdesarrollo, a efectos de que esta palabra no signifique mimetizar una opinión o criterio, al que somos adictos los latinoamericanos. En el intento de sumergirnos en el análisis de tan sensible y no menos espinoso tema, es lógico que comencemos por señalar cuáles son las razones para asegurar, consciente o inconscientemente, que América Latina pertenece al tercer o al cuarto mundo, o al menos que la mayoría de sus países están insertados y forman parte del no muy honroso mundo subdesarrollado. Hay hechos y existen evidencias que no pueden discutirse, la riqueza entendida como resultado de la producción de bienes y servicios y como consecuencia de ello, como condición imprescindible e innegable para generar bienestar, es medible en función del Producto Interno Bruto de un determinado país, de una determinada colectividad, y no obstante que las cifras son expresiones numéricas frías, que no constituyen en ningún caso verdades absolutas, ni son tampoco instrumentos de satisfacción de necesidades humanas, no puede dejar de admitirse, son referencias válidas para profundizar una investigación, para reflexionar sobre realidades. No se discute que el mundo desarrollado produce y maneja la riqueza del 80% del producto interno bruto mundial y que el mundo subdesarrollado entre los que se encuentra América Latina, apenas maneja el 20% del gran acervo productivo a escala universal, que esa riqueza generadora de bienes y servicios la administran los llamados acertadamente países desarrollados o mal llamados industrializados (cuando hablamos de una época posindustrial), aquella realidad de porcentajes antes citados, se traduce en un hecho real que también es irrefutable, las condiciones de vida, la calidad de vida, el bienestar de los latinoamericanos y caribeños, a los cuales no podemos diferenciar en razón de su ancestro, sus realidades socioeconómicas y su identidad cultural que son similares, nos hacen adherir a la tesis, que su población tiene una inferior calidad de vida que la de los países desarrollados, pues es axiomático: a mayor riqueza existe mayor capacidad de demanda, cuando existe capacidad de demanda estamos frente a una más fluida y caudalosa circulación de riqueza, lo cual a su vez va engendrando mayores posibilidades de satisfacción de necesidades y por ende mejores condiciones de vida, abriendo las puertas al bienestar colectivo, fin ulterior que en el campo socioeconómico anhela o persigue cualquier organización social.
Otro de los síntomas que nos conduce a compartir el diagnóstico de que América Latina está inmersa en el subdesarrollo, es la creciente influencia de la principal plaga que aqueja al mundo actual: el tráfico de drogas (es el negocio que mueve más dinero después del negocio automotriz), negocio cuyo nivel de repugnancia social es tan elevado, que ha hecho que las sociedades latinoamericanas consideren al contrabando que anteriormente fue sindicado como la conducta corrompida más reprochable, como un "inocente aprovechamiento" de quienes han encontrado la ruta de hacer dinero fácil ilegítimamente, perjudicando al erario nacional, por eso hoy existen contrabandistas que gozan de la "fama" de ser dirigentes políticos o empresarios exitosos. En consecuencia es incuestionable, que así como los países desarrollados se destacan por el consumo de estupefacientes, los países latinoamericanos se han convertido en los grandes productores o procesadores de droga y aquello no puede ser un estímulo o un indicativo de que caminamos hacia un mayor y confiable e idóneo desarrollo sustentable, sino que al contrario esto desemboca en un malestar social, en un estímulo al crimen, si es que admitimos que la droga es un elemento de destrucción de vida humana, de degradación de comportamientos sociales, de aliado confiable de vicios y corruptelas de toda gama, colocándonos en el dilema de ensayar discusiones, de si es preferible liberar legalmente el consumo de drogas para frenar el cuantioso enriquecimiento ilegítimo de los capos del negocio, o encontramos que esa alternativa lo que hace es fomentar una enfermiza y degradada vida humana, en síntesis, el problema termina por ser de valores, es de aceptar el vicio o defender el imperio de las buenas costumbres.
Otro de los "negocios" lucrativos a nivel mundial, en los que América Latina no deja de ser un importante y cumplido cliente es en el consumo de armas, "consumo" que no sirve para proteger o defender la vida humana, sino que al contrario sus efectos son letales y es destructora de vida, teniendo además como agravante peligroso, el que favorece se produzcan guerras fraticidas entre personas de un mismo país o de una misma localidad, o entre países hermanados por la historia, por lo que el tráfico o negocio de armas sólo demostraría que estamos al servicio de los intereses y negocios de los grandes países o de los grandes imperios empresariales, que por su volumen de negocios y su poder económico han sido bautizados como transnacionales o multinacionales, pero lo triste no es aquello, lo doloroso es que nos prestamos para hacer "negocios" de una corriente o carrera armamentista que termina por hacemos sujetos u objetos de nuestra propia tragedia y auto destrucción.
En lo que América Latina sin duda está demostrando ser extremadamente fecunda y fértil, es en el uso y cultivo de una retórica que ha degenerado en una creciente demagogia, lo cual a su vez implica una abierta degeneración del sistema democrático y republicano de gobierno, degradación o degeneración de la democracia que viabiliza con el imperio de la demagogia, que cohabitemos impunemente dentro de un comportamiento social, en el que prevalecen la mentira y la corrupción, antivalores al que desgraciadamente quedan sometidas sin capacidad de reacción las mayorías ciudadanas, pues sus dirigentes carentes de la suficiente formación ideológica y de un deficiente soporte doctrinario, sin un adecuado conocimiento de la Ciencia de Estado, no encuentran otra alternativa que incursionar en los excesos de una palabrería hueca, de una retórica huérfana de contenido, de hacer uso y abuso de discursos estridentes con el que se busca cautivar a través de ofrecer y engañar a los posibles clientes electorales, con lo cual sólo se ha conseguido que una gran cantidad de países de América Latina viva en una permanente campaña electoralista, sin objetivos ni metas nacionales, sin planes estratégicos de desarrollo de mediano y largo alcance, vivimos en la coyuntura en función de las circunstancias, de acuerdo a los vientos que soplan, con propuestas efervescentes que se diluyen tan rápido como la desgasificación de un brebaje de mal gusto, por ello hay politólogos, sociólogos o estudiosos de la ciencia política, que terminan por afirmar que América Latina padece de una enfermedad crónica cuyo nombre se llama "subdesarrollo mental". Pienso y esta es una afirmación que la hago con convicción y conocimiento de causa, que América Latina ha decrecido con caracteres abismales desde el punto de vista cualitativo, en cuanto a los líderes que actualmente la dirigen y orientan; escasean o casi no existen aquellos líderes auténticamente populares de clara visión de la realidad y de una amplia cosmovisión social, no trato de hacer comparaciones ni menos aún busco ser peyorativo con nadie, pero ya no existen dirigentes de la talla de quienes en su tiempo generaron una auténtica doctrina, la del populismo, por ello hoy amerita se recuerde a Getulio Vargas en Brasil, Alessandri en Chile, Velasco Ibarra en Ecuador, Raúl Haya de la Torre en Perú, Joaquín Balaguer en República Dominicana, e inclusive a los generales Juan Domingo Perón y Rojas Pínula en Argentina y Colombia, entre los más notables o notorios, caudillos que a partir de la década de los años treinta en el siglo pasado, percibieron un profundo sentimiento y anhelo popular, lo supieron interpretar y entender y se volvieron ídolos de vastos sectores marginales, por ello adquirieron un nombre, que los ha hecho merecedores a ganar un sitio en el tiempo y convertirse en sujetos de análisis o estudio en las páginas de la historia. Los populistas que han pretendido reemplazarlos sólo han demostrado ansias desmedidas de enriquecimiento y se han dedicado a la más proterva de las acciones: explotar o aprovecharse de las grandes necesidades de las masas populares y utilizar histriónica y folklóricamente sus resentimientos, cultivados como consecuencia de la conducta de una sociedad que los ha marginado y empobrecido.
Cuál ha sido la realidad latinoamericana en sus años de vida independiente o soberana
Desde el punto de vista de los historiadores y de la historia, América Latina ha vivido una primera época prehispánica en que la habitaron, la dirigieron y la disfrutaron sus nativos, luego viene el coloniaje hispano que se lo debe situar entre inicios del Siglo XVI y principios del Siglo XIX, es decir existieron trescientos años de dominación hispana, tiempo suficiente para que calen en la idiosincrasia del habitante latinoamericano virtudes y defectos del mestizaje español, debiendo hacerse un paréntesis, los latinoamericanos somos mestizos tanto por la mezcla de nativos con hispanos (incluye zambos, mulatos, cholos, morenos, indígenas, negros, indígenas a medias que se enfadan de su ancestro, medio blancos etc.), pero somos mestizos también porque ya de España heredamos un importante mestizaje dada la realidad que vivió ese país que durante muchísimos siglos fue invadido e influenciado por el mundo y etnia árabe, pero la tercera etapa histórica que corresponde a la época de la independencia, que es la que nos interesa principalmente para efectos de un análisis como el que pretendemos, es una época que en resumen se ha caracterizado por dos discursos, lamentablemente ninguno de naturaleza positiva o proactiva, sino con marcada prevalencia del anti, el uno cargado de una vehemente e incambiable proclama anti colonial o anti hispana, y la otra, una corriente anti norteamericana, en la que no se puede afirmar pero tampoco discutir, fuimos usados como "tontos útiles" de intereses de terceros (hay que detenerse a pensar que en un futuro ya no muy lejano Estados Unidos se convertirá en un país con un alto porcentaje de población latinoamericana) el resultado real de lo anotado, es que América Latina mantuvo un discurso contradictorio, porque sin tener que hacer un mayor esfuerzo para identificar ese discurso, los propios hechos lo delatan, de un lado, las ciudades latinoamericanas, las grandes metrópolis latinoamericanas, han celebrado o celebran con especial euforia la fundación española, o en el caso del Brasil, la fundación portuguesa de sus ciudades (aunque en Brasil la fiebre anti portuguesa ha sido mucho más atenuada) y por otro lado, también se han celebrado y celebran con igual euforia, con igual emoción, las fechas libertarias que marcaron la independencia del coloniaje español. Fría y serenamente evaluada esta conducta, nos lleva a la conclusión de que siempre ha existido en América Latina un discurso al menos poco coherente, con acentuada tendencia al negativismo, lo cual está muy lejos de ser edificante y constructivo, aquello explica el doble discurso que se maneja por parte de muchos de los líderes latinoamericanos, que piensan en privado algo, que sienten íntimamente algo, pero que dicen para consumo colectivo lo que no sienten y piensan, si no lo que conviene decir para quedar bien ante el conjunto de oyentes que tienen a su alrededor, esta es la cruda realidad latinoamericana, ello explica el creciente deterioro de las condiciones de vida de los latinoamericanos, ello explica el que nos hayamos rezagado en la historia, desgraciadamente un gran líder latinoamericano auténticamente revolucionario lo sentenció "las tortillas no se hacen con palabras, se hacen con maíz", esta actitud renuente de mirar hacia la cima para poder divisar mejor lo que sucede en el llano, ha llevado a América Latina a la triste situación que hoy día sea un exportador de capital humano, despoblándose de manera preocupante, pues los que salen son gente de altísima laboriosidad o enormemente capacitadas en otros casos, esto es, gastamos recursos económicos para preparar recursos humanos que los aprovechan y utilizan otros países que los necesitan mucho menos que nosotros.
La realidad ecuatoriana
El Ecuador se inscribe dentro de las mismas fortalezas y debilidades que hemos anotado de América Latina, no son muy distantes sus conductas y su vida real, quizá habría que admitirlo, en el Ecuador el uso de la retórica intrascendente y carente de destino, es un poco más evidente y acentuado y por ello también está más deteriorada la calidad de vida de sus habitantes, duele mucho saberlo, no somos un país pobre, pero si sentimos que estamos empobrecidos por obra y gracia de malos dirigentes, sobre todo políticos, que en su mayoría sólo conocieron de la política de "la viveza criolla". Es necesario precisar que otros países latinoamericanos han logrado obtener un mayor grado de superación y desarrollo, como el caso de los países del Cono Sur, o el caso del desarrollo sostenido de Chile, que en base a los acuerdos de su dirigencia política que ha privilegiado el interés nacional a los intereses partidistas o grupales, le han permitido optar por acuerdos de carácter bilateral con los distintos países del mundo, podríamos afirmar que en los países del sur de nuestro subcontinente, existe un mayor nivel de conciencia social, se tiene un más avanzado nivel educativo y por ende tienen un mejor entendimiento y conocimiento de realidades, eso hace que las sociedades en su conjunto tengan una más clara percepción de la situación que viven o para decirlo en palabras más apropiadas, existe una mejor armonía entre lo que se percibe y lo que es real, porque a veces en nuestro apego por el auto engaño, tenemos preocupaciones que no se corresponden con la realidad, dando nacimiento a un desencuentro entre lo que se dice y lo que en la práctica se hace. Lastimosamente, cuando se produce ese desencuentro, el ciudadano encuentra que quien habla en su nombre se refiere a una realidad distinta de la que él vive, como que no siente ni le interesa el drama social y humano, desgraciadamente eso acontece con mayor repercusión en el ciudadano ecuatoriano, y esto se lo puede enunciar con mucho más énfasis ante un auditorio como el que felizmente existe la posibilidad de expresar algún pensamiento, algún criterio vinculado al escenario en el que desenvuelven sus actividades cotidianas, aunque físicamente lejos de su patria, el ecuatoriano que tuvo la posibilidad con grandes sacrificios de emigrar, haciendo grandes postergaciones de carácter familiar, desarraigándose de la tierra, tuvo a cambio la posibilidad de vivir un mundo donde pudo comprender mejor lo que es la exigente vida real, que nos permite descubrir que sólo el trabajo esmerado, el afán de superación, la responsabilidad, la ética, la seriedad, la puntualidad, permiten una vida digna, libre de desengaños, de resentimientos y en ocasiones hasta de frustraciones, sin que con estas opiniones estemos expresando que estamos de acuerdo con el actual modelo económico imperante en el mundo actual donde se produce el florecimiento de un capitalismo que simple y llanamente busca generar más riqueza, que se preocupa de la salud monetaria, pero que posterga su compromiso por la salud humana y el bienestar compartido, condición imprescindible para que exista paz y justicia social, generándose el hecho de que se concentre en manos de muy pocos la riqueza nacional, produciendo al mismo tiempo un masivo empobrecimiento de la gran mayoría de personas, que es lo que está aconteciendo en la actualidad, aunque abrigamos la esperanza que con los pocos anticuerpos que le quedan todavía a la sociedad, esta deberá reaccionar para evitar se sigan depredando las condiciones de vida de la mayoría de ecuatorianos, debiendo empezar por comprender que vivimos una época de crisis que no se detiene, y que en los albores de este nuevo siglo, no estamos viviendo lo que tradicionalmente ha vivido la humanidad, una época de cambios. En esto coincidimos con Alvin Toffler, estamos asistiendo a un cambio de época, no se trata de un simple juego de palabras, simple y llanamente estamos en el umbral de sepultar una civilización que se agotó y está por nacer una nueva sociedad con nuevos paradigmas y un escenario social, donde la unidad de propósitos y objetivos, sustituirá la alta conflictividad que caracterizó el Siglo XX que dio origen a dos guerras mundiales, a vivir buena parte del siglo en el llamado "equilibrio del terror o de las armas" como consecuencia de la lucha por el poder hegemónico que a nivel mundial libraron los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Hay que volverlo a decir, el Ecuador de inicios del Siglo XXI entristece, es desgarrador aceptarlo, pero es una verdad, el gran conjunto de sus habitantes sienten no solamente un estado de confusión, un estado de incertidumbre, sino que se va apropiando de cada uno de ellos, un desaliento, un estado de desesperanza, una desmotivación y con ello un desmoronamiento anímico, que se traduce en una pérdida de la autoestima y cuando una colectividad pierde su autoestima, pierde también su capacidad de reacción, porque ha sido tan golpeada que se siente defraudada, ya no cree en nada ni en nadie, como lo dijimos anteriormente comienza a ser penetrada por frustraciones, provocándose una disminución en el estado de ánimo, lo cual le resta posibilidades de formular planteamientos para su reencuentro con un futuro más optimista y menos deprimido.
Qué hacer: hacia dónde va o puede ir el Ecuador
Cuando queremos decidir qué hacer, lo primero que tenemos que definir es hacia dónde vamos. Es una verdad que no admite conjeturas, suposiciones, hipótesis, ni mucho menos sofismas, debemos saber por qué vía vamos a caminar, "no existen vientos favorables para ninguna travesía si no sabemos cuál será nuestro puerto de llegada". Desde el punto de vista de un país o de un Estado como es el caso del Ecuador, el fundador del país el Libertador Simón Bolívar señalaba que todo Estado debe buscar permanentemente contar con una trilogía de factores para una subsistencia digna y soberana, tener estabilidad política, garantizar seguridad y tranquilidad ciudadana y ofrecer un bienestar colectivo, de tal manera de que ese es el destino o meta a buscar, para que la vida del Estado no naufrague en la marea de la improvisación y el desconocimiento inaceptable de no saber qué hacer y cuál es la ruta a recorrer. Ortega y Gasset el gran filosofo de la razón vital sostenía, "que sólo es posible avanzar cuando se mira lejos y sólo cabe progresar cuando se piensa ser grande", parodiando a tan ilustre pensador, nos preguntamos ¿queremos un Ecuador enredado en discusiones estériles y circunstanciales de corto alcance, que simplemente nos mantendrán como país de tercer o cuarto orden, o buscamos ser un país de primer orden?, a sabiendas que no es lo cuantioso lo que impera o sobresale, si no lo cualitativo, no es un sueño utópico pensar en ser un país de primer orden, tenemos riquezas naturales que nos permiten soñar en ideales y en algo realizable.
Para comenzar a transitar por la senda de un futuro distinto en el que renazca la esperanza, es necesario admitamos con el sociólogo Daniel Bell que vivimos una etapa de transición entre una sociedad que no termina de morir y otra que no termina de nacer, hemos sepultado la "guerra fría" que surgió con el pacto de Yalta y organizó el planeta alrededor de cuatro polos de rivalidad Este-Oeste, Norte-Sur, hoy se habla de un mundo unipolar con Estados Unidos como único gran ejecutor y árbitro de lo que en el mundo debe suceder, debe hacerse o dejar de hacerse, sin advertir que Estados Unidos ha decrecido porcentualmente en proporción al PIB mundial, donde representa alrededor de un 20%, y en relación al PIB de los países ricos o desarrollados, tiene un porcentaje que se sitúa en alrededor de un 30%, cifras demostrativas que muestran caídas porcentuales de alrededor del 10% del PIB en relación al PIB mundial o de los países ricos, por ello pienso es más aproximado a la realidad señalar que el fin de la "guerra fría" remeció la geopolítica mundial, creando alianzas estratégicas entre bloques de países, dentro de ello es incuestionable la importancia adquirida por la Unión Europea, el poder económico y religioso del Oriente Medio con la escalada de precios del petróleo a raíz de la creación de la OPEP; el cambio con la proa puesta hacía el mundo del mañana que experimenta la China y sus aliados geográficos del Asia, en el que el Japón juega a dos puntas, con su mirada puesta en los países desarrollados pero observando de reojo a su antiguo enemigo y actual vecino asiático que es la China, que ha tenido estos últimos años muy altas tasas de crecimiento económico, y por supuesto la influencia gravitante de América del Norte que no descuidó unir Canadá, Estados Unidos y México. Dónde están los países latinoamericanos, su grado de influencia en el contexto del mundo globalmente considerado es escasa, al extremo que Jorge Luis Borges utilizando el lenguaje literario decía "si América Latina desaparece una buena parte del mundo no se enteraría", debiendo hacer expresa reserva del posicionamiento que van logrando Chile, Costa Rica, los países del Merco Sur y el cambio experimentado por México cuando se puso al servicio del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, como lo señalo en líneas anteriores, aunque hay que advertir una severa división de posiciones políticas que terminará por afectar el desarrollo del país y el bienestar de los mexicanos.
Este nuevo orden mundial con el que el mundo despierta a inicios del nuevo milenio, ha dado origen a un mundo internacionalizado, altamente interdependiente, generando un tejido económico interactivo de alta sensibilidad, a ello responde el que el aprieto financiero de Tailandia en 1997, o las crisis vividas por México, Brasil, Rusia, etc., hayan causado el llamado "efecto dominó", que tuvo como caja de resonancia el mundo entero. Ante esta realidad que nos puede colocar en un "sube y baja" sin saber el porqué de aquello, sin poder encontrar la punta del hilo de una madeja de la que estamos distantes de ser parte de ella, nos atrevemos a pensar que las reglas del juego en el corto plazo están dadas por el concepto darwiniano de una desigual "selección natural", donde las especies mejor dotadas sobreviven y las menos dotadas perecen. En qué lado o en qué situación está el Ecuador y me atrevo con algo de irreverencia y perdiéndole el respeto al temor de decir una verdad que no gusta: todavía estamos ensayando cuál es la definición que debe darse a la competitividad y pensaría que la definición lograda por el Instituto de Alto Desarrollo de Lausanne - Suiza es muy clara y contundente y la define "como la habilidad de un país, región, ciudad o empresa para generar proporcionalmente más riqueza que sus competidores en los mercados mundiales", el subrayado de la palabra proporcionalmente es mío, "para que dejemos de sentir un complejo de pequeñez que termina por echarle la culpa al grande por haber crecido más que nosotros". La exhortación se deduce, no gastemos tanto tiempo en definir lo que ya está claramente definido, es el momento de las acciones y no de seguir conversando en una indetenible cantidad de foros, talleres, seminarios, etc., donde se sigue repitiendo lo mismo de lo mismo.
No queda más tiempo para seguir alejándonos de la realidad, para seguir viviendo del auto engaño, eso sólo nos hace daño, esa es la peor tragedia que puede vivir un ser humano sentenció el maestro de maestros de la filosofía, el ateniense Sócrates con su inmortal frase "conócete a ti mismo". No podemos seguir aferrados a que todavía vivimos el conflicto Este-Oeste que caracterizó buena parte del Siglo XX, eso es historia, hoy debemos comprender que vivimos la era posindustrial del desarrollo tecnológico, donde prevalecerá el conocimiento o la también llamada "Revolución de la Inteligencia", ya Albert Einstein destacaba que "más importante que el conocimiento es la imaginación", eso hay que traducirlo como expresión de inteligencia. Expertos han estudiado que hoy la materia prima representa solamente alrededor de un 20% en la elaboración de un producto, el resto es investigación y creatividad, es saber presentar el producto a través de empaques, es saber preservar el producto, es analizar procesos de mercadeo, es publicidad para inducir al consumidor a consumirlo. Regresamos a las cifras, según la revista "The Economist" el 94% de científicos e investigadores pertenecen a los países desarrollados, el 6% restante a países subdesarrollados, de los cuales el 3% son latinoamericanos.
Debo concluir, no hay futuro sin visión de futuro, surge una interrogante ¿el Siglo XXI será igual al Siglo XX. La repuesta es un no rotundo, las sociedades son evolutivas, son cambiantes, el mundo del mañana hay que construirlo, no vamos a recibir legado gratuito alguno, advirtamos el escenario. Creemos que en los nuevos paradigmas que viviremos, ya no habrá cabida para la alta conflictividad que dominó el Siglo XX generando dos guerras mundiales, ello va a ser reemplazado por una fuerte corriente que invita a la unión de esfuerzos e ideas, los brotes xenofóbicos que se han sufrido a fines del Siglo XX, son una elocuente invitación a respetarnos en nuestra diversidad, el avance tecnológico es indetenible, la era del conocimiento exigirá una cada vez más alta especialización, de lo contrario nos quedaremos ensayando la repetición de otra frase que está de moda "hay que ponerle valor agregado a la producción", es decir sabemos lo que hay que hacer pero no cómo hacerlo, una vez más nos quedamos en el discurso, la producción sólo es posible con trabajo e inteligencia, con apoyo, sin trabas al auténtico sector productivo; y no, apoyando privilegiadamente al intermediario que se autotitula productor, cuando está dedicado y pertenece al sector terciario de la economía, hay que rescatar tradiciones y buenas costumbres, la restauración de valores es un imperativo, hay que ir hacia el reencuentro de una concientización ciudadana que sancione cívicamente al deshonesto, no se puede dejar a un sinvergüenza y vivaracho en manos de una justicia que es relativa y que es permeable a la influencia de corruptos y corruptores, dejar eso en manos exclusivas de la dirigencia política es como poner "los ratones a cuidar el queso", más aún si la sociedad contemporánea por el propio avance de la internacionalización del mundo, por el progreso de la comunicación virtual, es una sociedad donde los actores sociales provendrán del conjunto de la sociedad, y en ello el rol de la llamada sociedad civil organizada será un rol estelar y protagónico. No queda más que decir, sólo el trabajo constante, honrado, productivo, teniendo como escenario la organización y el orden, donde los objetivos colectivos sean definidos y tengan prioridad, donde exista un liderazgo que sea real y no retórico, nos permitirá dejar de seguir repitiendo slogans o mimetizando conceptos que no los entendemos o conocemos, eso solo nos conducirá a seguir lamentando nuestra creciente pobreza.
Sé perfectamente que he realizado un análisis crítico, eso responde a la idiosincrasia latina heredada de España, de la que también hemos heredado una tendencia al subjetivismo. Porque estoy consciente de aquello, es que he procurado ser lo más objetivo posible, he buscado ser puntual no solo en el tiempo que vivimos, si no puntual en lo que se debe decir, sabiendo que la sensatez no es nuestro mejor aliado, por ello también sé perfectamente que no existe la perfección, que los seres humanos somos imperfectos por naturaleza, si esa es una verdad irrebatible, es obvio que siempre deberá partirse de tratar de corregir falencias, de identificar nuestros propios errores, no sigamos "viendo la paja en el ojo ajeno", busquemos verla en el propio para no seguir equivocándonos, ya no hay tiempo que perder o miramos hacia adelante o naufragamos en nuestras propias limitaciones a las que nos aferramos, aunque sintamos el dolor de la impotencia de no poder superar nuestra tragedia, de no poder subsistir con algún confort y seguridad como país. Si no somos por ahora objeto de inversiones extranjeras de los países que se han modernizado, al menos modernicémonos "poniendo de moda la honradez", eso no requiere inversión ni tiene costo, sólo requiere respetar la conducta y comportamiento de nuestros antepasados, que sí conocieron el significado de la más honda de las satisfacciones: ser personas de honor.
Apéndice
No puedo terminar este comentario sin hacer expresa mención de uno de los problemas que más incide en la crisis de América Latina y El Caribe, omitirlo sería simplemente no tratar el grave problema de equilibrio de cuentas fiscales que tienen los países latinoamericanos y caribeños, factor fundamental de su aguda pobreza. Cuándo se origina el problema es el interrogante y por elemental lógica sabemos que es axiomático que todo causa su efecto, por ello es saludable conocer que el endeudamiento tiene su origen en la multiplicación por diez que tuvo el precio del petróleo a inicios de la década de los setentas (siglo pasado), lo cual generó recibir cuantiosos petrodólares por parte de los países productores de petróleo. Cómo contrarrestó el mundo desarrollado éste impacto a sus economías, lo hizo a través de un inteligente movimiento financiero que consistió en una doble estrategia, por un lado se ofrecían altas tasas de interés para atraer los capitales generados por la venta de petróleo, sabiendo muy bien los países desarrollados, que desgraciadamente los países subdesarrollados son proclives a la corrupción y al ser proclives a la corrupción, con el torrente de petrodólares que se recibían se provocaban tentaciones de recibir comisiones por ventas del llamado "oro negro", de tal manera que tanto los recursos bien habidos (atraídos por tan altas tasas de interés), y sobre todo los mal habidos (para ponerlos a buen recaudo), fueron a parar en la gran banca internacional, esos recursos depositados en la misma, se los ofreció a su vez, como créditos a los "nuevos ricos países petroleros", donde curiosamente se ofrecía dinero e inclusive se entregaba comisiones, a quienes aceptaban los créditos, conscientes como se lo indica en líneas anteriores de la afición por la coima que existe en los países subdesarrollados, así se fue forjando una deuda que con justeza se la llama eterna, pues es virtualmente impagable y está afectando y ha afectado con dureza el desarrollo de los países latinoamericanos y por supuesto contribuye a su creciente empobrecimiento. Hay que entenderlo bien, el precio del petróleo alto es muy bueno para los países productores y exportadores de petróleo, pero puede ser el principal factor de agrietamiento y desmoronamiento de la economía de los países que no producen petróleo, por ello pienso que si queremos comenzar a trabajar en una menos inequitativa distribución del ingreso mundial, hay que avanzar en un gran acuerdo mundial para fijar precios equitativos del petróleo, y lograr concomitantemente acuerdos globales en lo relacionado al pago y amortización de la deuda externa, generada precisamente, por causa del petróleo, principal elemento utilizable en todo tipo de actividades de orden económico.
A manera de ideas o sugerencias finales
Ha quedado claro que es real e incuestionable que América Latina y El Caribe en su conjunto padecen de un endémico subdesarrollo. No hay otra forma de enfrentarlo que no sea definiendo con firmeza objetivos que rebasen circunstancias, con un liderazgo firme, patriótico e idealista, y contando con el amparo de una consistente organización gubernamental que garantice orden y estabilidad que posibilite renazca la confianza y credibilidad en los ciudadanos de este subcontinente. Hemos sostenido en nuestro análisis que los males que aquejan a América Latina son mucho más acentuados en el Ecuador, ello responde a que su nivel de conciencia cívica es también inferior a la de otros países latino americanos y caribeños (principalmente del sur del continente), cuyos nombres hemos destacado en el comentario efectuado.
Todo lo expuesto, nos lleva a concluir en la necesidad imperiosa de al menos intentar sugerencias válidas, que para evitar controversias antes de intentarlas, no estén vinculadas a procesos de cambio desde el punto de vista ideológico y político (lo cual implica un natural conflicto de intereses y pasiones no exentas de dogmatismos), sino que las medidas estén vinculadas a la urgencia impostergable de buscar cauces que no sigan contribuyendo a la afectación de las condiciones de vida de los habitantes de nuestro subcontinente, pues su nivel de pobreza es angustioso, desesperante, existe hambre, por lo que no queda tiempo para la inercia. En el caso del Ecuador se pueden implementar medidas que están interrelacionadas unas a otras, que sin perder de vista la visión de conjunto de los problemas nacionales y del entorno mundial en el que estamos inmersos, puedan contribuir a que el Ecuador reflote de esa especie de naufragio en el que penosamente parece hundirse sin esperanzas de salvataje alguno. Las ideas o sugerencias que me atrevo a señalar son:
1. Restaurar la seguridad jurídica, lo cual exige un respetuoso apego de las conductas personales al mandato de la ley. Un viejo aforismo lo sentenció "dura lex sed lex", por dura que sea la ley es la ley, es verdad que en el Ecuador se dictan leyes con dedicatoria para favorecer intereses personales o de grupo, leyes que no reúnen la característica de generalidad e impersonalidad que deben tener, pero aún en esa situación indebida, la ley sigue siendo el sustento indispensable de la institucionalidad democrática, sino respetamos la ley lo que hacemos es fomentar el caos y la violencia y con ello no existe garantía alguna para nadie, en otras palabras estimular lo que termina por acontecer "en río revuelto ganancia de vividores" o contribuir a la vigencia del imperio de la frase "el 50% vive del sudor de la frente y el otro 50% del sudor de la gente". No se puede olvidar ni menos ignorar, que es deber primordial del Estado respetar las garantías o derechos fundamentales de las personas, el gran Benito Juárez lo dijo con gran lucidez "la paz consiste en el respeto al derecho ajeno", esa frase lo dice todo, ahí descansa la seguridad jurídica, que no es otra cosa que el poder ejercer derechos y cumplir responsablemente obligaciones, pero ello implica respetar la norma legal que nos rige, pues es axiomático que nuestros derechos nacen del cumplimiento de nuestras obligaciones, lo uno no existe sin lo otro;
2. Un cambio de actitud, esto es, transformar una actitud negativa, de querer ver como bíblicamente se dice "la paja en el ojo ajeno" y no ver nuestras propias debilidades, nuestras fallas, de buscar culpables antes que encontrar responsables, el futuro hay que construirlo y para ello es indispensable tengamos una actitud positiva para ir sumando esfuerzos, para sumar ideas y voluntades, para unir planteamientos y a través de esa sumatoria de esfuerzos, comenzar a refundar una nueva patria liberada de la contaminación que actualmente la corroe y destruye. Nunca olvidemos que se pueden formular propuestas inclusive con algo o mucho de fantasía, los problemas agudizados demandan acciones, no hay tiempo ni espacio para insistir en frases, no es cuestión de decir algo bonito, mejor que escribir la historia es hacer historia, y en esto me remito a esta fabulosa lección de vida que nos dio el gran escritor y catedrático latino americano, José Ingenieros "a las personas se las conoce por sus actos, no por sus palabras" y esa es una gran verdad, por ello con mucha razón Napoleón Bonaparte sostenía "en ningún país las cosas andan bien, cuando los hechos contradicen las palabras".
3. Hay que avanzar en el impulso de una democracia moderna y participativa y ello sólo es posible a través de una desconcentración del poder político-administrativo, dando participación ciudadana a organizaciones de barrios urbanos o a comunidades de campesinos en la zona rural, a verdaderas y auténticas cooperativas de producción, en definitiva a todos los segmentos y sectores de la sociedad civil organizada, cuyo rol protagónico en un Estado moderno es cada vez más necesario. Actualmente las grandes metrópolis avanzan hacia la creación de pequeños municipios en los distintos distritos de la ciudad, es lo que hay que hacer a nivel de país. Nada posibilitará ningún cambio estructural que no sea a través de procesos atrevidos y un poco radicales que nos conduzcan a una descentralización profunda, que podría llevar al Ecuador a un régimen de Comunidades Autónomas como las que tiene España o a un régimen de tipo federativo como lo tienen los Estados Unidos, Suiza, Alemania, etc., y en América Latina, el caso de Brasil, México etc., eso ayudaría a cambiar la conducta de un ciudadano que se acostumbró a pedir e inclusive a exigir, pero no a dar, es bueno recordar la soberbia frase de Jhon F. Kennedy "no esperemos tanto lo que el país puede hacer por nosotros, preocupémonos de qué podemos hacer nosotros por el país". Uno de los paradigmas del Siglo XXI es la búsqueda de la unidad de los distintos sectores sociales políticos, empresariales, académicos, la descentralización es la vía insustituible para la unidad, la conflictividad (guerras mundiales incluidas) es parte de la historia del Siglo XX que no tiene posibilidades de ser reeditada.
Es inaplazable un apoyo sin reservas al sector productivo, si no se generan bienes y servicios, bien sea a través de empresas públicas o particulares en el marco de una sana competencia que destruya cualquier vestigio de nocivos monopolios, jamás será posible mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos, es incuestionable: apoyamos al sector productivo auténtico, al generador de divisas o simple y llanamente estamos acabando con toda posibilidad de mayor bienestar del conjunto de la sociedad, no se puede seguir sosteniendo hipócritamente en buscar la justicia social a través de un mejor reparto de la riqueza, eso es correcto, pero primero hay que generar riqueza para después repartirla, reprochable es que hayan unos cuantos vivos, unos cuantos sinvergüenzas, que por fortuna son porcentualmente minoritarios, que de manera delincuencial se apoderen de recursos ajenos y se enriquecen injustamente, esa corrupción es la que hay que combatir, pero de ninguna manera satanizar la generación honesta de riqueza o bienes, venga de quien venga, porque esos bienes contribuyen al bienestar colectivo, "no importa el color del gato con tal de que cace ratones" dicen los chinos en la edificación de la China del Siglo XXI. En este punto hay que efectuar una precisión, hay que mantener el equilibrio ecológico, eso será posible cuando coexistan la producción con un medio ambiente protegido, lo uno no puede excluir lo otro, lo deseable es un medio ambiente no contaminado sin sacrificar la producción.
He pretendido realizar una referencia global del tema sobre el que he debido hacer esta ponencia, pero si hemos afirmado que el periodismo tiene una enorme influencia en la forma de pensar o de percibir la realidad por parte de la colectividad, también los medios de comunicación tienen que tener mucho cuidado para que personas sin la suficiente formación profesional, sin la suficiente especialización, se dediquen a efectuar de manera muy ligera juicios de valor sobre hechos o temáticas que no conocen bien, de las que apenas han escuchado hablar, sin conocer realidades, eso es peligroso, crea confusiones, trastoca valores, el periodista si es ético tiene que investigar, tiene que averiguar bien para poder sacar conclusiones que lo aproximen a la realidad de los hechos, por ello hago una especie de advertencia final, si el periodismo no se compromete con la sociedad a una información orientadora que guíe, si continua tratando de contribuir al escándalo, lo que está haciendo es fomentar la corrupción por un lado, y ser un agente eficaz del subdesarrollo y de la depredación de las condiciones de vida, por otro. No se puede seguir sin saber qué es lo que queremos ni a dónde deseamos ir.
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