martes, 29 de diciembre de 2009

Ciudades preventivas


El libro "Ciudades Preventivas" de autoría de varios profesionales que han venido trabajando sin descanso por favorecer campañas orientadas a persuadir a la sociedad y especialmente a la juventud, que no se deje seducir o atrapar por el consumo de drogas o estupefacientes, significa una muy alta contribución de indiscutible contenido social, que enfrenta uno de los más graves y crecientes problemas del mundo contemporáneo.

El consumo de drogas, entre los más conocidos, la marihuana, cocaína, heroína, no sólo está depredando la salud y la tranquilidad de la sociedad de nuestros tiempos, sino que se ha convertido desgraciadamente, en el más agresivo insumo para la formación de bandas de crímenes organizados, financiados por quienes trafican con el comercio de drogas que va penetrando cada vez más en las fuerzas encargadas de mantener justamente la seguridad y el orden (Policía y Fuerzas Armadas), si es que consideramos que el narcotráfico es uno de los "negocios" más lucrativos y que más dinero mueve en el mundo.

El libro sin duda tiene un alto contenido humano en el que se enfatiza que no puede la sociedad considerar al drogadicto o al que usa cualquier tipo de estupefacientes, como alguien a quien hay que condenar por algo delincuencial, son adicciones que lejos de constituir actitudes en las que el sujeto que consume busca obtener provechos del vicio o desafían la organización social, su adicción se va convirtiendo en algo enfermizo que requiere una buena dosis de comprensión y un adecuado tratamiento profesional, tanto en el aspecto sicológico como en el aspecto médico. Los autores advierten la necesidad de abordar el tema desde un punto de vista sistémico y multifocal, por su incidencia negativa en todos los estratos de la sociedad, no es un problema de carácter individual, por eso plantean que la acción preventiva debe emanar de entidades públicas, de sectores privados, de ONGs (organizaciones no gubernamentales), desde organizaciones de la sociedad civil y contando siempre con la colaboración ciudadana.

El libro advierte que los efectos del consumo de droga son difusos, crean problemas de memoria y aprendizaje, distorsionan la percepción y crea dificultades para razonar, afecta la coordinación, genera taquicardia, ansiedad, pánico. A largo plazo puede crear problemas cardiovasculares, afecta a niños cuyas madres usan droga e incluso subrayar puede causar hasta cáncer. Lamentablemente es un problema social que crece de manera multiplicada y los centros calificados para el tratamiento que existen son insuficientes.

Como medidas a implementar destacan la necesidad de realfabetizar al preventor que les permita familiarizarse con un código de comportamiento del joven, para viabilizar una adecuada comunicación de doble vía entre el preventor y el consumidor, el preventor debe estar atento a la realidad de los jóvenes porque su felicidad es su último objetivo, advirtiendo que el preventor debe meditar sobre el dolor que genera el fracaso de una campaña preventiva por una mala praxis.

Todo lo expresado hace que la Universidad Laica "Eloy Alfaro" de Manabí valore en alto grado esta publicación, que tiene el aval de expertos conocedores del tema, estudiosos del problema, entre los que se incluye nuestra docente, Decana de la Facultad de Trabajo Social, Lic. Olga Vélez de Mendoza, quien ha dedicado gran parte de su vida a colaborar con la prevención del consumo de drogas.
(Texto perteneciente a la presentación de la obra Ciudades preventivas -libro colectivo- que editorial Mar Abierto estará publicando en los próximos meses)

martes, 15 de diciembre de 2009

Deberes y derechos de los jóvenes en la nueva Constitución

Portada de la obra La educación: único camino hacia la igualdad, que estará circulando próximamente

La juventud es una etapa en la vida de los seres humanos que no siempre fue definida con precisión en ningún texto constitucional, lo cual nos lleva a una evidente necesidad la de procurar situar a qué etapa de la vida corresponde la juventud, si se considera que existen quienes sostienen que la juventud no está relacionada con la edad biológica sino como un estado de ánimo, con el goce de una buena salud, con el vigor físico, con el entusiasmo, con el ímpetu que se pone en las acciones que se realizan, con la actitud espiritual que tiene el ser humano, en resumen es una etapa de la vida en que se está comenzando a formar una personalidad.

Pero el tema de nuestro comentario no está relacionado con aspectos vinculados a la naturaleza humana, sino al tratamiento que hace nuestra ley fundamental, nuestra Constitución Política del Estado y desde esa óptica la actual Constitución vigente en el Ecuador en su Art. 39, contiene una especie de enunciado o declaración de principios sobre la juventud, en lo que en mi opinión lo único cierto, tangible y novedoso de esa disposición, es que hace referencia a los jóvenes, lo cual no acontecía en Constituciones anteriores.

Para comprender mejor mi afirmación me permito transcribir textualmente lo que dice el artículo citado: "El Estado garantiza los derechos de las jóvenes y los jóvenes, y promoverá su efectivo ejercicio a través de políticas y programas, instituciones y recursos que aseguren y mantengan de modo permanente su participación e inclusión en todos los ámbitos, en particular en los espacios del poder público.

El Estado reconocerá a las jóvenes y los jóvenes como actores estratégicos del desarrollo del país, y le garantizará la educación, salud, vivienda, recreación, deporte, tiempo libre, libertad de expresión y asociación. El Estado fomentará su incorporación al trabajo en condiciones justas y dignas, con énfasis en la capacidad, la garantía de acceso al primer empleo y la promoción de sus habilidades de emprendimiento".

A primera vista esta disposición parece decir mucho pero no garantiza nada, es una especie de declaración de buena voluntad o de preocupación del Estado por los jóvenes y por ello los incluye e incluso los convierte en sujetos de atención prioritaria del Estado.

Para ilustrar mejor el criterio expuesto, me remito al propio texto constitucional que define con claridad la etapa de la niñez, de la adolescencia y de los llamados adultos mayores, de tal manera que si quisiéramos situar de acuerdo a la edad, la etapa de la juventud, podríamos estimar que aquello se obtendría del siguiente razonamiento, niño o niña para no incurrir en inequidad de género, es aquel individuo (aquí me tropiezo con el inconveniente que no puedo decir la individua, idiomáticamente no es posible y suena muy mal) cuya edad está comprendida desde el nacimiento hasta la pubertad (12 años en las mujeres y 14 en los hombres), la adolescencia que es aquella etapa que comienza desde la época de la pubertad hasta cuando se obtiene la mayoría de edad, (18 años) los llamados adultos mayores que son aquellos que han cumplido 65 años de edad, es decir tanto a las niñas, niños, adolescentes, adultos mayores, se los define con precisión, igualmente a las personas con discapacidad, pero a los jóvenes no se los define con precisión, todo lo dicho reafirma el criterio que la juventud es una expresión referida a quienes tiene una edad en la que todavía no han alcanzado una estabilidad emocional, una madurez laboral, una estabilidad económica, una posición social definida, en definitiva están construyendo un proyecto de vida que no lo han definido en razón de la falta de conocimientos o de experiencias o vivencias que la vida nos va permitiendo aprender o nos va enseñando, que es lo que les permite a las personas mayores o con mayor estabilidad en sus neuronas, tener la confianza y seguridad necesaria en la toma de decisiones que van incidiendo en el escogitamiento de la ruta que transitará durante su vida.

De todo lo expresado no podemos tener otra conclusión que los derechos y deberes políticos de la juventud son los mismos que tienen todos los ciudadanos y ciudadanas, esto es aquellos que han cumplido la mayoría de edad, porque insisto que antes de ser mayores de edad somos adolescentes, aunque debemos advertir que un adolescente puede ser considerado un joven o un joven puede ser considerado, un adolescente, lo cual ya nos crea una confusión de orden legal pues nuestra Constitución se refiere a unos y otros en diversas disposiciones, de ahí la razón de esa afirmación.

Pero los derechos de los jóvenes no son sólo políticos según el texto constitucional que me he permitido leer, sino que tienen derechos económicos, sociales, culturales, deportivos, recreativos, etc. y cuando hablamos de aquellos nos estamos refiriendo a una gama muy variada de derechos más amplios y profundos, y eso nos conduce inevitablemente a los más notables de los derechos de todo ser humano incluyendo a la juventud, que son los derechos humanos, lo que incluye no sólo garantías fundamentales que tienen toda persona sino que también se incluyen todos aquellos derechos que tienen relación con el marco filosófico que ha inspirado la Declaración y promoción de los Derechos Humanos, que es la dignidad de las personas, el respeto que todos nos merecemos en nuestra convivencia social.

Estos derechos debe entenderse son aquellos que tienen todos los seres humanos sin considerar raza, edad, género, idioma, creencias religiosas, filiación política, condición económica o social, es decir todos somos iguales ante la ley, aunque debemos admitir que ese hermoso y sonoro enunciado se vuelve quimérico e irreal, porque la historia ha comprobado que no somos igualmente tratados por los encargados de aplicar la ley, que inevitablemente están expuestos o ceden ante la influencia del poder político y económico, por ello me detengo en un breve comentario para tener un mejor criterio de la significación y trascendencia de los derechos humanos, comenzando por recordar que los mismos son fruto de dilatadas y apasionadas luchas libradas por la humanidad a lo largo de la historia, sobre todo de aquellos memorables episodios que se inician con el Renacimiento en el siglo XV que tiene como epicentro de la defensa del ser humano, la Academia de los Medicis en Florencia-Italia, continúa con la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776, en cuyo preámbulo se incorporan los derechos humanos de las personas, se consolidan con el triunfo de la Revolución Francesa en 1789 y se consagran a plenitud con posibilidad de exigibilidad social, con la suscripción de un documento que debe ser observado por todos los países del mundo, que cuenta con el aval de la Organización de las Naciones Unidas y que se suscribe en Diciembre 10 de 1948, documento que se convierte en una especie de contrato social que debe ser imperativamente respetado por todos los países del mundo, que habían espectado en unos casos y vivido en otros casos, los terribles crímenes y destrozos de la segunda guerra mundial.

Es necesario destacar que en la tendencia actual del derecho Constitucional se busca se respeten y apliquen a plenitud los Derechos Humanos, cuya vigencia se sustenta en 4 pilares fundamentales; 1) Internacionalización, con lo cual se procura establecer que para que los derechos humanos tengan vigencia y aplicabilidad en todos los países, los tratados que versan sobre esta temática, están por encima de la legislación nacional, de tal manera que si una legislación nacional no contiene una norma jurídica que garantice suficientemente los derechos de los seres humanos consagrados en la Declaración de la ONU de 1948, se aplicará el instrumento internacional, lo cual le confiere a los derechos humanos la condición de una normativa supranacional que rebasa la legislación de los distintos países, lo cual no acontece con ninguna otra ley, en las que rige el principio de la territorialidad de la norma jurídica, que la hace obligatoria sólo dentro del territorio de un país, principio que también bloquea la posibilidad de que algún país pretenda restringirlos o desconocerlos en su legislación nacional; 2) progresividad, esto es que por principio los derechos humanos no pueden ser regresivos, es decir si una garantía ya está establecida la misma no puede ser desmejorada en un nuevo texto jurídico, debe ser progresivamente mejorada o ampliada, lo que implica que estos derechos son inalienables, permanentes y no pueden ser objeto de derogatoria o extinción; 3) interpretación favorable, lo cual significa que en cualquier caso de duda sobre la aplicación de un derecho humano, el Juez o tribunal que tenga que juzgar sobre el goce de una garantía a favor de una determinada persona, debe hacerlo interpretándolo en el sentido que más favorezca el pleno ejercicio de los derechos humanos; 4) Universalidad, los derechos humanos en cuanto garantías fundamentales de los que goza el ser humano, tienen el carácter de universales, deben ser garantizados y respetados en cualquier país del mundo sin considerar la nacionalidad de la persona, ni el lugar donde ésta se encuentre, son normas de carácter universal y en consecuencia no se puede alegar en contra de quien demanda el respeto de una garantía fundamental, el argumento de que alguno de los derechos humanos no consta en la legislación de un país, 5) son justiciables, es decir no se puede alegar inexistencia de norma jurídica para justificar la violación de los mismos, incluso la tendencia del derecho constitucional contemporáneo es que aún en la eventualidad de que alguien acuda a un proceso judicial para reclamar algo que le corresponda, el juez deberá cuidar que no se haya violado ningún derecho humano de los litigantes.

En síntesis todo lo expresado nos lleva a la conclusión que es cierta la frase con la que se los identifica "los derechos humanos pertenecen a los pueblos, no a los gobiernos", su uso y goce desbordan cualquier restricción o límites que quieran imponer los gobiernos de turno, salvo el caso de aquellos gobiernos arbitrarios, abusivos y tiránicos, en el que el pensamiento y decisión del gobernante de turno se convierte en la superan ley y como consecuencia de esta actitud se institucionaliza el abuso, el temor, el atropello, lo cual atenta contra la dignidad humana y sepulta todo vestigio de respeto al ser humano y eso atenta contra toda posibilidad de una buena calidad de vida, aquello explica que nuestra actual Constitución en su artículo 11 numeral 9, establece que el primer deber del Estado es respetar y hacer respetar los derechos consagrados en la nueva Constitución.

Para ubicar adecuadamente el tema motivo de este análisis, considero indispensable que tengamos una noción lo más clara posible de lo que es una Constitución, que no puede ser concebida como un pequeño libro o código donde se recopilan un conjunto de disposiciones jurídicas que regulan la vida de una sociedad, la Constitución es la ley fundamental, primordial e indispensable de un país o Estado, es la que da vida a la existencia de ese Estado, es la que nos dice cómo se organiza el país y dentro de esa organización, un texto constitucional tiene 2 partes, la una llamada en la teoría como parte dogmática donde constan los preceptos que contienen la garantías de las que gozan los habitantes del país, la otra, la llamada parte orgánica de la que consta la forma de organización del Estado, como se lo gobierna y administra.

El tema de nuestro comentario está referido a la primera parte de la Constitución y en ella debemos señalar que en la nomenclatura de la Constitución vigente se establece un título de derechos en general, en la cual se incluyen los principios que deben ser observados, para que los derechos sean aplicados y no sean meramente declarativos, estos principios son justamente los que rigen la vigencia de los derechos humanos y comienza por estipular que los derechos pueden ser ejercidos, promovidos o exigidos individual o colectivamente, incluyendo el hecho que el Estado está obligado a reparar a los particulares cualquier violación por falta o deficiente prestación de un servicio público o por acciones u omisiones de funcionarios, funcionarias y empleados o empleadas públicos en el desempeño de su cargo, reservándose el Estado la potestad de repetir el cobro por el daño causado contra el funcionario o empleado culpable, así como el Estado es responsable de una detención arbitraria, de un error judicial, del retardo o inadecuada administración de justicia, de la falta de tutela judicial o denegación de administración de justicia, así como por violaciones al debido proceso.

Nuestra Constitución vigente luego de recoger los principios que inspiran la aplicación de los derechos o garantías fundamentales de las personas, incorpora los llamados derechos del buen vivir, adoptada como tesis o un código de actitudes al que debe aspirar en la vida un ser humano, tesis expuesta o sostenida por el pueblo indígena boliviano de los aymaras, nuestra Constitución al definir en qué consiste el buen vivir comienza por señalar que se requiere para que ello sea posible y los primeros que enumeran son el agua y la alimentación, ambos indispensables para la supervivencia, luego se refiere a vivir en un ambiente sano "Sumak kausay" (terminología indígena), mediante la preservación del ambiente, la conservación de los ecosistemas, el equilibrio ecológico, la recuperación de los espacios naturales degradables, el uso de tecnologías limpias no contaminantes, el uso de energías no contaminantes, luego sigue con el derecho a la comunicación e información libre intercultural en todos los ámbitos de la interacción social, la creación de medios de comunicación social, la igualdad de condiciones en el uso de espacios radioeléctricos, a buscar, recibir, intercambiar, producir y difundir información veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural, sin censura previa, de los hechos, acontecimientos y procesos de interés general con responsabilidad ulterior de los informantes. En caso de violación a los derechos humanos ninguna autoridad pública negará información, garantizándose de manera expresa la cláusula de conciencia, el secreto profesional y la reserva de las fuentes a quienes informan o emitan sus opiniones a través de medios de comunicación, o de quienes laboran en cualquier actividad de comunicación.

Dentro de los derechos del buen vivir también se incluyen el derecho de mantener una identidad cultural, a difundir sus propias expresiones culturales y tener acceso o expresiones culturales diversas, el derecho del ejercicio libremente de actividades culturales y artísticas, el derecho a la recreación, a la práctica del deporte y al tiempo libre, a gozar del progreso científico y los saberes ancestrales, el derecho a la educación como deber ineludible del Estado, garantizando el derecho de la familia y la sociedad a participar en el proceso educativo del educando, a promover el desarrollo holístico del ser humano, garantizando expresamente la libertad de enseñanza y cátedra y el derecho de aprender en su propia lengua y ámbito cultural, se faculta a padres y madres a escoger para sus hijos e hijas una educación acorde a sus principios, creencias y opciones pedagógicas, se consagra el carácter universal y laica de la educación pública y su gratuidad hasta el tercer nivel, aunque debe entenderse que la gratuidad en materia de educación superior deberá estar acompañada de la responsabilidad académica de los y las estudiantes. Pienso debo detenerme a señalar a que se está clarificando que la gratuidad llega hasta cuando termina la escolaridad, esto es hasta cuando se termina la carrera.

Se incluye en el buen vivir los derechos a vivienda y habitat seguros, al disfrute de los espacios públicos, el derecho a la salud basado en principios de equidad, universalidad, solidaridad, interculturalidad, eficiencia, eficacia, precaución y bioética. El derecho al trabajo y a la seguridad social forman parte del derecho del buen vivir como parte de la realización y base de la economía personal que le garantice a la persona una vida decorosa y digna, incluyendo la seguridad social en la que puedan acceder a ella, quienes realizan un trabajo no remunerado en los hogares, así como quienes realizan actividades para el auto sustento en el campo, toda forma de trabajo autónomo y los que estén en situación de desempleo.

Además de los derechos del buen vivir al que hemos hecho referencia, en el título de los derechos se establecen disposiciones sobre las personas que gozan de atención prioritaria, entre ellas adultos mayores y en las que se enfatiza sobre la atención a su salud, a un trabajo remunerado tomando en cuenta sus limitaciones, el derecho a la jubilación, rebajas en servicios públicos y privados de transporte y espectáculos, excenciones tributarias, exoneraciones en pagos notariales y de registro, atención en centros de salud especializados, nutrición y cuidado diario, protección contra todo tipo de violencia, maltrato, regímenes especiales para el cumplimiento de medidas privativas de libertad, asistencia económica y psicológica, y se establecen sanciones para familiares o instituciones establecidas para su protección. Se incluyen entre las personas con derecho a la atención prioritaria a los jóvenes a los que ya nos referimos anteriormente, a la movilidad humana como el derecho de una persona a emigrar incluyendo asistencia a los migrantes y sus familias, también se protege especialmente el derecho de asilo y el refugio sin considerar el irregular ingreso al país, también se da tratamiento preferente a las mujeres embarazadas, a niños, niñas y adolescentes garantizándoles nutrición, salud, educación, protección contra la violencia, el maltrato y explotación sexual, de la misma manera se protege especialmente a las personas con discapacidades, a las personas con enfermedades catastróficas o de alta complejidad, a las personas privadas de libertad, a quienes se prohíbe imponer sanciones de aislamiento, se les faculta el que puedan ser visitados por familiares, el que puedan declarar ante autoridad judicial sobre el trato que hayan recibido durante la etapa de privación de la libertad, igual tratamiento prioritario se garantiza a los usuarios y consumidores, que se les ofrezca bienes o servicios de primera calidad que ellos lo elijan con libertad, protegerlos de una información precisa y no engañosa, estableciendo mecanismos de control de calidad y procedimientos de defensa, reparando daños y estipulando indemnizaciones por deficiencias, daños o mala calidad de bienes y servicios, debiendo las empresas, instituciones y organismos que presten servicios públicos, incorporar sistemas de medición de satisfacción de usuarios y consumidores, quienes podrán reclamar por la mala calidad de los bienes y servicios suministrados, así como se los protege por la mala práctica en el ejercicio de una profesión, arte u oficio.
Dentro de los derechos también existen capítulos que favorecen especialmente a comunidades y pueblos indígenas, a los afroecuatorianos, a los montubios y a las comunas.

Mención especial dentro del título de los Derechos por la directa relación con el tema tratado, tiene el referido a los derechos de participación, en la que se incluyen aparte de elegir o ser elegido para un cargo, o función pública, el de participar en asuntos de interés público, el presentar proyectos de iniciativa popular sobre normativas legales, el ser consultados, el fiscalizar los actos del poder público, el revocar el mandato que hayan conferido a las autoridades de elección popular, el desempeñar cargos sujetos a concursos de méritos y oposición, el conformar partidos o movimientos políticos, el afiliarse o desafilarse libremente de ellos, el votar obligatoriamente en una elección salvo las personas condenadas a penas privativas de libertad que tengan sentencias condenatorias, siendo el voto facultativo para las personas que tengan entre 16 y 18 años de edad, para los mayores de 65 años, para los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, para los discapacitados y los ecuatorianos que habitan en el exterior. Estos derechos políticos se suspenden de acuerdo al Art. 64 de la Constitución, por interdicción judicial mientras dure esta, salvo los casos de insolvencia o quiebra que no hayan sido declarados fraudulentos y como se lo expresa anteriormente cuando tengan sentencia ejecutoriada de pena privativa de la libertad mientras dure esta.

En el contexto del título de los derechos de las personas, se incluyen en el capítulo “Derechos de Libertad" los que se refieren a los tradicionales derecho humanos, como la inviolabilidad de la vida, prohibición de torturas, el derecho a la igualdad y a no discriminación, el derecho a la libre formación de la personalidad con el límite de no irrespetar el derecho de los demás, el derecho a pedir rectificación cuando una persona es agraviada, rectificación que deberá hacerse a través de medios de comunicación en iguales espacios y horarios, la libertad de creencias religiosas, el derecho a tomar decisiones sobre su sexualidad y orientación sexual, cuántos hijos o hijas se tiene, el derecho de asociarse o el de reunirse, el derecho a transitar libremente dentro del país y entrar y salir del mismo, el no expulsar colectivamente a extranjeros si no de manera singularizada, el derecho a desarrollar actividades económicas, la libertad de contratación, el derecho a escoger libremente un trabajo, el derecho al honor y buen nombre, el derecho a la protección de datos personales y el derecho a la intimidad personal y familiar, el secreto e inviolabilidad de la correspondencia, la inviolabilidad del domicilio, el derecho a dirigir quejas y peticiones siendo prohibido hacerlas a nombre del pueblo, el derecho de propiedad, el derecho a la libertad, no existe prisión por deudas salvo el caso de pensiones alimenticias. Se consagra el derecho de dos personas a formar un hogar de hecho, aunque el matrimonio sólo es posible entre un hombre y una mujer.

Se incluyen entre los derechos los de la naturaleza, el de acceso a la justicia. Finalmente en el Art.83 se establecen los deberes y responsabilidades de las personas que por su importancia los transcribo:

1. "Acatar y cumplir la Constitución, la ley y las decisiones legítimas de autoridad competente.
2. Ama killa, ama Hulla, ama shwa
No ser ocioso, no mentir, no robar
3. Defender la integridad territorial del Ecuador y sus recursos naturales
4. Colaborar en el mantenimiento de la paz y de la seguridad.
5. Respetar los derechos humanos y luchar por su cumplimiento
6. Respetar los derechos de la naturaleza, preservar un ambiente sano y utilizar los recursos naturales de modo racional, sustentable y sostenible
7. Promover el bien común y anteponer el interés general al interés particular, conforme al buen vivir
8. Administrar honradamente y con apego irrestricto a la ley el patrimonio público, y denunciar y combatir los actos de corrupción
9. Practicar la justicia y la solidaridad en el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de bienes y servicios.
10. Promover la unidad y la igualdad en la diversidad y en las relaciones interculturales
11. Asumir las funciones públicas como un servicio a la colectividad y rendir cuentas a la sociedad y a la autoridad, de acuerdo con la Ley
12. Ejercer la profesión u oficio con sujeción a la ética
13. Conservar el patrimonio cultural y natural del país, y cuidad y mantener los bienes públicos.
14. Respetar y reconocer las diferencias étnicas, nacionales, sociales, generacionales, de género, y la orientación e identidad sexual
15. Cooperar con el Estado y la comunidad en la seguridad social, y pagar los tributos establecidos por la Ley
16. Asistir, alimentar, educar y cuidar a las hijas e hijos. Este deber es corresponsabilidad de madres y padres en igual proporción, y corresponderá también a las hijas e hijos cuando las madres y padres lo necesiten.
17. Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país, de manera honesta y Transparente”

Septiembre 4/2009

lunes, 30 de noviembre de 2009

Autonomía, nueva normativa constitucional y el Proyecto de Ley de Educación Superior



En la actualidad se vuelve de trascendental importancia un análisis conceptual lo suficientemente amplio y profundo sobre el rol y responsabilidad que corresponde a una Universidad dentro de una sociedad y su aporte al desarrollo de la misma.

No obstante que la humanidad ha vivido en las últimas décadas una prevalencia en cuanto al juzgamiento de los problemas de la sociedad, priorizando el tema económico o monetario, no se puede desconocer que sin duda es a la Universidad como institución, a la que corresponde la provisión del más importante insumo para un desarrollo social y humano consistente, mediante la formación y provisión del más importante capital o riqueza, de una sociedad que es el recurso humano. Un buen país lo forman buenos ciudadanos y esos buenos ciudadanos para entregar un buen aporte a la sociedad de la que forman parte, requieren contar con una sólida orientación tanto vocacional como técnica, especializada y profesional, que les permita tener los conocimientos suficientes y actualizados, para que su aporte al mejoramiento de las condiciones de vida del país sean efectivamente convenientes y útiles para el logro de un mejor bienestar colectivo.

En el contexto antes señalado, la Universidad no puede excusarse de estar permanentemente revisando su gestión para tratar de optimizarla o mejorarla cualitativamente y ensamblarla con el vertiginoso desarrollo tecnológico que experimenta la humanidad en la época presente, sobre todo en el campo de la informática, cuya ayuda y soporte sobre todo a través de los medios audiovisuales deberá ser siempre parte del proceso de desarrollo de la Universidad a su interior, hoy no puede concebirse un docente desprovisto de herramientas informáticas para un mejor dictado de su cátedra, ni tampoco a un alumno que no esté familiarizado con estos insumos que sin duda son indispensables para el proceso formativo del estudiante.

Descrito el escenario en el cual la Universidad debe moverse si es que quiere cumplir con su obligación de ser un instrumento de cambio social y de tomar la bandera de un pensamiento crítico pro positivo que contribuya a la solución de los problemas de una sociedad, es que se vuelve conveniente un debate lo más elevado y racional posible, sobre la actual situación de la Universidad ecuatoriana y el marco jurídico que debe regular su actividad para que su labor sea del más alto y exigente nivel académico y en consecuencia realmente beneficiosa para tener un mejor país.

El Gobierno Nacional viene insistiendo en la urgencia de recuperar una Universidad en crisis, para ello se parte de la hipótesis no comprobada de que las Universidades y Escuelas Politécnicas del país son las de más baja calidad en América Latina y el Caribe y por supuesto de ínfima calidad frente a Universidades de países desarrollados. Se llega incluso a sostener por parte de funcionarios del SENPLADES que la Universidad es una especie de institución en estado de enfermedad terminal que requiere de una especie de terapia intensiva para poderla recuperar y la propuesta para superar esta situación crítica es la expedición de una nueva ley de Educación Superior, cuyo principal objetivo sería el que la Función Ejecutiva controle las Universidades y Escuelas Politécnicas e Institutos Técnicos Tecnológicos, a través de los dos organismos de carácter nacional del sistema de educación superior que establece la Constitución Política del Estado en actual vigencia.

A ello se añaden otras hipótesis como la de una Universidad renuente al cambio, cuyos actuales directivos principalmente sus Rectores, defienden sus pequeños espacios de poder, se agrega que en las últimas dos décadas la Universidad ecuatoriana entró en un proceso privatizador, lo cual es incompatible con la tesis de esta todavía inconclusa propuesta de un llamado socialismo del siglo XXI, que se repite con superficialidad tecnocrático y burocrático es un proyecto en construcción.

Todas las hipótesis que destaco carecen del debido sustento lógico y real, ninguna de ellas ha sido demostrada y es demostrable, no es exacto que la Universidad ecuatoriana sea la de más baja calidad en América latina, personalmente no creo que seamos ni mejores ni peores que las Universidades de este Subcontinente, existen y eso no se discute países con mayor tradición universitaria, pero lo que no es cierto es que la Universidad nacional esté en una situación de ser reprobada como institución, si aquello existiera sería una consecuencia de una crisis de la sociedad ecuatoriana en su conjunto, incluyendo la existencia de críticos espontáneos y salvadores de la educación superior en el Ecuador que hacen afirmaciones sin conocerla en sus interioridades. Tampoco es verdad que las instituciones de educación superior estén en estado agónico en función de que sus ofertas académicas no son compatibles con el mundo de nuestros tiempos, no tiene ninguna justificación afirmar que las Universidades y Escuelas Politécnicas del país se oponen a un cambio, inversamente estimo es en las Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador donde existe un pensamiento más ordenado y racionalmente crítico de una realidad presente y de la necesidad de modernizar la democracia en el Ecuador, que tenga una clara visión de un mundo multipolar que experimenta aceleradas e irrefrenables mutaciones en razón del avance tecnológico de la humanidad sobre todo en el área de la informática, desconozco si existen centros de educación superior opuestos a una rendición social de cuentas y a una necesaria fiscalización, si existen hay que cerrarlos, lo que sin duda si está en crisis es una recurrente y mala gestión en el campo político, que por supuesto no es atribuible al actual gobierno aunque tampoco puede atribuírsele al actual gobierno haber mejorado conductas democráticas en el ámbito político de nuestro país, para realizar esta afirmación me limito a reproducir cual es la óptica que se tiene en el ámbito internacional sobre la situación política de nuestro país. Por todo lo expuesto es carente de todo sustento el criterio que los miembros de la comunidad universitaria y politécnica nacional, no están dispuestos a contribuir a una mejor educación superior en el país, esa es y debe ser invariablemente la conducta y el desafío de la educación superior en este y todos los países del mundo.

Por otra parte sostener que existe una Universidad con una tendencia privatizadora en el país, es simple y llanamente desconocer procesos vividos en el mundo entero en las últimas décadas, en que efectivamente en todos los países sin excepciones se dio una creciente creación de Universidades particulares, lo cual lamentablemente en nuestro país se descontroló y desvió al tramitarse la creación de Universidades por la Función legislativa, que no reunían condiciones para ser creadas, pero aquello es subsanable a través de establecer procesos serios de evaluación y acreditación con el debido sustento académico, que permita establecer cuales Universidades no reúnen requisitos o estándares mínimos de calidad para seguir subsistiendo, cuales lucraron con la educación superior, ese es el reto, no hacer aquello es limitarse a exhibir un pretexto para desacreditar la gestión de las Universidades y Escuelas Politécnicas, que si bien es cierto no llegan a niveles de excelencia académica y están lejos de esa meta, nadie puede desconocer han contribuido a formar profesionales capaces, muchos de ellos se encuentran en altas funciones del Estado, los cuales al parecer han olvidado son producto de una institución que con sus limitaciones, al menos contribuyó en su formación profesional y en la formación de su actual personalidad.

En ese contexto la propuesta de una nueva Ley de Educación Superior la encuentro con objetivos políticos definidos (no académicos) entre los cuales destaco cuatro:

1.- Captar el control de las Universidades y Escuelas Politécnicas, absorber por parte del Gobierno Nacional el organismo público de planificación, regulación y coordinación interna del sistema;
2.- Despojar a las Universidades y Escuelas Politécnicas de sus rentas establecidas en la Ley que creó el Fondo Permanente de Desarrollo Universitario y Politécnico, Ley cuya derogatoria se planteaba expresamente, aquello ha sido hasta este momento revisado.
3.- Someter a las Universidades y Escuelas Politécnicas a una dependencia del Plan Nacional de Desarrollo y a través de ello mutilar su libertad de oferta académica y limitar su capacidad de gestión.
4.- Reducir la actividad del ejercicio de la cátedra universitaria a la de un docente que tendrá la condición de un servidor público más, desconociendo que el ejercicio de la docencia universitaria es una actividad de excepción que se la distingue del cargo público normal, en cuanto se puede ejercer cualquier cargo público y además de ello ejercen la docencia universitaria si el horario del funcionario lo permite, partiendo de la innegable certeza que un buen catedrático es una las mejores y más rentables inversiones que se puede hacer en el país.

Afortunadamente estos cuatro planteamientos (que los destaco) carecen del debido amparo constitucional que requieren para poderlos incorporar en una ley, por las razones que a continuación expongo.

Es primordial destacar que en la parte Orgánica de la actual Constitución se mantiene en el artículo 225 el concepto de una Universidad concebida como una entidad independiente, creada por ley para la prestación de un servicio del Estado que es la educación de tercer y cuarto nivel, de tal manera que en esta parte subrayo, la actual Constitución mantiene el tradicional reconocimiento de la sociedad latinoamericana en el sentido que las Universidades y Politécnicas como instituciones no forman parte de ninguna de las Funciones del Estado, llámense éstas: Ejecutiva, Legislativa, Judicial, Electoral o de Control, ni tampoco de los organismos del régimen seccional, es decir son instituciones básicamente autónomas cuyos fines y funciones también los describe taxativamente la Constitución vigente en su artículo 350, en la que textualmente expresa que su finalidad es la formación académica y profesional con visión científica y humanista, la investigación científica o tecnológica y la innovación, la promoción y desarrollo de los saberes y las culturas, la construcción de soluciones a los problemas del país en relación con los objetivos del régimen de desarrollo, debiendo en esta parte precisar, que el Sistema de Educación Superior deberá articularse al Sistema Nacional de Educación y al Plan Nacional de Desarrollo, de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 351 de la Constitución, el cual agrega que la ley deberá establecer mecanismos de coordinación del sistema de Educación Superior con la Función Ejecutiva, reconociendo la interdependencia de uno y otro.

Adicionalmente el mismo legislador constituyente se encarga de puntualizar los principios por los que debe guiarse el Sistema de Educación Superior y en primer lugar está el de la autonomía responsable, es decir es el primero de los principios por los que se guía el sistema, a los que agrega el del cogobierno, igualdad de oportunidades, calidad, pertinencia, integralidad y remarca dentro de la temática que analizamos, su derecho a la auto determinación para la producción del pensamiento y conocimiento, en el marco del diálogo de saberes, pensamientos, universalidad y producción científica y técnica global, es decir en resumen no hay dudas de una clara tendencia del texto constitucional para respetar su independencia como lo establece de una manera recurrente y puntual el artículo 355, que impone al Estado es decir a todas las Funciones e Instituciones del Estado y esto también lo subrayo, reconocer a las Universidades y Escuelas politécnicas, la autonomía académica, administrativa, financiera y orgánica, acorde con los objetivos del régimen de desarrollo y los principios establecidos en la Constitución, a los que ya me referí anteriormente, entre los cuales consta en primer lugar la autonomía responsable.

Seguidamente el propio artículo 355 estipula que dicha autonomía garantiza el ejercicio de la libertad académica y el derecho a la búsqueda de la verdad sin restricciones, el gobierno de sí mismo, en definitiva la Constitución consagra diáfana y recurrentemente la autonomía de las Universidades y Escuelas Politécnicas e incluso incorpora dentro del Título de Derechos de las personas, en el capítulo de los Derechos del Buen Vivir, la garantía del Estado a la libertad de enseñanza y a la libertad de cátedra en la educación superior, como lo señala el artículo 29 del texto constitucional, no existen en consecuencia limitantes para el ejercicio de una libertad académica que incluye la elaboración de planes de estudios, programas curriculares, diseño de perfiles profesionales, oferta de carreras que deben ser como lo expresé anteriormente concordantes con los objetivos del régimen de desarrollo y aquellos principios antes mencionados, que son los que deben guiar la vida de las Universidades y Escuelas Politécnicas, sin necesidad de tutelajes ni mucho menos de imposiciones de organismo o persona alguna.

Surge la inquietud e interrogante, qué debemos entender por autonomía responsable y aquello sin recurrir a ensayos o reflexiones teóricas, impone a las Universidades y Escuelas Politécnicas, el obrar teniendo en consideración los altos intereses nacionales, descartar todo vestigio de afanes de lucro, el que se pretenda mercadear ofertas de títulos o grados académicos, tanto en pregrado como en postgrado, el mantener rigores académicos que posibiliten formar profesionales competentes y aptos para el buen y eficiente ejercicio profesional, sembrar un espíritu investigador en docentes y alumnos, y sobre todo respetar celosamente lo establecido en el propio artículo 355 inciso cuarto de la Constitución, que textualmente dispone que la autonomía no exime a las instituciones de educación superior de ser fiscalizadas, de su responsabilidad social de una rendición de cuentas y de participar en la planificación nacional, en definitiva, autonomía es independencia y es libertad para actuar y obrar, pero no puede ser entendida como la actitud libérrima o subjetiva de ser y hacer lo que uno piensa y quiere sin entender que somos parte de una organización superior que se llama Estado, que vivimos un mundo cada vez más internacionalizado e interdependiente, de tal manera que tenemos el derecho como Universidades y Escuelas Politécnicas de auto organizarnos, de poder realizar nuestra propia programación académica, de designar y ejercer libremente nuestro gobierno y administración interna, de contar con nuestros propios recursos económicos y asignaciones presupuestarias, por ello el artículo 355 en su inciso quinto, prohíbe a la Función Ejecutiva, llámese SENPLADES, Ministerio de Economía y Finanzas o cualquier otra institución que forma parte de privarla de sus rentas o asignaciones esta Función del Estado, presupuestarias que deben ser entendidas, son aquellas rentas que están establecidas en la Ley Especial que creó el Fondo Permanente de Desarrollo Universitario y politécnico vigente desde Mayo 15 de 1996 y de asignaciones presupuestarias que han venido constando históricamente y que de acuerdo a indicada ley deben incrementarse para atender aumentos de remuneraciones y otros beneficios de orden social, ésta garantía constitucional es la que vuelve real su autonomía financiera, por ello la pretensión de derogar dicha ley, significaría una merma de autonomía no solo en lo financiero sino en lo administrativo y en la gestión a ejecutar, al bloquear la posibilidad de programar una planificación académica en el corto, mediano y largo plazo, sin autonomía presupuestaria se coarta el ejercicio de la autonomía muy especial de la que deben gozar las Universidades y Escuelas Politécnicas, como lo reconoció en un fallo el pleno del Tribunal Constitucional el año 2000, ante demanda planteada por el CONUEP.

Debe destacarse que la Constitución vigente en su artículo 353 establece 2 organismos rectores a nivel nacional para la organización y cumplimiento de las actividades de las Universidades y Escuelas Politécnicas, el uno, definido como un ente público planificador, regulador y coordinador interna del sistema, subrayo la palabra interna, organismo que tiene la finalidad de servir de interlocutor en las relaciones con la Función Ejecutiva, es decir implícitamente el texto constitucional separa a este organismo de cualquier vinculación o dependencia de la Función Ejecutiva, pretender subordinarlo o volverlo dependencia de la Función Ejecutiva, es contrariar la norma constitucional y buscar vulnerar el gobierno y administración de las Universidades y Escuelas Politécnicas, por ende la conformación de este organismo, debe nacer de las propias entidades de educación superior, sin que aquello excluya que la integren representantes de la Función Ejecutiva como medio para facilitar las relaciones que en el marco del respeto mutuo debe existir entre los centros de educación superior y el gobierno nacional.

La tesis de diferenciar el Sistema de Educación Superior con las Universidades y Politécnicas argumentando que las Universidades y Politécnicas son autónomas pero no el Sistema, es también una clara contradicción a lo dispuesto en la Constitución, eso lo establece el Artículo 352 que señala de manera puntual cuáles son las entidades de Educación Superior, por lo que aquella tesis es artificiosa y forzada, aunque aclaro dentro del Sistema están incorporados los Institutos Técnicos y Tecnológicos que deben realizar sus actividades respetando las regulaciones que establezca el organismo de planificación, regulación y coordinación del Sistema, pues éstas entidades no son autónomas de acuerdo a la Constitución.

El otro organismo que controla la educación superior es el de la acreditación y aseguramiento de la calidad de la educación superior, en la que expresamente la Constitución excluye en la integración de este organismo a los representantes de las instituciones de educación superior, es decir a los Rectores, definición constitucional de las que se infiere que en el otro organismo no tienen porque ser excluidos los Rectores, que son los máximos dirigentes de la comunidad universitaria o politécnica, son designados por cada comunidad directa y democráticamente a través del ejercicio del cogobierno, de tal manera que el organismo de planificación, regulación y coordinación del sistema debe emanar de los propios miembros de los centros de educación superior, sin que en su conformación se excluyan miembros de la Función Ejecutiva, entre ellos el Ministerio de Educación, SENPLADES, SENACYT y organizaciones provenientes de la sociedad civil, como el caso de profesionales o académicos calificados que podrían designarse a través de concursos públicos de méritos y oposición, lo cual contribuirá a robustecer el Sistema.

Sin duda alguna la expedición de la ley que creó el Fondo Permanente de Desarrollo Universitario y Politécnico significó un extraordinario avance en el fortalecimiento de las Universidades y Escuelas Politécnicas, no se trató de una inyección meramente presupuestaria, fundamentalmente implicó dotarla de la debida independencia económica y cortó de raíz todo vestigio de sumisión y sometimiento a los gobiernos de turno, no se trató tampoco de darle un trato preferencial y privilegiado a las Universidades y Escuelas Politécnicas, en el fondo se reconoce el derecho de estas instituciones de contar con un financiamiento acorde a su elevada misión social, dotándola de recursos en niveles internacionalmente recomendados que están ubicados entre el 1 y el 1.5 % del PIB de un país, por eso se lo considera un logro histórico que debe ser defendido, no se trata de una generosa contribución del Estado ni mucho menos de gobierno alguno, es una participación directa en los recursos públicos que pertenecen a todos y todas los ecuatorianos y ecuatorianas, son recursos que pertenecen a la sociedad ecuatoriana, no hay que olvidar que el Estado a través de sus Funciones e instituciones se organiza para su gobierno y administración, pero es equivocado sostener que el Estado es una especie de gran tutor y juez de las actividades de los miembros de un país, el Estado es la forma moderna de organización de la sociedad, pero en ningún caso el que todo lo puede y decide sin tener limitaciones, el Estado tiene límites dados por el ordenamiento jurídico que lo rige, que es en definitiva del que emanan derechos y obligaciones de los habitantes e instituciones de un país, por eso se habla de un Estado de Derecho.

Pero existe algo más importante, el FOPEDEUPO es un logro histórico alcanzado por las universidades y escuelas politécnicas públicas y privadas cofinanciadas, para enfrentar la tesis de autogestión que se proponía con insistencia y de manera casi imperativa desde las altas esferas del gobierno de la época, presidido por el Arq. Sixto Durán Ballén y el Eco. Alberto Dahik, aquello explica mejor, el esfuerzo realizado por el CONUEP por conseguir se expida una ley que garantice la autonomía financiera de las Universidades y Politécnicas, privar a las Universidades y Politécnicas de sus rentas es un atentado a su autonomía financiera una inaceptable violación a sus derechos garantizados constitucionalmente.









martes, 17 de noviembre de 2009

La paz un objetivo de vida

Sin duda alguna el principal bien de una sociedad es vivir en paz, para que ello sea posible es necesario que exista una condición que resulta indispensable para lograrla, estar en paz con nosotros mismos, si no existe esa condición seremos proclives a la conflictividad, a provocar controversias, a dejarnos llevar por la actitud agresiva que desemboca en acciones de violencia verbal e incluso física, lo cual traerá como resultado el que exista desunión, falta de armonía, confrontaciones, todo lo cual incide en la profundización de desencuentros entre personas que son parte de una misma comunidad o grupo social.

Pero lo que nos preocupa no son las conductas individualmente adoptadas, aquellos es humanamente saludable y conveniente, pero el análisis que interesa es el comportamiento socialmente considerado, eso nos exige ser tolerantes, admitir que las sociedades son heterogéneas, que no debemos juzgar prejuiciadamente, que debemos controlar nuestros impulsos, no dejar que se desborden nuestras pasiones, no actuar de esa manera es alentar enfrentamientos entre personas o grupos de personas que conforman una comunidad y eso es socialmente negativo.

El gran líder de la independencia y demócrata mexicano Benito Juárez, sostenía con mucha razón que la paz es el respeto al derecho ajeno, y ese es exactamente el punto de partida para alcanzar la paz, sino respetamos atribuciones de los demás, sino sometemos nuestras facultades y deberes a lo que establece una normatividad jurídica, llegamos al punto en el que atropellamos, actuamos abusivamente y cuando eso sucede estamos construyendo una cultura de irrespeto, de hacer lo que nos parece, sin comprender que con esa actitud sólo sembraremos conflictos entre los miembros del colectivo social, es decir alentamos lo que termina por ser una especie de guerra civil, donde prescindimos de códigos de comportamientos y cada cual actúa de acuerdo a su personal criterio o lo que es peor por el interés que lo motiva.

Para volver pertinente este mensaje, es necesario que situemos nuestras palabras en el contexto del acto al que nos han convocado los organizadores de este evento, que trasciende lo local, desborda lo nacional y nos invita a reflexionar y debatir sobre aquellos conflictos o guerras vividas por la humanidad, donde la ambición por el poder no respeta el derecho de los Estados que integran el conjunto de naciones del mundo, como consecuencia de esa situación se vulnera el principio de la igualdad jurídica de los países, el derecho a la no intervención y la autodeterminación de los pueblos, se agrede la soberanía de los Estados y se incuba una actitud belicista, donde el país más fuerte, más armado, es el que impone sus planes expansionistas de dominio del mundo entero, del control de todos los recursos políticos y económicos, con lo cual crecen las desigualdades y con ello las inequidades, las injusticias, se forma una división entre países ricos y países pobres, entre quienes mandan y quienes obedecen, en definitiva se produce una ruptura de una relación equilibrada y respetuosa entre todas las naciones, relación que para que sea igualitaria debe prescindir del poderío económico de cualquier país para no generar el nacimiento de poderosos y débiles, de imperios y de grandes potencias, donde el fuerte impone su ambición de ser juez y árbitro del mundo, el que impone las condiciones en las relaciones bilaterales o multilaterales, surgiendo una actitud prepotente y dominadora de la que inevitablemente nacen las guerras, que en el mundo moderno dejaron de ser con armas convencionales y se las decide con el uso de armas nucleares con tan desbastadoras consecuencias para la humanidad que convertirían el mundo entero en un campo de batalla, en un cementerio masivo de personas inocentes e indefensas, desaparece todo vestigio de las libertades y garantías fundamentales que tanto costaron al ser humano conseguirlas, lo único que existirá será el condenable delito del genocidio, habrá desolación, nos convertiremos en escombros, eso es lo que hemos escuchado de las víctimas que todavía sobreviven de lo que fue el repugnante bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, por eso como Universidad creemos firmemente que la paz es un camino que se construye diariamente, por ello saludamos con satisfacción la presencia de este crucero cargado de gente con afanes pacifistas que navega por los mares del mundo a bordo del Peace Boat (Barco de la Paz), multiplicando y comprometiendo adhesiones para una vida en paz.

Para tranquilidad de los ecuatorianos la actual Constitución vigente proscribe la posibilidad de establecer bases militares extranjeras en territorio nacional, cuyo establecimiento produce intranquilidad y provoca inevitables fricciones entre distintos grupos humanos y países.

Finalmente no olvidemos la tesis sostenida por la UNESCO, si es en la mente de los hombres donde se siembra la cultura de la guerra, es en la mente de los hombres donde debemos cultivar una cultura de paz.

Manabí y su gastronomía


El manabita de tradición siempre fue de buen vivir, elemento fundamental de ese buen vivir es disfrutar de una buena comida bien sazonada. Los filósofos griegos no estuvieron equivocados cuando sostuvieron que el primero de los placeres humanos es el saber comer, no como expresión de glotonería sino de buen gusto. Los hogares manabitas no sólo aprendieron sino que privilegiaron preparar una buena comida, su gastronomía es muy variada y de un sabor que satisface al buen paladar, los platos de la mesa de la familia manabita gozaron de una cuidadosa cocción, el horno de madera rellenado de ceniza con comales u ollas de barro incrustados usando carbón o leña para la combustión, fue una constante en el cuarto de cocina de las casas de campo que es desde donde se engendra el Manabí profundo.

Manabí es un emporio en cuanto a menú u ofertas de especialidades culinarias, si tuviéramos que establecer cuáles son los principales ingredientes que se utilizaron en su cocina, sin duda son el plátano y el maní, son los más utilizados y con ellos se preparan los más diversos, deliciosos y apetecibles bocados, como el caso del maní quebrado o la salprieta, esta última preparada con maní y una menor dosis de maíz molido, estos bocados no faltan en la mesa de los manabitas, ambos platillos se los acompaña con plátano, que se los saborea con un buen café pasado que surge de una rica esencia, otro plato muy típico es el “viche” es una sopa que tiene como principal insumo al maní que se lo adereza con cualquier marisco: langosta, guariche o cangrejo, camarón de río o de mar, pescado de diversas especies, a ellos se agregan otros ingredientes propios de la región, yuca, camote, bolas de plátano verde, choclo, maduro (a unos les gusta agregar arroz blanco), otro bocado muy típico son las empanadas de plátano que se las rellena con queso, carne molida o mariscos como el camarón y el guariche. El maní es tan utilizado que se lo usa incluso en ciertos cantones para agregarlo a un ceviche. También son muy propios de la región los llamados “bollos” preparados con plátano y maní a los que se le acompaña normalmente carne de chancho, igualmente la cazuela o torta de maní es un plato a base de plátano, maní y algún tipo de pescado, también son muy sabrosas las torrejas de plátano. No puede dejar de mencionarse las “bolas” preparadas con plátano quebrado saborizados con chicharrón, maní o queso, si a estas bolas se les “unta” (junta) en la parte externa manteca de chancho, les hace aumentar la exquisitez de las mismas.

A base de plátano y maní se preparan los “corviches” que son muy apetecibles para acompañar un buen café, el tamal manabita lleva maíz y maní, al igual que el “greñoso” que se lo prepara en la zona Sur de la provincia, del plátano también se elabora el caldo de bolas que se las rellena con queso manabita. Al campesino manabita no le falta en su “pandao” o “tonga” (el almuerzo que lleva a sus faenas de trabajo) una especie de seco de gallina preparado con arroz, algo de maní y una presa de estas aves criadas domésticamente, en el desayuno en cambio no le falta el plátano y una porción del café manabita, cuya principal característica es el ser filtrado o colado con objetos fabricados para este fin.

Otro producto muy propio de la región que se utiliza en la comida manabita es la yuca o el almidón que es un derivado de la yuca con la que se preparan los afamados panes de yuca o almidón, este tubérculo también se lo utiliza para preparar la deliciosa torta de yuca cuya saborización con raspadura es única, siendo la yuca también un insumo indispensable para un buen caldo de gallina criolla, lo cual le confiere tipicidad al caldo de gallina que se prepara en Manabí al que se le agrega arroz blanco y si es con cocolón mucho mejor, que es otro plato típico de la provincia.

Merece igualmente ser mencionado como un bocadillo muy apetecible “el pastelillo” que se lo rellena con carne de pollo preparada de forma similar al condumio navideño, que es el acompañante indispensable del pavo en Noche Buena que también se lo cría en el campo manabita.

Manabí lo hemos dicho es una región cuyas principales actividades han sido históricamente la agropecuaria y la pesca, esta última de gran gravitación en la economía del país de nuestros días. Esa realidad explica la gran variedad de platos que se preparan a base de mariscos, se pesca toda clase de pescados (dorado, picudo, cherna, albacora, pargo, murico, mero, robalo, pez espada, lenguado, corvina, caritas, sardinas, pinchaguas, etc.), mariscos como el camarón, concha, guariche o cangrejo, langosta, calamar, pulpo, caracoles de mar, etc., todos los cuales forman parte de la dieta de los manabitas. Existen ciertos mariscos muy propios de la región, como el caso del “chame”, que es un pescado de carne muy blanca originario del valle del río Carrizal específicamente del sitio “La Sabana” o “La Segua” (actualmente convertido en humedal y zona protegida), se cría en el fango (lodazal), se lo prepara de distintas formas, pero el más clásico es frito con apanadura de almidón. Igualmente es muy peculiar de Manabí, sobre todo en sitios aledaños a los ríos Carrizal y Chone el camarón de río, los más grandes llamados “cacaños” son verdaderas langostas por el tamaño y las manos inmensas que tienen, existen aunque en franca extinción pescados propios de sus ríos, como el guanchiche, la lisa, el barbudo, etc. que los consumen los campesinos que habitan cerca de los mismos. Deben destacarse también como mariscos especiales de Manabí, el cangrejo azul en la zona Norte (Pedernales y Cojimíes), el spondilus que se lo encuentra específicamente en la zona de Salango muy cerca de Puerto López, donde también se pueden encontrar los perseves, uno de los mariscos más apetecidos y cotizados en España.

Si Manabí ha sido y sigue siendo la provincia de mayor población ganadera, es obvio que los productos derivados de la leche sean de acentuada presencia en la gastronomía manabita, destacándose el queso manabita que fue junto al sombrero de paja toquilla, los dos productos pioneros en las exportaciones ecuatorianas, el queso tiene varios estados de preparación, más consistente utilizando mayor cantidad de sal gruesa para una mayor duración, más tierno con sal más granulada, la cuajada que se la prepara con sal refinada, esta última tiene una contextura bastante blanda, con la cuajada se prepara otra de las delicias más peculiares de Manabí, el suero blanco, una especie de sopa de leche que se la sirve con plátano verde o maduro, según la preferencia del comensal, con la cuajada se prepara un postre acaramelado que solo es posible concebirlo por el ingenio de aquellos manabitas de cepa, igualmente de la leche se extrae la mantequilla “blanca” que adquiere un singular sabor envasándola en canutos (pedazos de caña guadua verde). De los lácteos se elaboran deliciosos postres como la espumilla, que tiene un sabor único que se la prepara con leche y huevo de gallina criolla, con iguales ingredientes pero con distinto tiempo en el hervor de la leche, se prepara la caspiroleta, los flanes de varios sabores, entre ellos uno muy especial el flan de café, el manjar (dulce de leche) que es la base para varios bocados como los famosos limones rellenos de Rocafuerte, el pan de dulce relleno de manjar, la natilla que se la prepara poniéndole un poco de maicena, de la leche se elaboran los alfajores, helados de leche de vaca y una bebida también muy típica de la región que es el rompope, que se lo prepara con leche y huevo de gallina criolla, al que se le agrega un poco de aguardiente, pues debe recordarse que Manabí en épocas pasadas tuvo varias destilerías que producían el más puro aguardiente o el guarapo que es un aguardiente más crudo, más fermentado, al que todavía no se lo ha terminado de destilar.


Al hablar de postres o de comida dulce no pueden olvidarse los muy conocidos dulces de Rocafuerte que son preparados con muy buen sabor en varios cantones, debiendo mencionarse los turrones rellenos con maní molido y cubiertos de una cobertura azucarada, los troliches, las cocadas, las galletas de almidón, los suspiros con una pisca de limón o preparados con coco rallado, el bizcochuelo lustrado que se lo baña con clara de huevo batida y azucarada y son una verdadera delicia, en la misma Rocafuerte ciudad de hondas tradiciones todavía se encuentran “los prensados” o “raspados” preparados a base de hielo raspado y jarabe de diversos sabores, también son muy típicas las tostadas de chicharrón. Existen otros dulces típicos como el dulce de pechiche, el dulce de grosella (es agridulce de sabor único) el tamarindo cocido que se lo usa más para preparar un jugo de lo más refrescante y que sirve para limpiar el intestino. Tampoco puede dejar de recordarse la chucula de maduro, el arroz con leche, la colada de plátano y ese chocolate que se lo preparaba de un cacao sin mezcla alguna, ya casi no se lo produce y es difícil encontrarlo, no puede olvidarse ni dejar de mencionarse una bebida muy usada en las fiestas del campo manabita, la chicha de maíz preparada con un poco de esencia de vainilla, es la bebida infaltable en los festejos campesinos.

Si Manabí es dueño de una naturaleza exhuberante no puede dejar de mencionarse que aparte de las aves de corral que forman parte de su comida típica, como la gallina, el pato, la paloma de castilla, el pavo, la gallina guinea, que se las cría en las casas de campo, existen aves silvestres que han sido y siguen siendo la atracción de los cazadores, como el patillo, la maría, las palomas, la caza de venado que no deja de ser otra de las distracciones de los cazadores en Manabí, aparte de aquello hay zonas donde se cría el chivato (chivo), cuyo hábitat natural son zonas secas aledañas al mar en la zona Sur de Manabí y la Península de Santa Elena.

Su territorio que ha sido y sigue siendo entre árido y montañoso, ha sido especial para el cultivo de frutas, como la sandía, el melón, la badea (se la cultiva en tarimas caseras), el mango, la papaya, el ovo, la piña, naranjas, mandarinas, toronjas, limón, la guanábana, la guayaba, el zapote, la chirimoya, el mamey (hay una especie que se la llama mataserrano) la guaba, son entre otras frutas, muy cultivadas y muy disfrutadas por los manabitas, “la naranjada” preparada con naranjas y un poco de agua y hielo es una muy refrescante bebida, asimismo son muy típicos en Manabí los jugos de badea y guanábana que son de sabor exquisito. Igualmente se producen verduras típicas de las cuales el frejol tierno y la haba verde o seca, se los utiliza para preparar deliciosos complementos de una buena comida, como el caso del caldo de haba o una ensalada de frejol tierno o jecho.

Siendo Manabí una provincia de gran producción es lógico que la cría de porcinos sea parte de la vida de hombres de campo, incluyendo a los que se han venido a vivir en la ciudad que siguen criando chanchos, del cerdo se preparan las morcillas y las longanizas muy apetecidas entre las familias manabitas y se prepara como algo especial el hornado de cabeza de chancho, cuyo principal ingrediente es justamente el maní, también es tradicional que Manabí utilice la manteca de chancho para frituras y de las lonjas de manteca se extraen los chicharrones a los que nos referimos anteriormente, que servidos con bolas o plátano asado son simplemente algo para no olvidar y repetirse constantemente. La guanta es una especie de pequeño cerdo silvestre cuya carne es muy deliciosa y todavía es posible encontrarla en El Carmen.

No es exagerado afirmar que cuando un manabita se refiere a su comida, escucharlo expresar que se le hace “agua la boca”.
(El presente texto forma parte de la obra inédita titulada “Vistazos al Manabí profundo” que próximamente será publicado en coedición con los sellos Mar Abierto y Eskeletra)


Manabí y su folklore


Las arraigadas costumbres manabitas la han convertido en tierra de un rico y auténtico folklore. Le pertenece a su literatura popular el “amorfino”, que es un intercambio de coplas o versos que una pareja se dice para contrapuntear su relación, ese contrapunto puede estar orientado a expresar con algo de ironía y en tono burlesco un criterio contrario al del interlocutor, se lo utiliza principalmente para a través de bromas de buen gusto expresar sentimientos amorosos de la una a la otra persona y viceversa, el “amorfino” es la más honda y típica manifestación del folklore manabita que ha inspirado composiciones musicales alegres y de singular atracción, el baile de un manabita típico es lleno de gracia, movimientos rítmicos, colorido y buen gusto, bailes que las parejas danzan con trajes típicos luciendo sombreros y machetes por parte de los hombres, mientras las mujeres utilizan “pavas” (sombrero de mujer) que acompañan a faldas vistosas, este baile se lo ha utilizado tradicionalmente en aquellas reuniones que se conocen como “chigualos”, volviéndolo muy popular y de encendida sensibilidad para quienes lo escuchan y disfrutan.

Aparte de aquello el manabita es amigo de la música y del baile, sus preferencias son por la música alegre con una mezcla de romanticismo, aquello explica que en las reuniones se entremezclen una música movida y otra nostálgica provenientes principalmente de países como Colombia o México, lo cual sugiere algún tipo de influencia en el ancestro de los manabitas de esos dos países, de Colombia en cuanto hubieron fuertes migraciones de ese país a Manabí a fines del siglo XIX, y principios del siglo XX, además que la mayor cantidad de migrantes de España vinieron vía Colombia, de México por el alto nivel de sentimentalismo de la música mexicana (sobre todo la música de Pedro Infante), lo cual cala en el manabita que es una persona de mucha sensibilidad, (por eso también penetró mucho en su afición por la música, Julio Jaramillo) lo dicho explica que el manabita sea afín a la música romántica aunque de ninguna manera ha sido renuente a disfrutar de la música de otros países de culturas diferentes como la originaria de el Caribe, en resumen es amigo de oír y bailar una buena música; en ese ámbito Portoviejo fue siempre un lugar que convocó a disfrutar de festivales bailables de nutrida concurrencia y algarabía, siendo una ciudad donde han desfilado innumerables y cotizadas orquestas y artistas nacionales y extranjeros, sus locales de recreación siempre tuvieron gran concurrencia.

El manabita también ha sido un buen componedor de leyendas, de cuentos, de fábulas, siempre existió mucha creatividad en sus composiciones en prosa de vivencias populares, tampoco le son ajenos personajes fabricados por creencias que templaron sus nervios y que lo hicieron perder el miedo “al cuco”, los cuentos sobre episodios anecdóticos penetraron en creencias sobre todo en la gente de campo, el caso del “leñador” que se lo tragó la luna por no respetar el domingo bíblico fue tema de largas y frecuentes tertulias en las familias campesinas, “la lutona”, una mujer vestida de negro como expresión fúnebre de una mujer de ultratumba que viene a castigar o corregir comportamientos indebidos también forma parte de estas creencias, en la oscuridad de la noche cuando no había luz eléctrica y se alumbraban las casas con “mechones” (lámparas de kerosene), fueron frecuentes en el comentario entre familiares y amigos cercanos, “el ensombrerado” una especie de demonio a caballo, que también rondó en la mente y vida diaria de manabitas de ancestros montubios, al igual que otros “personajes” surgidos en la penumbra de noches y madrugadas como la “luz andariega” y el “duende”, entre los más nombrados.

No puede dejar de mencionarse al referirse al folklore y costumbres manabitas su marcada afición por los animales domésticos, entre ellos siempre destacó el caballo como el que más afecto generaba entre hombres y mujeres de campo, eso produjo buenos jinetes, lo cual explica el que hayan existido muy buenos “chalanes” (personaje que domina la monta de caballos) que amansaban potros o potrancas o corrían en carreras de caballos en hipódromos rústicos que convocaban y convocan (actualmente en menor porcentaje) a vecinos de lugares aledaños, también existieron quienes eran expertos en enseñarles “paso” a los caballos para que trotaran o galoparan con mayor suavidad. El caballo o la yegua fueron en consecuencia un gran aliado para el transporte o un paseo campestre de los manabitas, por ello también se crió mucho en Manabí el burro y los mulares (injerto de caballo o yegua con burra o burro), los cuales ayudaban y ayudan mucho al campesino en el traslado a sus sitios y faenas de trabajo. Lo antes expresado se demuestra con la afición que subsiste por el llamado “rodeo montubio” muy popular en la Costa ecuatoriana, en los que se exhibe la acrobacia y dominio de caballos chúcaros o briosos, montados por temerarios jinetes.



Los ríos manabitas fueron muy utilizados como medios de transportación en balsas de caña guadua o canoas de madera también llamadas “chingos” (canoas pequeñas), que servían para trasladar productos desde los sitios de producción a los mercados urbanos, posteriormente existieron y se utilizaron pequeñas lanchas a motor que en épocas pasadas también ayudaron al transporte de personas sobre todo en el río Carrizal, un rezago de ese medio de transporte son las lanchas de madera que se utilizan para trasladarse de Bahía a San Vicente o viceversa, aunque últimamente las clásicas lanchas de madera están siendo sustituidas por lanchas o botes de fibra de vidrio.

Hacia mediados del siglo XX fue familiar para el manabita “el mixto” camión de pasajeros y carga, luego surgieron “las chivas”, carros de ventanas abiertas y ventiladas utilizables sólo para pasajeros, que se “arrejuntaban” al máximo para que tenga más cabida, posteriormente surgieron los “pullmans”, buses con carrocerías metálicas cerradas para personas, son los buses de transporte de la actualidad, pero sin duda el medio de transporte de mayor añoranza es el ferrocarril, que el gobierno de Alfaro construyó en Manabí para conectar Chone con Canuto, Calceta, Tosagua, Puerto Larrea y Bahía de Caráquez y el ferrocarril Santa Ana-Portoviejo- Montecristi- Manta, es decir con mucha lógica Alfaro buscó comunicar los centros o lugares productivos con los dos puertos de cabotaje e incluso de tráfico internacional de esa época que eran Manta y Bahía.

Si algún factor prestigió nacional e internacionalmente a los afamados escritores manabitas Horacio Hidrovo Velásquez y Oswaldo Castro Intriago, fueron sus novelas reveladoras de la costumbre y vida del auténtico manabita de campo, las novelas “Un hombre y un río” de Hidrovo Velásquez, afortunadamente llevada al cine por la Universidad Laica “Eloy Alfaro” de Manabí, y la “Mula Ciega” de autoría de Oswaldo Castro Intriago, son obras que retratan con palabras y lenguaje florido la realidad profunda de Manabí con sus vivencias que la caracterizan, leerlos es engolosinar la mente y nutrirse de hechos y realidades magistralmente narradas de un pasado que emociona.

No puede omitirse el referirse al folklore manabita las arraigadas creencias religiosas de su gente, aquello explica que hayan fechas vinculadas a la religión católica que sean verdaderos acontecimientos como el leal recuerdo a los muertos que convoca a familiares y amigos a visitarlos religiosamente el 2 de Noviembre, ese es “un día grande” al decir del manabita de ancestro, igual sucede con la celebración de la resurrección de Cristo, el Sábado de Gloria se celebraba con tres disparos al aire al amanecer de ese día, las Fiestas de San Pedro y San Pablo del 29 de Junio se celebran con festejos que se extienden en muchos lugares hasta por un mes, el escuchar la “misa de gallo” a la media noche del 24 de Diciembre para celebrar el 1er. minuto del 25 de Diciembre el natalicio de Cristo, la fiesta de las Mercedes el 24 de Septiembre, las festividades de la Virgen de Monserrate en Montecristi el 21 de Noviembre que convoca desfiles interminables de personas para visitar a su Virgen, la fiesta de San Antonio el 13 de Junio, de San Francisco el 4 de Octubre, las Candelarias el 2 de Febrero, San Agustín, Santa Rosa y San Ramón el 28, 30 y 31 de Agosto, todo ello pone de relieve el marcado espíritu católico de los manabitas, aquello explica el que todo cantón tenga sus fiestas “patronales” que son incluso más celebradas que las de su cantonización o independencia administrativa, salvo obviamente las que conmemoran la independencia de España, sobre todo la del 18 de Octubre en Portoviejo y últimamente ha ganado resonancia la fecha de nacimiento de Manabí como región, que se celebra el 25 de Junio.

En definitiva Manabí tiene costumbres y comportamientos que enriquecen su ancestro. Por todo lo expresado es que Elías Cedeño Jervis no se equivoca cuando sostiene que Manabí es tierra de quimeras, de ilusiones y como ninguna hospitalaria.
(El presente texto forma parte de la obra inédita titulada “Vistazos al Manabí profundo” que próximamente será publicado en coedición con los sellos Mar Abierto y Eskeletra)

lunes, 26 de octubre de 2009

Horacio: parte del patrimonio de Manabí


Horacio es un nombre histórico de un ilustre literato que vivió y estudió entre Roma y Atenas, conoció del más cimero esplendor de la cultura, supo lo que era el poder del imperio romano en sus inicios y supo también del poder del pensamiento luminoso de Atenas, en aquel profundo e irrepetible filosofar de los griegos. Pero al Horacio al que quiero referirme no ha heredado genéticamente el nombre de ese célebre poeta italiano, es nuestro, es manabita, su nombre lo hereda de su ilustre padre, Don Horacio Hidrovo Velásquez, el novelista símbolo de Manabí, que narró haciendo un apropiado uso de ficciones y realidades, con su palabra privilegiada, la renombrada novela “Un hombre y un río”, ahí relata con el mejor y más florido lenguaje el drama de las familias campesinas manabitas, de aquellas que nunca dejaron de defender su honor y su virilidad, no aceptan que nadie reduzca ni abuse de sus derechos, subjetiva u objetivamente considerados, la narrativa de Horacio Hidrovo Velásquez retrata a ese montubio manabita que con todo afecto cultivaba y amaba su parcela de tierra, que criaba sus animales domésticos y que no admitía a nadie tocar lo que había logrado con su trabajo y esfuerzo realizado de “sol a sol”, es decir que lo había obtenido laborando desde que aparecía el sol hasta que este se ocultaba y aparecía el oscurecer de la noche.

Pero no es a Don Horacio padre y su reconocida obra literaria al que quiero dedicarle unas cuantas frases, es a su mejor obra humana, su hijo Horacio Hidrovo Peñaherrera, el amigo sin tacha, el trovador de noches sin horarios, el bohemio que escanció largos tragos de “Cuba libre” su bebida favorita, a ese enamorado sin pausas de la belleza, de la sensibilidad y dulzura de las mujeres, el deportista de singulares atributos, el aficionado que hinchó con pasión sin límites por el equipo de Manabí, por su Liga de Portoviejo, ese trotamundo que ha paseado su talento literario en incontables foros nacionales e internacionales, donde su voz y su pensamiento fue escuchado con respeto y atención, aquel ser humano que nunca dejó de caminar por las calles de Portoviejo con la hidalguía de su idealismo sin dobleces, con la alegría de su espíritu siempre inquieto y renovado, con la decencia de su acrisolado humanismo, al que le fue siempre igual jugar tennis con los “aburguesados” del Tennis Club de Portoviejo y frecuentar con inalterable personalidad y talante mercados y barrios pobres de la ciudad, de ese Portoviejo que él la adoptó como su ciudad y que la ciudad le correspondió considerándolo como un hijo predilecto de la misma, sin que ello le haya impedido jamás dejar de sentirse orgulloso de su Santa Ana natal, de cuyo parque, de las torres y campanas de su iglesia principal, de sus calles polvorientas, de sus campiñas verdes y hospitalarias, nunca borró de sus mejores recuerdos, fue ahí donde aprendió a sentir lo hermoso de la solidaridad y hospitalidad humana, por eso jamás dejó de llevarla en el más afectuoso lugar de su memoria, por eso Horacio conjuga en su forma de vida un campesino de las más acentuadas costumbres montubias y al ciudadano capitalino, al que las etiquetas y los convencionalismos no lo pudieron atrapar, su sencillez y su calidad humana lo delatan como hombre de superior valía ciudadana, por eso paseó sus virtualidades sin reverencias y con un claro sentido de lo que significa realmente vivir, por eso no se siente deudor de nada ni de nadie, su personalidad no le permite columpiarse entre acomodos y falsas posturas, es simplemente el gran poeta y una insignia cultural de Manabí.

Horacio con su palabra elocuente, con su alma encendida para describir atributos como solo él puede hacerlo, se convirtió sin buscarlo, en el proclamador vitalicio e irremplazable de las Reinas provinciales y la de todos los cantones manabitas, a todas les regalaba frases poéticas que las emocionaba y las hacía sentir como Horacio quería, únicas y bellas. Ese escritor sin descanso dueño de una cuantiosa y multiplicada producción bibliográfica, ese Horacio que creó el espacio cultural de la “Flor de Septiembre” en su querido Colegio Olmedo, del que siempre fue un emblemático profesor, ese poeta que creó la más profusa actividad cultural en Manta, desde la dirección del Departamento de Cultura de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, ese empedernido narrador romántico de vivencias y anhelos, que nunca abandonó su apasionada e innata vocación por el arte y la cultura en su actitud siempre izquierda y repleta de ilusiones, quiso convertir su hogar familiar en la posada y sitio de reuniones para que los amigos de lo cultural y artístico tuvieran un lugar de encuentro, por ello crea la “Casa de Horacio”, ese poeta, novelista, ensayista, al que Portoviejo y Manabí le guardan lo más altos y deferentes aprecios, llega al atardecer de su existencia, para que en acto de la más severa justicia, el Ecuador como país, a través del Gobierno del Presidente Eco. Rafael Correa Delgado, lo corone con el premio Eugenio Espejo y reconozca su extraordinaria obra en el campo cultural, su siembre es incuantificable y sin medidas, no quedan dudas para los que saben valorar lo que realmente tiene trascendencia, el más grande activista cultural del Ecuador, es un manabita brillante, Horacio Hidrovo Peñaherrera, el ser humano de incontables amigos y amigas, el ciudadano de nítido proceder, el escritor literato de talento privilegiado y de un exquisito uso de la palabra, me obligan a sostener sin sutilezas ni ambages, que la posteridad histórica lo colocará a la hora de hacer un balance de su vida, como un patrimonio eterno de Manabí, como un referente de la cultura no sólo manabita, sino nacional y latinoamericana, Horacio es único, nunca dejó de vestir el traje de su espontaneidad, de un ser humano de elevada calidez, sin poses, no conoció en el trajinar de su vida ni la arrogancia ni la petulancia, se dedicó a entregar al país una frondosa obra literaria, es un escritor de oficio y creativo, qué más podía ser con su trayectoria de hombre con una estatura humana que rebasa lo normal, convertirse en lo que se ha convertido, en un hijo predilecto del Manabí profundo, en ejemplo de quienes buscan transitar y recorrer los caminos de los cultores de la inteligencia y del espíritu.

Los enigmas de la naturaleza, cuando la serenidad de sus neuronas lo invita a disfrutar de la vida apacible, de la tranquilidad de la tertulia sosegada y sin apuros, disfruta respirando el aire puro de la campiña, se solaza con la deliciosa comida de la región, con el sabor inimitable del café manabita con panes de yuca, con tortillas de maíz, con torta de choclo, con las bolas de plátano con chicharrón o preparadas con el rico queso manabita, con los corviches y empanadas, por eso se deleitó siempre cuando atendió a sus amigos poetas y literatos en su oficina en Manta o en su casa de campo de Sasay, a la cual él quiere convertir en un Museo del Manabí de ancestros profundos, es un soñador al que las diques de las dificultades no lo estorban en sus afanes de edificar proyectos que lo hagan vivir soñando como él lo desea.

La espontaneidad sin represas mentales que caracterizan a Horacio, le permitió siempre y le fue fácil tratar a quienes estima como hermana o hermano, ese es su saludo predilecto, afectuoso y fraterno, por ello genera confianza en sus amigos y amigas, eso lo tradujo frecuentemente en un abrazo cariñoso, por eso multiplicó y cultivó innumerables contertulios para hablar de sus anhelos espirituales, de su pensamiento literario, de su amor por las cosas buenas de la vida, de sus afanes sin fronteras porque la paz sea la que prevalezca en la vida social que él siempre la quiso justa, digna, armoniosa, libre como el paso del tiempo, que ahora le recuerda a Horacio que las madrugadas son inolvidables, que el día nos clarifica el camino de la vida, pero que existen las tardes donde la placidez del fin de la jornada nos invita al recuerdo de hermosos momentos vividos, esa debe ser la más grata recompensa y el mayor tributo a los buenos momentos vividos, porque después de todo y a pesar de todo la vida sigue siendo buena, como lo decía su renombrado padre Horacio Hidrovo Velásquez, las incomprensiones y bajezas humanas jamás alteraron su estado de ánimo, invariablemente calmado y alegre.

Si algo enaltece a Horacio es el alto valor que da a la amistad, su "gallada" es selecta y al mismo tiempo numerosa, pero su apego a la música para animar sus jornadas literarias y aquellas de esparcimiento y recreación, siempre tuvo en primera fila en todos sus actos a los que compartían su forma de ser, menciono unos pocos, el "flaco" Alberto Cedeño es para Horacio dueño de una voz privilegiada, "Pepito" Mendoza le hace sentir que la guitarra canta melodías indescriptibles, los hermanos Mera con Elizabeth como vocalista no podían faltar en su convocatoria a los artistas de selección, Víctor Manuel Cedeño y Hernando Mendoza han sido y siguen siendo sus compañeros de farra, cuanto los estima Horacio y cuanto lo quieren a él, sin ellos para Horacio la fiesta era incompleta.

Hombre de varias casas, la que habita con su respetabilísima familia, la Casa de "Horacio" que él ha querido forme parte del activo de la cultura manabita, la Casa de la Cultura de la que ha sido uno de sus antiguos miembros predilectos, su casa de descanso de Sasay, el Colegio Olmedo al que él no olvida y al que tampoco lo olvidan, esa casa que él contribuyó a construir con su trabajo fecundo, que es la casona universitaria, esa casa de estudios alfaristas, su Universidad Laica "Eloy Alfaro" de Manabí, a cuyo nombre y representación asistí a la entrega de su premio Eugenio Espejo, que le llega en el momento en el que ha alcanzado la mayor madurez y experiencia literaria, con la serenidad de sus neuronas, con la luminosidad de su privilegiado talento, que le ha permitido con la contribución de su equipo de promotores culturales edificar la más espectacular obra cultural en Manabí y el Ecuador, con mis excusas a quienes no comparten mi afirmación, los hechos lo demuestran, el Festival Internacional de Teatro que se celebra anualmente en Manta y que se ha extendido a otras ciudades del país, el Festival Internacional de Danza, el Festival local e internacional de Cuentos, el Festival de Coros, sus Talleres literarios, de pintura, de ajedrez, su deseo de que la música tenga un espacio en la formación técnica de nuevas voces, sus afanes vehementes por que el cine no sea un privilegio de Hollywood, lo llevaron incluso a vestirse de actor cinematográfico, su pasión por los Encuentros Internacionales de Poetas e Historiadores, le han permitido a Manabí tener como huéspedes a personajes impensables, a lo más selecto de la cultura latinoamericana, cito unos pocos nombres, Enrique Anderson Imbert, Fernando Alegría, Eduardo Galeano, Claude Coufon, Lorenzo Fuentes, entre los extranjeros, a todo lo destacado de la cultura nacional, se puede pedirle algo más a un promotor y activista cultural, sólo nos toca reconocer en Horacio Hidrovo Peñaherrera, un manabita excepcional, un hombre de cultura difícil de ser imitado y mucho menos igualado, por eso ese millón trescientos mil manabitas a los que quiso dedicar tan merecido premio, lo aplauden, lo felicitan, se sienten emocionados y participes de tan especial reconocimiento, sus amigos y amigas que son incontables, lo celebramos y exclamamos "Salud Horacio", tenemos el alma embriagada de satisfacción, solamente sabemos que el premio lo mereces, que este es uno de esos escasos actos de justicia que nos regala la vida, que siempre la quisiste fraterna a despecho de los traficantes de la extinción humana, con tus amigos sólo aceptaste librar una guerra, la que lucha contra toda posibilidad de conflictos armados o bélicos.

martes, 22 de septiembre de 2009

Hacia una nueva sociedad o una tercera Reforma Universitaria

Justamente París, que ostenta con legítimo orgullo la merecida membrecía universal de "Ciudad Luz" por haberle tocado ser la sede histórica donde se consolida el proceso de instauración del régimen democrático de gobierno en el mundo entero, terminando para siempre con el sistema prevaleciente en la edad media, caracterizado por regímenes dirigidos por la voluntad omnímoda de Reyes, de los llamados señores feudales y los poderes eclesiásticos puestos al servicio de las oligarquías políticas y económicas, convierten a esta ciudad en la cuna de la más trascendente de las transformaciones que ha experimentado la humanidad, como fue la Revolución Francesa cuyo más notable legado es haber consagrado la declaración de los derechos humanos como permanente garantía en la vida de los seres humanos, tan válido es este hecho histórico, que aun en los regímenes dictatoriales más opresivos y totalitarios, nunca se atrevieron a dejar de promover como política de Estado, la protección y defensa de los derechos humanos, aunque en la práctica aquello no correspondiera a lo que se proclamaba, sin que esa posición reste valor al episodio que destacamos con tanto énfasis y convicción.

A esta misma y hermosa ciudad, tan enriquecida por sus gestas históricas, también le pertenece ser la abanderada de un movimiento generado justamente por su juventud universitaria en 1968, cuando sus calles fueron tomadas para levantar trincheras de lucha, proclamado una Segunda Reforma Universitaria, que proponía un cambio que buscase terminar con el elitismo en las Universidades y consagrar la democratización de la enseñanza, degenerada por los traficantes de la credibilidad de los jóvenes, al desviar el legítimo reclamo del derecho a la igualdad de posibilidades a la educación superior en un proceso de masificación y facilismo, no compatibles con ese movimiento de ideales renovadores, que buscaba básicamente se respeten el derecho de todos de acceder a la Universidad, de acuerdo al claro dictado del artículo 26 de la Declaración de los Derechos Humanos, rompiendo de esa manera con inaceptables privilegios que favorecían a personas con influencias políticas y económicas, reclamando de otra parte una diversificación de la oferta educativa en el nivel superior y tecnológico que rompiese con la esclerosis educativa en este subsistema de la educación y la acoplara a las demandas sociales de la última etapa del siglo XX; una reforma destinada a revaluar el título profesional y exigir que la Universidad se preocupase por el destino del egresado de sus aulas en el ejercicio profesional, consciente de que el egresado o el profesional es el producto que entrega al mercado social, y otros planteamientos que no se limitaban al aspecto puramente educativo, si no que inclusive luchaban por propuestas de tan trascendentes efectos sociales como aquel pensamiento cimero, de "la imaginación al poder" o el de la equidad de género que colocase a la mujer en igualdad de derechos y condiciones que los hombres.

Lo anteriormente expuesto hace que meditemos profundamente sobre el verdadero contenido, alcance y posterior repercusión y beneficio que pueda obtenerse de esta Primera Conferencia Mundial que sobre educación superior ha organizado la UNESCO, en claro concepto innovador y actualizado de sus políticas, impulsadas por su ejecutivo, brillante y visionario Director Dr. Federico Mayor. Me atrevo a sostener ante tan altísimo auditorio, que es desde la educación superior donde efectivamente comienza a construirse la pirámide del desarrollo social, soportado por la formación de un recurso humano provisto de conocimientos técnicos, científicos, culturales y sobre todo seres humanos, lo cual le permita ser a la Universidad lo que le corresponde ser, el núcleo matriz donde se forjan y producen los nuevos dirigentes y líderes del mañana.

Estos antecedentes, expresados a manera de preámbulo, que pretenden ubicar y situar este foro en el correcto debate para el que nos hemos convocado, que nos permiten además refrescar gratos recuerdos del pasado que no debe olvidar la memoria colectiva, tan necesario para países como los latinoamericanos cuyos pueblos son tan frágiles en la pérdida de su memoria histórica, nos obliga a que reflexionemos detenidamente, que solamente en la medida en que la Universidad actúe dentro de lo que puede y debe hacer en el ámbito de su competencia, atribuciones y deberes, asumiendo su cometido irrenunciable de rectorar el pensamiento social y penetrar en la profundidad de la identidad y realidad de una comunidad o nación, que no los puede excluir de sus ulteriores fines, que no la limitan a una gestión meramente educativa cuyo destino no puede reducirlo al interior de sus predios, sino que también es factor esencial de sus deberes, liderar la orientación de la conciencia ciudadana, asumiendo su condición de escenario social de la verdad, de una verdad que tiene que ser entendida no como producto de apreciaciones subjetivas, o de creencias o ideas personales, sino aquella que emerge del análisis o investigación objetivamente realizado del testimonio documentado, sustentada con el amparo del rigor científico, técnico y vivencial, para que como consecuencia de ese análisis de hechos que la respalden, haga posible demostrar que nuestras afirmaciones o conclusiones no son producto de dogmatismo o meras subjetividades, sino que sí estamos transitando por el camino de contribuir a forjar una Universidad, que con un accionar enmarcado en su destino histórico, pueda convertirse en lo que le corresponde ser, según muy clara conceptualización del indiscutible modernizador de la UNESCO, su ya mencionado actual, Director, que propuso con honda filosofía en una de sus múltiples ideas creativas, que la Universidad debe ser "la conciencia de la sociedad".




Las ponderaciones anteriores de ninguna manera, están separadas y al contrario se acoplan íntimamente a ellas, esto es, a la trilogía de líneas maestras que fueron propuestas en la primera reunión preparatoria de esta Conferencia que se realizó en La Habana en noviembre de 1996, pues nuestra posición persigue y está formulada en función de realidades presentes, pero con una óptica que coloca su mirada en el futuro y no en el pasado. Por ello es válido que en esta parte recurra a la sabiduría de ese gran filósofo de la vida como lo fue Ortega y Gasset, que sostenía "que la historia es como una melodía que para poderla entender y disfrutar hay que contarla o cantarla completa y así poderla apreciar debidamente". Aquella trilogía de principios planteados en la reunión de La Habana: pertenencia, calidad e internacionalización, fueron escogidos con la extraordinaria claridad mental para su debate y desarrollo por el CRESALC, pues son sin duda alguna, efectivamente los conceptos que reclama la sociedad contemporánea sean debidamente implementados, en el cambio que se reclama en la educación superior, advirtiéndonos que en un mundo donde la interrelación es una constante insoslayable por la dinámica del avance de la tecnología de los medios de comunicación, quien tiene en primer lugar la necesidad imperiosa de admitirlo, en cuanto forma recursos humanos no para el pasado sino para el mañana, es la Universidad, que está obligada a ser interactiva, visionaría, actora y no simple espectadora a la distancia del devenir de acontecimientos colectivos, si es que no quiere seguir cometiendo el error de usar y abusar de su autonomía para enclaustrarse en sus predios y seguir reclamando la paternidad de un conocimiento repetido y hasta innovador, pero simplemente discursivo, cuya producción la limita al consumo interno de sus estamentos de docentes, estudiantes, y funcionarios, y lo que es peor, en muchas ocasiones puesto al servicio diminuto y reducido de algunos intereses facciosos políticos-partidistas. Por ello resulta incuestionable y procedentes que tengamos que advertir que aquel trípode de criterios sobre los que giró la reunión de La Habana, no pueden dejar de ser vinculados o enlazados a los anhelos presentes y futuros de las sociedades contemporáneas, poniendo la proa de nuestro rumbo hacia el mañana y no anclarlo al de las actuales circunstancia ni mucho menos volver estéril su irrenunciable obligación histórica de preparar las nuevas generaciones buscando absurda e inversamente revivir un pasado, que nos sirve en el mejor de los casos, de ejemplo o antecedente para sustentar adecuadamente nuestros análisis y proyectos, pero jamás como propósitos u objetivos de nuestra acción. Ello equivaldría a traicionar a la juventud preparándola para situaciones pretéritas imposibles de ser revividas, para tiempos y circunstancia que filosóficamente jamás serán idénticas y que es contranatural pretender vuelvan a existir, el pasado no se lo puede revivir.

En efecto, cuando hoy día la confusión es de tal nivel que todo el mundo opina de todo y termina por no llegar a conocer ni saber de nada, cuando el simple y añejo pero igualmente sabio refrán de "Zapatero a tus zapatos", ha sido olvidado del léxico cotidiano, nos parece absolutamente acertado que la pertinencia sea el primer eje sobre el cual las Universidades debatan y concilien la propuesta de sus acciones, comenzando por ubicarlas dentro lo que es el ámbito de su competencia, de lo que es su visión, de una realidad que no puede ser oculta, no dejar de ser expresada; cuando no podemos dejar de reflexionar que estamos en el umbral de una nueva etapa de la sociedad, de un nuevo modelo de Estado y por ende ello nos obliga que en esta reunión de París arribemos a propuestas concretas nacida de consensos mínimos que permitan implementar una Tercera Reforma Universitaria y Politécnica, una propuesta vinculada inexcusablemente a lo que debe ser la sociedad del siglo XXI, planteamientos que debemos formularlos dentro de lo que es nuestra capacidad de gestión, de nuestras atribuciones, sin invadir campos de acción de otros sectores, efectuando análisis que nos corresponde realizar, que no traspasen la frontera de lo académico, de lo científico de lo eminentemente técnico, de lo cultural, entendida esta última palabra en el más amplio sentido de su importancia y contenido. Insistimos en una propuesta de lo que puede y debe hacer la Universidad pero sin olvidar que somos parte de una sociedad.

Si hemos de ser consecuentes con los principios que inspiraron la Primera y Segunda Reforma Universitaria, cuyas motivaciones que las promovieron tenían como denominador común una educación de calidad, planteada certeramente como segunda tesis para la discusión y el análisis en la Conferencia de La Habana, conscientes que la calidad es insustituible, que es la que separa y distingue lo bueno de lo defectuoso, lo que tiene valor de lo que no lo tiene, lo trascedente de lo intranscendente, lo aparente de lo real, sostenemos sin ambages ni dubitación alguna que la calidad no tiene reemplazo, que la educación tiene que ser buena y de calidad para ser realmente orientadora y formadora de conciencias y personalidades constructivas y útiles que contribuyan a edificar una sociedad donde la práctica de los valores humanos y el bienestar colectivo puedan ser factibles.

Ello nos conduce como entes de educación superior a tener una preocupación responsable por lo que nuestros profesionales o egresados puedan hacer dentro de la sociedad. No es suficiente el preocupamos por el egresamiento o titulación del alumno, la responsabilidad de la Universidad debe también incluir el destino social de quienes educa en sus aulas, que son al fin de cuentas el producto que entregan al mercado ocupacional y social, por ello deviene necesario acentuar nuestros esfuerzos en función de lo que la época presente demanda, no podemos en esta hora histórica dejar de admitir que la capacidad, la solidez de una preparación, la calidad en la formación de una persona no sólo le permite ser más competitivo en el mejor sentido de la palabra, en esta época de transición de fines de siglo, sino que al mismo tiempo le facilita una más amplia visión de un escenario social, donde justamente lo que más hace falta es advertir con claridad el camino a recorrer en el mañana porque vivimos en "tiempos nublados", para recoger las palabras precisas y honrar la memoria de ese ilustre pensador y literato latinoamericano recientemente fallecido, el mexicano Octavio Paz, que con su amplio bagaje intelectual y recorrido por la vida, no veía despejado el horizonte del porvenir.

No podemos dejar de reconocer que si bien los entes académicos no tienen capacidad de decisión política en el enfrentamiento y solución de los problemas sociales, económicos, administrativos y aún educativos, reiteramos nuestra tesis de que en cambio si están obligados a entregar criterios técnica y científicamente sazonados, que orienten la solución de dichos problemas. La gestión universitaria no puede agotarse en la producción de conocimiento y sabiduría para ser consumida al interior de sus propios claustros, volviendo estéril su inmensa capacidad de influencia en el mundo de las sociedades humanas. Por ello en este foro oportunamente convocado queremos llamar la atención y remarcar que no tiene sentido hablar de una buena educación si no se traduce en un aporte real y consistente de amplio beneficio socio-económico que ulteriormente contribuya al mejoramiento de las condiciones de vida de las colectividades donde desenvuelven sus actividades los centros de educación superior. Para abreviarlo, la vinculación Universidad-Sociedad es consubstancial e indisoluble en materia educativa y mucho más en la educación superior, quizás este sea uno de los principales problemas de la educación de estos tiempos.

Pero la calidad no es ni puede reducirse a un mero enunciado teórico o a una simple afirmación sin respaldo alguno que amerite tal afirmación La calidad implica poseer un conjunto de virtualidades, una formación personal sólida, impermeable a desvíos y tentaciones que nos va presentado la vida, un acervo de conocimientos diversos y al mismo tiempo concreto de hechos, realidades y personajes del entorno social en que vivimos, una mentalidad sinceramente abierta, sin prejuicios, sin fronteras mentales para dialogar y receptar inquietudes o planteamientos, aún los que no compartamos o no sean de nuestro agrado cuando aprendamos a valorar lo que está bien de lo que está mal cuando sabemos obrar con sensatez y justicia cuando se tiene una vocación de solidaridad y afán de servicio hacia los demás, cuando se disfrute siendo útil a los demás y no utilizándolos, cuando se actúe con desinterés que es el alma de la virtud humana como nos enseñó el gran maestro de la vida como lo fue Sócrates, cuando tengamos ideales firmes, cuando comprendamos a plenitud la necesidad de motivar nuestros anhelos espirituales de una manera permanente en todos los actos de nuestra vida, cuando se tenga una línea de comportamiento y conducta que no conozca de debilidades para combatir lo incorrecto, cuando estemos claros y conscientes en que la vida es un camino que hay que saberlo recorrer cuando seamos seguros de nosotros mismos y advirtamos que con los propios pies se puede escalar las más altas cumbres, que tengamos metas definidas en la vida, sabiendo que no existen vientos favorables cuando no tenemos puesta la brújula hacia un determinado puerto de arribo, si no luchamos permanentemente no por lo que es o existe sino por lo que debe ser, tratar de ser lo menos imperfectos posible, procurar tener la menor cantidad de defectos y errores, por ello no es equivocado ni quimérico definir al más alto nivel de calidad cuando obtenemos como resultado cero defectos. En conclusión, un ser humano que posea una personalidad forjada a través de esfuerzos de constancia, de dedicación, de amor a los demás y que jamás utilice su capacidad e inteligencia para sembrar odios y revanchismos sociales, que sea capaz de elevarse ante el egoísmo, la envidia, la calumnia, la vanidad y sobre todo, cuando sea capaz de combatir sin concesiones la codicia y la ambición perniciosa de quienes nos perjudican o causan daño.

Hacia la tercera Reforma Universitaria
Si la calidad es inseparable de una buena educación entonces la propuesta de una Tercera Reforma Universitaria, debe incluirla como premisa de cualquier planteamiento y es en esa línea que nos atrevemos a definir nuestra propuesta incluyendo los siguientes aspectos fundamentales.

Es inaplazable impulsar una carrera académica que privilegie los merecimientos del docente universitario: con una buena planta profesoral, que se dedique a tiempo completo o exclusivamente al ejercicio docente, al menos en un porcentaje equivalente al 50% del total de catedráticos de una Universidad, con profesores que comprendan que su misión no es tanto la de enseñar sino la de contribuir al aprendizaje y formación de sus estudiantes, que esté consciente que el mejor profesor no es el que más sabe sino el que mejor orienta a sus alumnos, solamente así podemos decir que avanzamos realmente hacia un mejoramiento cualitativo de la educación universitaria; pues es una verdad de Perogrullo que buenos profesores hacen una buena educación, siendo en esta carrera docente imperioso multiplicar y acentuar el trabajo en el nivel de Postgrado y alta especialización de los docentes, pues no podemos dejar de entender que el mundo actual es altamente competitivo que demanda conocimientos muy calificados y puntuales de toda actividad que se realiza; 2) es urgente reorientar la investigación científica y tecnológica vinculándola a la producción y/o productividad de bienes y servicios, porque la producción de conocimiento sin destino social se convierte en una investigación sin resultados y socialmente insensible; 3) hay que impulsar una enseñanza en la que no limitemos nuestras preocupaciones únicamente al proceso de acceso del alumno a las aulas universitarias politécnicas o tecnológicas, sino que debemos efectuar el seguimiento de todo el proceso del ciclo de estudios del alumno a través de programas de tutorías altamente especializadas, que monitoreen su vocación y formación profesional, para desembocar en la entrega de un título logrado por la vía de la superación y el estudio claramente diseñado y bien comprendido: que lo capacite para un eficaz ejercicio profesional, pero no sólo ello, la Universidad también debe responsablemente advertir que el futuro profesional sea necesario y al mismo tiempo útil a su país o a la comunidad a la cual se pertenece; 4) una oferta de carreras diversificadas, muy específicas e individualizadas en sus programas acordes con el mundo de nuestros tiempos caracterizado por el avance de un desarrollo tecnológico irrefrenable, sobre todo en el mundo de la informática y las comunicaciones, lo cual impone nuevos paradigmas que rompen esquemas tradicionales del proceso enseñanza-aprendizaje que caracterizó el pasado, lo que ha provocado un lamentable inmovilismo de amplios sectores docentes que todavía no se alcanzan a situar en un espacio y una temporalidad que ha rebasado sus antiguos logros en el área pedagógica y en la metodología de la enseñanza; 5) hay que desarrollar un sistema de rendición social de cuentas a través de la organización de una red bien articulada, con parámetros evaluatorios uniformes y coherentes que establezcan procesos continuados y sostenidos de auto evaluación institucional y acreditación social, sistema en el que desde el interior y el exterior de la institución se califique el rendimiento académico, el cumplimiento de programas, el logro de objetivos, la pertinencia y eficacia de su gestión, el aporte que se entrega a la sociedad. En esta evaluación los alumnos desde lo interno y gobernantes y sectores productivos desde lo externo, deben tener el correspondiente protagonismo y acción que contribuya a contar con un sistema universitario y politécnico que premie el esfuerzo y la responsabilidad institucional, y por ende a sus catedráticos, que, a su vez, permita situar a los entes de educación superior en el alto nivel jerárquico y de respetabilidad social que les corresponde; 6) una reforma integral de la educación superior con la debida planificación para el corto y mediano plazo, para que sea confiable no puede dejar de incluir, debidamente clarificado, que es obligación de cualquier Estado financiarla en todos sus niveles pues si bien es verdad que de acuerdo a la Declaración de los Derechos Humanos en su ya citado artículo 26 el Estado debe acentuar su preocupación en la educación hasta el nivel básico, ello no lo exonera del deber de apoyar y garantizar el financiamiento también de la educación universitaria, para cuyo efecto es conveniente "globalizar un parámetro" de ese aporte, que de acuerdo a criterios válidamente expuestos, se lo puede ubicar en una franja que se sitúe entre el 1% y e12% del PIB de un país, pues establecer porcentajes vinculándolos al Presupuesto de un Estado es someterlo a criterios variables de los gobiernos de turno.


En este punto es indispensable convertir a la educación universitaria en un objetivo nacional permanente, en una política de Estado, siendo conveniente precisar que el financiamiento es tan importante que sin recursos económicos es imposible planificar y menos aún ejecutar ningún plan de acción, aparte de que sin un financiamiento garantizado la autonomía universitaria se reduce a un simple enunciado teórico. Quizás convenga agregar en este planteamiento que, para contribuir a formar una cultura del uso responsable de recursos económicos en el ámbito de la educación superior y en la propia formación ciudadana del nuevo profesional, hay que ser austeros y cuidadosos en el buen uso de esos recursos, formando mentes que entiendan que en la vida todo se logra a base de esfuerzos, que nada es gratis, que los bienes y recursos públicos deben ser celosamente cuidados. Por ello somos partidarios que los entes de educación superior deben crear fuentes complementarias de financiamiento, tanto con la venta de conocimientos como con el establecimiento de aranceles orientados al pago de la utilización de servicios que suministran las Universidades, especialmente en tareas de prácticas y la utilización de equipos indispensables para un eficiente proceso de enseñanza-aprendizaje, lo cual contribuye a romper vicios como aquel de que existan ciudadanos que piensan que sólo son titulares de toda clase de derechos, pero no sujetos de obligaciones, forjándose una mentalidad de escasa contribución social, tesis que pueda ser complementada con la organización de un sistema de créditos y becas para los alumnos de alto rendimiento y escasos ingresos, planteamiento al que añadiríamos para sustentar nuestro criterio que, de acuerdo a investigaciones realizadas, el nivel del financiamiento de la educación universitaria y politécnica, tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo, está situado en un margen que oscila entre el 70% y el 80% del costo total de la educación superior, pues sólo a manera de ejemplo en países como Australia donde no existe educación superior pública, el Estado la financia en una media del 65%, lo que nos da la medida exacta de que es absurdo hablar de tesis extremas como la de una educación superior autogestionaria o alternativamente gratuita: la tesis es que el Estado tiene el ineludible deber de financiarla; 7) fortalecer la cooperación internacional a través de planes que contribuyan a una fluida interrelación que posibilite el acceso a todo tipo de beneficios de programas de carácter multinacional, que vuelvan útil una real cooperación de organismos internacionales y concomitantemente a ello unificar políticas educativas en el nivel superior, siendo imperativo que para mejorar la educación universitaria en el nivel tanto de pregrado como en el de postgrado para proteger a este último nivel en su elevado rango, consideramos debe contarse siempre con instructores de reconocido prestigio internacional, de lo contrario el título de postgrado en el corto plazo sufrirá la misma devaluación y deterioro que el de pregrado. Asimismo estimamos que este proceso de cooperación internacional debe incorporar en sus políticas, reglamentos relativos a la revalidación de títulos, a la convalidación de estudios y homologación de planes de estudios y carreras profesionales, que lleguen inclusive a volver similares en lo que sea posible, el diseño de perfiles profesionales, cooperación internacional que también podría contemplar, el que se llegue a elaborar por organismos especializados bajo la dirección de la UNESCO, parámetros internacionales de educación superior, que incorporen la libertad de enseñanza y cátedra y la investigación aplicada a las necesidades nacionales, que es la característica de la Universidad alemana, la rigurosa selección de catedráticos y alumnos de la Universidad francesa, la tesis inglesa de formar pensadores, investigadores, empresarios técnicos y dirigentes, el rigor del estudio desde el proceso de ingreso hasta la promoción de sus alumnados que identifica a la Universidad japonesa el apoyo a la creatividad y vinculación con la sociedad como peculiaridad del sistema norteamericano, la promoción de la competencia académica entre los estudiantes y su integración al trabajo productivo de la Universidad rusa y el celo y defensa de la autonomía que caracteriza a la Universidad latinoamericana; 8) impulsar una actividad cultural que busque identificarnos con nuestras raíces, con nuestras costumbres, con nuestros ancestros, con nuestras diversidades étnicas, pues sólo a partir de conocernos bien nosotros mismos, es posible unirnos en base a un pasado común que nos sirva de sólido antecedente y punto de partida para hilvanar un futuro también común y sólido, aparte de que nada mejor que la actividad cultural en sus facetas literarias, de música, de danza, de dramaturgia, para motivar vocaciones habilidades, destrezas, y al mismo tiempo despertar los más profundos anhelos espirituales del ser humano, aproximando a través de esas afinidades la integración de sentimientos y formas de ser comunes, pues también debemos admitir que no existe mejor terapia para el esparcimiento y abandonar tentaciones y desvíos mundanos que la actividad cultural, y no podemos dejar de mencionar sin excusa alguna que la Universidad no fabrica objetos o seres inanimados sino recursos humanos que no pueden dejar de ser primeramente sensibles; 9) extender la actividad universitaria a los más amplios sectores de la sociedad, aprovechando las facilidades de los medios de comunicación social actual, procurando una equitativa distribución del conocimiento como genuina expresión de la llamada justicia social. En este aspecto hemos de identificar cuatro vías para efectuar una verdadera labor de extensión: creación de Universidades Regionales, creación de Extensiones de Universidades que lleguen con su actividad académica a los más diversos lugares y poblados de un país o región; la labor de extensión propiamente dicha, mediante la cual los centros de educación superior vinculan su acción a los sectores sociales que menor grado de bienestar poseen, incluyendo en ello sectores rurales y de la periferia de los centros urbanos, que son en definitiva los de mayor grado de marginalidad en la posibilidad de acceder al disfrute de bienes y servicios, y en cuarto lugar los estudios a distancia justamente aprovechando las ventajas de los medios de comunicación; 10) finalmente o primero que nada, una Universidad vinculada sin ningún tipo de reservas a los distintos sectores y actores sociales, en franca y abierta interacción que le permita percibir la realidad de su entorno social, receptar los anhelos colectivos. Una Universidad interactiva pues para decirlo en palabras del gran abogado, educador brasileño Paulo Freire, la educación verdadera es "praxis, reflexión, acción del hombre sobre el mundo para transformarlo". Sólo así es posible hablar de una Universidad que cumple con la sociedad, que está en capacidad de rectorar el pensamiento social, de una Universidad que tenga el derecho de poder decir que “un país va hacia dónde va su Universidad”: pues desde sus claustros, desde sus aulas salen los distintos y futuros directivos y líderes de todas las áreas de la actividad humana. En síntesis, sin una Universidad que no se sienta parte de la sociedad, que esté divorciada del sentimiento y anhelos colectivos, es una Universidad socialmente improductiva, que se disminuye y limita a difundir "verdades inútiles" que en el fondo chocan y se contraponen con lo que es realmente conveniente. Estas diez propuestas bien podríamos denominarlas como "El Decálogo de la Tercera Reforma Universitaria".

La tercera línea gruesa planteada por la UNESCO en la reunión regional de La Habana de 1996, es la de la internacionalización, terminología que compartimos en su forma y contenido pues vivimos exactamente en un mundo auténticamente internacionalizado e interdependiente movido por el galopante desarrollo de las comunicaciones y la informática, cuya vías y autopistas nos transportan a un rápido acceso a la investigación, aproximando el conocimiento y acercando distancias, que ponen al globo terrestre al alcance de nuestros sentidos, volviendo al hombre un hombre universal lo cual contribuye a una real vivencia de la Universidad como institución que por su naturaleza, por su esencia y por historia, es universalidad de ideas, de pensamientos, de creencias, de actitudes que no pueden ni deben reconocer fronteras mentales. Si esa es la actual realidad del Universo, es lógico y necesario que la Universidad deba situarse dentro de ese contexto: no hacerlo es negarse a sí misma la posibilidad de orientar el rumbo de la sociedad hacia caminos y metas que respondan a las legítimas aspiraciones y esperanzas de las actuales y futuras generaciones humanas. No podemos, en el umbral del siglo XXI, dejar de admitir que los medios audiovisuales de comunicación comienzan a decidir lo que las personas debemos oír, decir, saber y hasta soñar.

Quizá sea bueno recordar a ese gran filósofo francés Paúl Valery y sólo para procurar poner una "pica en Flandes”, como él decía, para dejarlo para la reflexión personal, la Universidad ecuatoriana cree que el término de moda, la llamada "globalización”, se ha convertido en un slogan, en un concepto mimetizado publicitado e insertado en el mundo de nuestros días; un término acuñado por una tesis típicamente economicista que busca colocarnos en una situación de tener que enfrentarnos entre grandes y pequeños, en una contienda entre tiburones y sardinas, en una desigual lucha por competir y supervivir, volviendo como lógica consecuencia más desigual el intercambio de bienes y servicios otorgando considerables ventajas a los países desarrollados y de mayor poderío sobre aquellos que están buscando desarrollarse. Tan cierta y comprobable es nuestra reflexión e inquietud, que los diversos planteamientos hechos después del fin de la guerra fría se han ido sucediendo y cambiando propuestas con notable celeridad, demostrando su inconsistencia y circunstancialidad. Por ello se habló de paradigmas como el de la integración, el de la complementación de esfuerzos, el de la calidad total, la reingeniería, el de las ventajas comparativas o competitivas, y actualmente de la globalización lo cual revela la transitoriedad y fragilidad de las tesis planteadas. Lo que existe, y esto es indiscutible, es un mundo globalmente internacionalizado por el avance de la tecnología de la comunicación social y la informática, de medios de transporte que rompen con la velocidad del sonido, pero este mundo es un mundo en proceso de cambio, es un mundo que vive una etapa de transición y que debe detenerse a pensar y repensar en su futuro, a repasar su pasado, utilizando justamente las tres grandes armas del mundo universitario: la razón, la crítica o análisis objetivo y la creatividad, como los faros que alumbren nuestra vida del mañana, cuando coincidentemente nos acercamos al amanecer de un nuevo siglo. He ahí el reto que sin renunciamientos debe asumir la Universidad de nuestros días. Respetando el valor de la educación en los niveles preprimario, básico y medio, es la Universidad la forjadora de quienes en los diversos sectores políticos, sociales, económicos, administrativos, etc., impulsan con su capacidad su formación y su inteligencia, el verdadero desarrollo y bienestar de una sociedad o de un país. Por ello, tanto sus propios estamentos, como los Gobiernos y la comunidad, la deben valorar como el verdadero cerebro, al cual compete señalar el camino a transitar por una colectividad; no hacerlo es desconocer el qué, el cómo, el quién, el por qué y el para qué de la razón de existir de una sociedad organizada bajo la forma jurídica de Estado, pues no se puede perder de vista que la superación o deterioro de una sociedad tiene como elemento determinante el conjunto de seres humanos que la integran.

Nuestra posición hacia el futuro
La actual UNESCO con la enorme dinamia que le han impuesto sus actuales directivos y asesores, no sólo que ha dado a la educación universitaria la importancia y protagonismo que le corresponde dentro de una sociedad, al incorporar dentro de las prioridades de su agenda de trabajo el tema de la educación superior, como consecuencia de lo cual, su realidad y circunstancias han venido siendo debatidos en diversos y multiplicados foros en los distintos continentes, hasta llegar a esta, para la Universidad ecuatoriana, histórica Primera Conferencia Mundial sobre Educación Superior Siglo XXI, cuyos efectos en el inmediato futuro serán los de ubicar a las Universidades en su justo sitial, buscando romper el viejo círculo vicioso, intrascendente y negativo, de una sociedad celosa de su Universidad y de una Universidad divorciada de su entorno social. En esa línea de acción la UNESCO en estos últimos años ha venido formulando propuestas de alto contenido filosófico, como aquella tesis ya enunciada anteriormente de una Universidad que sea la "conciencia de la sociedad", en cuanto en su gestión jamás debe olvidar que es la preparación y dotación de recursos humanos, las que terminan por influir en la forja de esa conciencia social. Por ello los escenarios universitarios están obligados al uso de un lenguaje de verdad, de esa verdad que es duro investigar, muy duro decirla y mucho más duro y difícil decírsela a quienes no quieren oírla, pues si la Universidad no asume ese rol áspero pero necesario de desenmascarar la mentira, la farsa, la comedia humana, le será difícil cumplir su rol de rectorar el cambio social; si es una verdad a gritos, y hay que decirlo, los círculos de poder político se mueven a base de la promesa fácil, del discurso retórico, de la demagogia insincera que termina atrapando la buena fe y la natural credibilidad humana. Por ello es oportuno recordar tanto al maestro Sócrates, que situaba a la verdad en la cima de las virtudes humanas, como a ese ilustre pensador francés, Albert Camus que sostenía que "el único heroísmo válido es aquel que privilegia la verdad ante todo". Otra tesis, aparentemente sencilla y de fácil enunciación, pero de profunda y clara visión del recurso humano que el mundo actual requiere, es formar mentalidades y conductas que "aprendan a emprender", conscientes que el mundo del mañana demanda la mayor entrega, el mayor esfuerzo y trabajo, y sobre todo imaginación, para poder enfrentar las duras condiciones que la aguda crisis socio-económica exige inaplazablemente realizar; de otro modo no habrá forma de combatir la pobreza, la corrupción, la delincuencia, aquellos monstruosos vicios que tanto daño han hecho y que han enfermado históricamente las sociedades humanas, como el armamentismo, el narcotráfico, el contrabando, la trata de blancas con su secuela de enfermedades destructoras de una vida saludable y normal como el caso actual del Sida. La tesis de la implementación de la cátedra de la paz, que busque sin ningún tipo de pausas y con la mayor fe y convicción que la única guerra en la que el hombre no debe escatimar esfuerzos y en la que debe luchar decididamente hasta lograr la victoria, es por vivir en un ambiente pacífico y civilizado, pues si algo no se discute en la vida, después de las indiscutibles leyes de la genética, es el acertadísimo pensamiento de Hobbes de que el ser humano es por su naturaleza conflictivo, el ser más depredador que existe sobre la tierra, por ello este estudioso de la compleja y heterogénea problemática social sostenía que "el hombre es el lobo del hombre", de tal forma que modelar mentes y espíritus que venzan sus propias pasiones negativas y destructivas, para volverlas positivas y constructivas, optimistas y no pesimistas que aporten al bienestar colectivo, es una tarea que la Universidad debe priorizar. Ello ha llevado a la Universidad ecuatoriana a incorporar una cátedra especial para el estudio de los problemas étnicos que tanto gravitan en un mundo, donde la xenofobia de un deformado nacionalismo está abriendo profundas grietas en los cimientos de la paz mundial, afectando el legítimo anhelo de las sociedades humanas por vivir en un ambiente de respeto a sus derechos y deberes, que justifiquen en fin de cuentas, el haber renunciado a su libre albedrío, pero para vivir libremente en una sociedad organizada, donde sepa a cabalidad que puede vivir en paz. También el Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas ha iniciado una Cátedra para la Cultura de Paz, proyecto para el cual estamos solicitando a la UNESCO el apoyo y auspicio necesario.

Por todo el análisis efectuado, que hemos creído conveniente incorporar en nuestra ponencia, es que sostenernos que la Universidad, en su elevadísima jerarquía y misión dentro de una sociedad, no puede agotar su rol a un aspecto puramente académico o educativo. Ello equivale a negarse a sí misma su condición de entidad eminentemente social, su labor no puede quedarse produciendo un planteamiento o cualquier idea, para escucharse ella misma en uso y abuso de sus atribuciones privativas. La Universidad no sólo está llamada, como ya lo hemos dicho, a orientar la solución de los problemas de una sociedad con el aporte técnico y científico de sus investigaciones, de sus estudios, de sus eventos académicos, de sus foros, sino que debe ser también el gran motor que mueva de un modo permanente la edificación de una sociedad más justa y solidaria sugiriendo para esos fines métodos y soluciones. Es aquí donde busca la Universidad ecuatoriana llamar la atención del mundo académico internacional y atrevemos a exponer nuestra posición de plantear el modelo de un nuevo Estado del siglo XXI, donde el conocimiento científico, el conocimiento especializado, sea el factor determinante de un Estado gobernado por un equipo de técnicos altamente calificados en las diversas ramas del saber humano, que sepulte el viejo modelo de un Estado centralista, fiscalista, atemorizador, perseguidor, obstruccionista, por un Estado descentralizado que promueva el espíritu comunitario y solidario, que comprenda que jamás existirá un ambiente social propicio sino es capaz de garantizarle sin restricciones la libertad de conciencia a sus habitantes; un Estado que promueva la producción de bienes y servicios, un Estado que sancione lo punitivo: todo aquello a partir de una real vivencia democrática, de una democracia participativa, que no se reduzca a un cumplido de tipo político, sino como tangible manifestación de un espíritu donde la solidaridad tenga cabida.

Por ello creemos en el Estado que pensó el renombrado escritor argentino Ernesto Sábato, sobre todo en cuanto a su concepción estructural soportado en su andamiaje por tres grandes pilares: a) una clase política como responsable de la toma de decisiones, b) un sector productivo de bienes y servicios, responsable de la generación de riqueza y bienestar, y c) un sector académico como el responsable de proveer recursos humanos, bien preparados, dotados de una férrea formación ética, intelectual y física. De otra manera, al menos en los países en vía de desarrollo, cualquier otra forma de ejercicio del poder tendrá un elevado costo social, que ya lo estamos pagando con una elevada dosis de pobreza, nacida de una injusta distribución de la riqueza, del poco aliento que tiene la inversión, por no contar con una confiable seguridad jurídica. Todo lo cual vuelve mucho más distante y difícil alcanzar una aceptable equidad social, de la cual se desprende la existencia de aquellos bienes jurídicos superiores que el hombre busca permanentemente, como son la paz, la seguridad personal, la unidad nacional, la defensa de los derechos humanos, la justicia, el respeto al derecho ajeno, entendido todo lo expresado siempre que tengamos un marco social donde estén presentes la moral, la libertad y el derecho.

Ese Estado requiere con urgencia un gran pacto social y en esto también hemos de recurrir abusando de las grandes glorias que Francia ha entregado a la humanidad, a ese insigne precursor de la Revolución Francesa, Juan Jacobo Rousseau, pues hemos de convenir que sin la unión en función de objetivos estratégicos que nos sean comunes, es utópico pensar en un desarrollo confiable y sustentable. La posibilidad de unir voluntades, la capacidad de convocatoria a los más amplios sectores de una sociedad, se convierte hoy en una condición indispensable para la instrumentación de un proyecto de desarrollo de largo alcance en los planos político, social, económico, ético, administrativo, educativo y de todo orden.

No estamos transitando por "los cerros de Ubeda" para citar una frase, que si no estoy mal informado, y en esto les pido disculpas, le pertenece al Rector de Rectores universitarios Miguel de Unamuno, la Universidad como ente pensante y guía del rumbo de las sociedades no puede dejar de pensar que tiene que estar consciente y saber en qué escenario social desenvuelve sus actividades. No hacerlo sería iluso y ofende al mensaje tan profundamente realista que, sobre hechos y sueños de la vida real, legó a la humanidad el insuperable idealismo de "El Quijote" de Cervantes.

Estamos en el umbral de un nuevo siglo, asistimos sin duda a un cambio estructural y no cosmético de las sociedades humanas, más allá del fin de la lucha por la hegemonía del poder político y mundial de las dos grandes súper potencias, como lo fueron E. U. y la U.R.S.S., que caracterizó la vida de gran parte del siglo XX, por encima del fin de la guerra fría y de una carrera armamentista que buscaba el logro de la paz por la vía del equilibrio del temor y del terror; un equilibrismo de poder que por último buscaba evitar la guerra, admitiendo que le pertenece al pasado y a la historia la discrepancia y disputa por el predominio de sistemas o ideologías políticas, sociales y económicas, existe la urgencia de fortalecer a través de la unión de voluntades, esfuerzos, ideas y criterios la necesidad del nacimiento de un nuevo Estado, de ese Estado moderno del que tanto se habla, de una sociedad con nuevos elementos de influencia que no serán los mismos que predominaron en décadas pasadas, y en ese contexto la Universidad ecuatoriana acentúa su propuesta para sostener que la sociedad del nuevo milenio debe encarrillar sus acciones sobre dos líneas paralelas: el conocimiento y la restauración de valores humanos. No puede el mundo tolerar su naufragio en el pleamar de la corrupción, que si bien es verdad es tan antigua como el hombre en cuanto es producto de sus propias debilidades, como la ambición y la codicia, sus descontroladas ansias de figuración, de su egoísmo, de su vanidad, no se puede dejar de procurar restaurar aquella sanción cívica (que siempre existió), que despreciaba al corrupto y le señalaba sus pústulas espirituales; hay que evidenciar al que se enriquece de la "noche a la mañana" perjudicando a los demás, hay que luchar en este mismo terreno porque, la justicia devuelva al menos la esperanza de que cada uno tiene derecho a lo que le corresponde; hay que restablecer como lo decía el mexicano Benito Juárez, "el respeto al derecho ajeno como única vía para vivir en paz". En definitiva pongamos de moda la sensatez, la honradez, la sinceridad (aquella palabra transparencia muy utilizada después del "glasnot" soviético de Gorbachov); este es un esfuerzo que corresponde a todos los países desarrollados y países que buscan su pleno desarrollo, pues la corrupción es una de las lacras de fines de siglos y por ello merece un espacio especial en nuestro análisis y ponencia, más aún si la educación debe sustentarse en valores morales.

No podemos olvidar que en este último cuarto de siglo, aparte de la ya tan mencionada caída del Muro de Berlín, se remeció la geopolítica mundial; remezón que todavía no encuentra caminos adecuados y confiables para el manejo pacífico y estable de la vida y el desarrollo de la humanidad. En efecto, a inicios de la década, de los años 70 el mundo en su aspecto económico fue impactado por una subida en los precios del petróleo, en una escala de 1 a 10, crecimiento vertical que se opera a raíz del nacimiento de la OPEP y cuyas dos grandes secuelas que han generado inestabilidad política y crisis económica y social son: la una, que los petrodólares multiplicados por diez fueron captados con clara visión y perspicacia financiera por la gran banca internacional, ofertando atractivas tasas de interés; paralelamente a ello, masificó una oferta de crédito que endeudó agresivamente a los países en vías de desarrollo en cantidades que hoy han empobrecido a muy amplios sectores ciudadanos, que todavía no atinan a descubrir las causas de su desconcertante y angustiosa situación económica; la otra, que la inestabilidad de los precios del petróleo impide en la actualidad una planificación de largo alcance que permita programar; un desarrollo sin sobresaltos ni intermitencias.

Tan evidentes son estas secuelas de influencia negativa de una aparente reivindicación de países "explotados" que, como efecto del mal llamado "boom petrolero", hizo estallar en un lógico fracaso en América Latina y El Caribe el modelo económico de la CEPAL, mentalizado por el economista argentino Raúl Prebish de la llamada "Sustitución de Importaciones", imperante en la década de los años 70. Mientras tanto desde el mundo asiático, desde la capital del ultrasonido y la electrónica, el Japón, surgía la propuesta de un desarrollo acelerado y progresivo de la informática, cuyos efectos multiplicadores en el hoy día llamado proceso de "globalización" tienen honda gravitación en la situación que vive la humanidad. El descontrol de un controlado manejo de la regla de "tres" simple de la economía: control infla­cionario, pleno empleo y crecimiento económico, escapa a todo empeño por lograr que coexistan desarrollo económico, con justicia y paz social; pero la irrefrenable y multiplicada invasión de la informática con sus medios audiovisuales de comunicación no sólo revolucionaron la forma de interrelación humana, sino que cambiaron hábitos, formas de comportamiento, que han llegado a desbordar los moldes clásicos de los procesos educativos, pues la antigua enseñanza en el aula, ajena a la incidencia que hoy tienen en la casa la televisión, el fax, el Internet, fueron influyendo en la modulación del pensamiento y costumbres de los niños y adolescentes, rompieron los tradicionales cánones de relación padre-hijos hasta terminar hoy día transformando en alumnos y profesores como medios y mecanismos indispensables de estudio e investigación, al extremo que no sin alguna razón se sostiene que el no saber acceder a la computación es estar muy cerca de convertirse en un analfabeto funcional.

Lo antes señalado nos ratifica que la Universidad no puede dejar de ser protagonista de los procesos que viven las sociedades, inversamente es más bien su deber contribuir a canalizarlos y llegar inclusive a asumir el liderazgo de las llamadas ONG, en leal cumplimiento de su rol social, a ser la gran promotora de la activa participación de la sociedad civil en los programas de desarrollo de los distintos países; no puede exonerarse de rectorar esa participación, haciéndolo por supuesto desde las áreas académica, científica, tecnológica, cultural, que son las que le compete y corresponde, sin convertirse en instrumento de intereses facciosos o de proselitismo político y religioso, ajenos a sus elevados fines. Ello la obliga a vincularse estrechamente con todos los sectores sociales, a recuperar la confianza y credibilidad pública, a mantener diálogos fluidos, permanentes y razonables, a que abandone toda práctica retórica y demagógica, a que comprenda que no puede seguir declamando y reclamando un espacio de ente inteligente, científico, pensante, si no piensa al mismo tiempo, que su misión no tiene destino y pasa a ser estéril, si no pone su caudaloso aporte en beneficio del bienestar colectivo, si no tiene la visión de que, por magníficas que sean las cátedras que se impartan en sus claustros, su tarea educativa se anula si no está al servicio de todos. No hacer ello es convertirse en una institución que se coloca muy por debajo de su propia razón de ser y existir. Por ello desde el Ecuador reclamamos sea ella con su palabra autorizada la que plantee y proponga las tesis de la nueva sociedad del siglo XXI. La alternativa sería una interrogante que sobre todo es más sonoro en los países latinoamericanos y caribeños, quién puede asumir estos desafíos, quién puede convocar a la organización de la sociedad en su conjunto, a través de tesis y planteamientos que no respondan a intereses personales o de grupo, que permitan reactivar la esperanza de un proyecto político, social y económico que establezca condiciones para una confiable estabilidad política, una segura tranquilidad ciudadana y un bienestar económico como trilogía indispensable para generar un clima propicio que nos haga respirar vida humana. Regresamos a las reflexiones de nuestro preámbulo. Los jóvenes parisienses del 68 nos dijeron "la imaginación el poder", y esa imaginación y esa creatividad tiene que gestarse y nacer de los claustros universitarios.

Para abundar en el sustento de nuestra tesis, para no dejar de recordar que las sociedades son dinámicas y que lo único permanente es el cambio, solicitamos comedidamente nos detengamos a observar ciertos episodios históricos, que nos obligan a retrotraer nuestra memoria al pasado, para encontrarnos que, a fines del siglo XVIII Francia con su Revolución produjo un gran movimiento por la libertad, cuyos vientos soplaron con tanta fuerza que repercutieron en América Latina y El Caribe, generando los procesos libertarios que lideraron Bolívar, San Martín, O Higgins, Morazán y otros ilustres precursores de la Independencia, poniendo fin al coloniaje imperante de la época, pero ese Estado forjado al calor de una lucha por la "libertad, igualdad y fraternidad" del siglo XIX, cambió de modelo por un nuevo Estado en el siglo XX, donde la llamada ''Revolución Industrial" provocó la concentración de capitales y mano de obra, forjando al mismo tiempo grandes empresas y grandes organizaciones de trabajadores, poniendo en auge los derechos societario y laboral como mecanismos jurídicos de arbitraje de conflictos económicos de interés contrapuestos de impredecibles repercusiones, que generaron acontecimientos de tal magnitud, como la I y II guerras mundiales, la Revolución Rusa de 1917, la Revolución China de 1949, la pionera Revolución Liberal Radical de Alfaro en el Ecuador en 1895, la Revolución Mexicana de 1917, la Revolución de Figueres en Costa Rica en 1948, la Revolución Cubana de 1959, entre las más notables, que demuestran que lo vivido por la humanidad en el siglo XX no es un accidente, sino que es producto de situaciones, de hechos sociales, de circunstancias, que se impusieron en su tiempo y nos imponen ahora; revisar no sólo objetivos de una manera fría y teorizante, sino comportamientos humanos, pues las sociedades en fin de cuentas están formados por seres humanos con sus virtudes, defectos, por ello nuestra propuesta incluye y prioriza al ser humano como sujeto activo y destinatario de toda actividad en sociedad y en nuestro caso específico en su proceso formativo durante su paso por la Universidad.

No hay tiempo ni espacio para la vacilación o la duda La Tercera Reforma Universitaria nacida del lenguaje elevado, reflexivo, dialéctico y creativo es un imperativo histórico de la época. Nuestra responsabilidad con las nuevas generaciones nos obligan a que con la imaginación reclamada por los promotores de la II Reforma Universitaria, seamos capaces de formular una propuesta que señale el rumbo y establezca las metas y objetivos de la nueva sociedad del Siglo XXI. No es la época de mirar para atrás. Detenernos en la indefinición y el análisis que diluya la concreción de respuestas a los multiplicados problemas de nuestro tiempo es renunciar a ser lo que nos corresponde y debemos ser, aceptemos el reto y asumamos el compromiso. Esta conferencia internacional está llamada a difundir la verdad del mundo de nuestros tiempos. La diplomacia política de la clase gobernante tiene limitado su pensamiento por el conflicto de intereses que son normales entre los diversos países del mundo. La Universidad ecuatoriana no ha querido formular un planteamiento apegado exclusiva­mente a las técnicas educativas en materia de educación superior. Creemos en una Universidad que forme recursos humanos, que investigue, que culturice, que analice la problemática socio-económica y política, pero todo aquello en función social, con sentido humano, de solidaridad con el mejoramiento de las condiciones de vida de las colectividades donde desenvuelvan su acción. No hacerlo no sólo que no es beneficioso o útil, sino que es un renunciamiento tácito y cómplice de no entregar su sólida e inconmensurable posibilidad de ayuda a la sociedad, que es lo que le permite merecer el respeto y reconocimiento que por su naturaleza y altísima misión social, le corresponde, si es que anhela vivir con el decoro y dignidad legada por la historia.

Hacia la tercera Reforma Universitaria
Creo oportuno, al terminar nuestra ponencia, que podamos informar al más alto organismo de la educación mundial, como es la UNESCO, a nuestros colegas de los distintos países asistentes y preferentemente a los de América Latina y El Caribe, que en el Ecuador por fortuna la organización del subsistema de la Educación Superior está confiado a un organismo que tiene facultades autónomas para orientar, para planificar, para regular, para coordinar, armonizar y en ocasiones hasta ser el ente supervisor de las actividades de los Centros de Educación Superior. Esa organización que dirige la Educación Superior integrada por los Rectores de las distintas Universidades y Politécnicas Públicas o Particulares, ha permitido unir esfuerzos, ideas, propósitos, dentro de un ambiente donde los miembros de la Organización conocen en profundidad el tema y están familiarizados con el mismo. Aquello nos ha permitido mantener continuidad en nuestras políticas y en ello la Universidad ecuatoriana ha tenido la suficiente entereza para comenzar con un auto-diagnóstico evaluatorio de sus falencias, identificar sus nudos críticos, hacer una propuesta de lo que será y debe ser la misión de la Universidad en el Siglo XXI y traducir ese plan de la misión de la Universidad en una serie de acciones que ha ido vigorizando el sistema, volviéndolo socialmente confiable y útil, obrando dentro de nuestro ámbito de acción y respetando el de las otras entidades que están vinculadas al sector educativo y principalmente al subsistema de la educación pre-primaria, primaria, media y técnica de post-bachillerato, cuya responsabilidad en el Ecuador corresponde al Gobierno Central y a su Ministerio de Educación y Cultura.

Al mencionar las bondades del subsistema, lo hacemos porque la Educación Superior goza de la necesaria independencia para planificar sus propias acciones. Se ha dicho y se ha repetido que la solución de los problemas de la Educación Universitaria debe nacer de los propios entes de la Educación Superior y esa ha sido la posición de la Universidad ecuatoriana. Su autonomía está debidamente reforzada y garantizada por un financiamiento consagrado legalmente con la creación de un Fondo de Desarrollo Universitario y Politécnico, afianzando de esa manera su condición de una organización no gubernamental, lo cual la coloca en una situación de no tener compromisos ni con el mundo de la clase política, ni con el mundo de la clase empresarial privada que busca su propio lucro. Aquella organización autónoma también ha permitido que sea la propia Universidad la que haya enfrentado situaciones tan sensibles y conflictivas como la del libre ingreso, el de la gratuidad de la enseñanza y los vientos de la auto gestión, el auge gremial que deforma la alta misión del catedrático; el de la politización de la Universidad, con su secuela de deterioro de la actividad académica que ha desmejorado la calidad docente, al dejar de ser el profesor producto de concursos de méritos y oposición como lo manda la naturaleza de la cátedra universitaria, y pasar a ser producto de nocivas influencias politiqueras.

Creemos que la legislación ecuatoriana ha permitido a la Universidad, a través de su máximo organismo, el Consejo de Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador, lograr con toda claridad aplicar la regla de tres de una gestión exitosa: a) una robusta organización, b) el señalamiento de objetivos estratégicos unificadores y c) el contar con un liderazgo firme e inteligente, conjunto de factores indispensables para enfrentar los retos en cualquier actividad y por supuesto el relativo a la educación superior.

Los grandes ejes de la política universitaria ecuatoriana están orientados a la consecución y puesta en práctica de las tesis planteadas, la llamada, para nosotros, Tercera Reforma Universitaria que consta de la presente ponencia.
(El presente texto forma parte de lo que será la obra La educación: única vía hacia la igualdad de Medardo Mora Solórzano, y que saldrá bajo el sello editorial de Mar Abierto y Eskeletra. Además se prepara una coedición con la Universidad de Córdova para ver los avances de la reforma Universitaria de Córdova con la tercera reforma Universitaria propuesta por nuestra universidad)