lunes, 30 de abril de 2007

CONSULTA POPULAR DEL 17 SEPTIEMBRE 2000: UN HITO POR LA DIGNIDAD E IDENTIDAD MANABITA


La consulta popular del 17 de septiembre del año 2000, representa sin duda un hito en la defensa de la identidad y la dignidad de los manabitas. Aquel día no se concurrió a las urnas a votar por un proyecto político en el que estuviera inmerso el interés del votante o sus convicciones o afectos personales y partidistas. No se trató de una campaña para obtener un número de votos que permitiese al "candidato" obtener una respuesta favorable en las urnas y ganar las elecciones, este fue un proceso eminentemente cívico, auténticamente ciudadano, que tuvo como gran actora a la sociedad civil organizada, sin que ello signifique haber excluido a los dirigentes políticos de la provincia.
Lo antes expuesto me permite sostener que la gesta del 17 de septiembre del año 2000, constituye una expresión soberana del pueblo manabita que se adhirió voluntaria y sentidamente al deseo de gozar de una libertad de conciencia, que le posibilite ser él mismo, que le abra espacios para ser actor y partícipe de su propio desarrollo, fue un grito insurgente contra un centralismo absorbente y arbitrario, fue una emotiva y consciente expresión de protesta contra la injusticia de una marginalidad que Manabí sabe no la merece pero sí la vive; en síntesis, existió una manifestación democrática de rebeldía contra un régimen de administración del país, obsoleto, aparentemente dadivoso y paternalista, pero en el fondo abusivo, injusto y caduco, en el que lamentablemente, la alta burocracia maneja los intereses nacionales, dispone de los recursos que produce el Ecuador entero, de acuerdo a criterios discrecionales de funcionarios o políticos influyentes de turno, que en ocasiones sin tener facultades para ello, interpretan, reforman o aplican disposiciones legales, en base a decisiones absolutamente personales, subjetivas, circunstanciales y en algunos casos respondiendo a intereses económicos o regionalistas. Se ha llegado a decir que existen funcionarios "que fabrican dificultades para vender facilidades", actitud que emparentan procedimientos de la administración pública con la corrupción.
La decisión del Consejo Provincial de Manabí, no exenta de malos entendidos, ni de celos políticos, ni de vestigios de sumisión al poder central del propio Tribunal Electoral de Manabí, responde en gran medida a la leal posición asumida por el máximo dirigente de las instituciones manabitas, nuestro Prefecto Provincial, Dr. Humberto Guillem Murillo. Él sabía desde el 19 de abril del año 1999 en que nos convocamos las instituciones públicas y privadas de Manabí, las organizaciones profesionales y sociales con representatividad provincial, que el camino a seguir no era un camino fácil, pues no es fácil homogenizar criterios cuando no se ha conversado previa y detenidamente sobre objetivos a lograr, cuando vivimos épocas donde todos creen tener derecho a pensar, decir y actuar como les parece o de acuerdo a su personal entender e intereses individuales. Pero cinco sucesivas Asambleas que organizó el que se denominó Comité Cívico Interinstitucional "Pro Autonomía" de Manabí, permitieron ir progresivamente discutiendo ideas, intercambiando puntos de vista, hasta ir hilvanando resoluciones que fueron estructurando un planteamiento que se entregó a los máximos directivos de las funciones Ejecutiva, Legislativa y Judicial del país, con propuestas que perseguían se tramitara una reforma constitucional que viabilice instaurar un régimen de autonomías dentro de la organización del Estado ecuatoriano, dando con ello un verdadero avance a procesos de modernización del país.
Las reuniones que tuvieron como escenarios distintos locales y lugares de instituciones de la provincia, sin duda contribuyeron a que Manabí le demuestre al país, que sí es capaz de formular un proyecto unitario, cuando no prevalecen intereses político-partidistas, cuando no existen intereses económicos y cuando el denominador común de la propuesta es el civismo, que en este caso tenía como factor motivador el afecto a una tierra de la que se siente el singular orgullo de ser nativo de sus entrañas, unido a una idiosincrasia que ha echado raíces profundas en el sentimiento montubio y la vida misma de los manabitas. Manabí por fortuna, es dueña de hondas y arraigadas tradiciones heredadas de familias que nos legaron honor y buenas costumbres.
Sería largo mencionar detalles y enumerar episodios que se fueron sucediendo en la formulación de la propuesta que Manabí hizo al país, pero no se puede dejar de señalar la entrega sin espera de recompensa que muchos miembros del Comité efectuaron para impulsar una campaña de promoción de la consulta, que no contaba con ningún tipo de financiamiento y cuyo único factor motivador era decirle al Ecuador, que en Manabí estamos conscientes de nuestra dura realidad socio-económica, de nuestra injusta marginalidad, de recibir un trato de instituciones y funcionarios del Estado que no lo merecemos. Es cierto que en la campaña hubo la colaboración institucional del Consejo Provincial de Manabí, de la Universidad Laica "Eloy Alfaro" de Manabí, de la Universidad Técnica de Manabí, pero esa cooperación fue extremadamente limitada, por ello más bien hay que relievar la solidaria recepción, que la casi totalidad de las autoridades cantonales, le dieron a la propuesta y el posterior apoyo a la consulta popular, sobre todo en lo relacionado con la organización de reuniones de trabajo con los representantes de las diferentes organizaciones cantonales y parroquiales, reuniones que buscaban ir impulsando un pronunciamiento consciente y claro de la ciudadanía manabita, como en efecto aconteció en el evento del día 17 de septiembre del año 2000, donde el 91% votó a favor y sólo el 9% en contra (hubo también cerca del 10% de votos nulos o blancos), votación cualitativa y cuantitativamente muy alta, si consideramos la campaña impulsada por los beneficiarios del poder político, burocrático y económico del centro del poder, que directamente o a través de interpuestas personas (incluyendo algunos manabitas) realizaron para sembrar confusión, dudas o al menos disminuir el avasallador pronunciamiento popular.
Desde el punto de vista de los hombres y nombres que deben ser recordados en la gesta cívica que "está prohibido olvidar" (según inteligente opinión del periodista manabita David Ramírez), es conveniente señalar los nombres del Prefecto de la Provincia Dr. Humberto Guillem Murillo, Teddy Marazita, Carlos Alarcón, Ángel Mendoza, Josélías Sánchez, Leonardo Moreira, Tony González, Douglas Vaca, Juan Carlos Lara, Carlos San Andrés, Raymundo Zambrano "Don Pascual", Freddy Reyes, estos dos últimos que con su actuación dramática sobre la autonomía de Manabí, demostraron con un lenguaje apegado a nuestra extracción montubia y vernácula, a nuestras realidades, a nuestras vivencias, lo que se perseguía: que la propuesta de autonomía no era una propuesta a favor de persona alguna, sino un acto de solidaridad y una oportunidad de encuentro con nosotros mismos. Mención especial para el irremplazable Secretario del Consejo Provincial de Manabí y del Comité Cívico Interinstitucional "Pro Autonomía", don Lizardo Mendoza, un ejemplo de organización, una garantía para confiar en que toda documentación está en orden y celosamente manejada y cuidada. Desde el punto de vista negativo no faltaron las influencias de los privilegiados del centralismo, que en opinión del gran Juan Montalvo es el "reducto apropiado de tiranos y tiranuelos", quienes no escatimaron esfuerzos para hacer una campaña y tratar de opacar el abrumador pronunciamiento de los manabitas, aquella actitud procuraba contrariar o desalentar el buen ánimo de los miembros del Comité Cívico “Pro Autonomía de Manabí”, que hay que señalar contó siempre con el entusiasta y firme apoyo de los medios de comunicación social, de incontables articulistas de opinión, debiendo remarcar de manera muy especial el apoyo de El Diario, de Manavisión, de Canal Manabita, de diario El Mercurio y de la Asociación de Radiodifusores de Manabí, sobre todo de su entonces Presidente Don Enrique Morías Arteaga, otro manabita de cepa, cuya bondad no está reñida con su identificación a plenitud con el desarrollo y bienestar de Manabí y su gente. Para evitar malos entendidos he limitado la mención a quienes se unieron a la caravana en la campaña en favor de la consulta, pero no me atrevo a mencionar a la cuantiosa cantidad de líderes manabitas que colaboraron con inteligencia y desinterés al interior del Comité Interinstitucional “Pro Autonomía de Manabí”, pues al nombrarlos podría omitir el nombre de alguno o incluir el nombre de alguien que no lo amerita.
Es necesario en este apretado comentario sobre la gesta histórica del 17 de septiembre del año 2000, resaltar enfáticamente que ese pronunciamiento popular de los manabitas, tiene el debido valor constitucional y legal, es una consulta legítima que la prevé la Constitución de la República en su Artículo 106, queda para la historia un pronunciamiento que por estar sometido al rigor jurídico y a las reglas de la democracia, obliga a todos los habitantes de Manabí a respetarla y a luchar porque el Congreso Nacional y el Gobierno Nacional, produzcan en el texto constitucional la reforma necesaria para que Manabí como región o provincia, sea respetada en su derecho de tener un régimen de autonomía administrativa, que es oportuno aclarar no resquebraja el poder político unitario del país, ni mucho menos, sino que al contrario favorece una anhelada unidad nacional, pues un régimen autonómico procura un armónico, equilibrado y justo desarrollo del país y sus veintidós provincias. Justamente para viabilizar la reforma constitucional, el Comité Cívico Interinstitucional “Pro Autonomía de Manabí” no se quedó en la simple propuesta y en el discurso, sino que formuló y entregó a los poderes y organismos competentes del Estado, como el caso de la Comisión Nacional de Autonomías, Descentralización y Circunscripciones Territoriales, así como al Consejo Nacional de Modernización, una redacción definida, precisa y contundente de reforma constitucional para que utilizando el Artículo 286 de la Constitución vigente, esto es, que el Presidente de la República envíe la propuesta de reforma con el carácter de urgente al Congreso y el Congreso apruebe la urgencia, para que el país se pronuncie en consulta popular nacional sobre la conveniencia de establecer un régimen de autonomías en el Ecuador. Lamentablemente el gobierno anterior no quiso tomar esta decisión, no obstante haberse logrado un magnífico y bien concebido informe de la Comisión de Asuntos Constitucionales del anterior Congreso (que recogió casi íntegramente el texto de redacción para la reforma, entregado por el Comité Cívico Interinstitucional de Manabí), y que este alto organismo del Estado haya aprobado la realización de la consulta, aunque se haya demorado seis meses en pronunciarse, por lo que nos resta aspirar que el actual Congreso Nacional por la vía que tiene con su facultad de reformar la Constitución, o alternativamente el actual Presidente de la República, incluya en la consulta que ha anunciado al país, esta profunda reforma de tipo jurídico-política. El tiempo nos dirá de la acción del actual Congreso Nacional y de la posición que tendrá el Presidente Gutiérrez.
No existe otra propuesta de reforma trascendental y estructural para construir el Estado "Moderno del Siglo XXI", que no sea la de instaurar un régimen de autonomías, que persigue con claro criterio de la realidad nacional reconocer su gran fortaleza, que la constituye su variada y rica geografía y paisaje y procura unir al Ecuador profundo respetando debidamente su incuestionable diversidad étnico-cultural. Como decimos los manabitas, es la oportunidad histórica de construir por esa vía un alma nacional de la que el Ecuador ha carecido como República independiente y soberana. Hemos sido un Estado jurídicamente organizado, porque así lo quiso el Libertador Bolívar, pero hemos estado y estamos muy lejos de ser una nación con unidad de costumbres y objetivos. Tan fundamentada es la apreciación de los manabitas, que a partir de su propuesta, motivó consultas populares similares en Guayas, Los Ríos, El Oro y Sucumbíos, que remecieron la conciencia ciudadana , dando origen a uniones interprovinciales como la del llamado "Grupo de los 8" que lo integra Manabí, donde se produce una unión horizontal del país, de Costa, Sierra y Oriente, haciéndole notar al Ecuador que los soñadores de la unidad nacional y de darle al Ecuador un rostro de país con identidad propia, no estuvieron ni están equivocados, el camino es el que hay que construirlo y la vía es a través de régimen de provincias o regiones autónomas.
Urge una exhortación manabitas, que nuestra ancestral vocación por la libertad, que nuestra incuestionable identidad regional o provincial, que el legado de honor y dignidad que nos legaron las tradicionales familias manabitas del ayer, enriquecidas por sus magnificas costumbres, que el ejemplo rebelde y libertario de Eloy Alfaro, el ecuatoriano más ilustre y líder cimero de Latinoamérica, nunca dejen de ser un latido que motive permanentemente nuestro orgullo de ser y sentirnos manabitas, de ser nosotros mismos, de ser actores y protagonistas responsables del desarrollo provincial y del bienestar de quienes, por razones genéticas y domiciliarias, habitamos la geografía manabita.

Manabí, Junio del 2003








AUTONOMÍAS PROVINCIALES: EL RETO DEL ECUADOR PARA EL SIGLO XXI


Dentro de la crisis de todo orden que vive el Ecuador a fines del Siglo XX, le quedan muy pocas posibilidades para emprender un proceso de recuperación, pues lamentablemente los errores y desatinos cometidos después del boom petrolero de los años setenta, vuelven imperioso e inaplazable un cambio estructural del modelo de organización y administración del Estado.
Se ha venido repitiendo en los últimos años sobre la conveniencia de un gran pacto social, en la necesidad de reactivar el aparato productivo de la sociedad, de estabilizar la política cambiaría, monetaria y crediticia, se ha repetido que es necesario descentralizar el país, es decir no han faltado planteamientos e ideas, pero en nada se ha dado un solo paso y se ha mantenido una recurrente tesis política-económica-administrativa, que hace que nos encontremos en una especie de "callejón sin salida". No exagero si afirmo que lo único que se expande y crece es la corrupción a través de sus variados tentáculos y testaferros, éstos, bien o mal intencionados.
En este contexto las instituciones públicas y privadas de Manabí, con sus organizaciones sociales, proponen la implantación en el Ecuador de un régimen de autonomías provinciales, sin tocar la actual división política-administrativa de las veintidós provincias, para no crear elementos de desunión nacional, dejando que libremente las provincias puedan unirse voluntariamente en una mancomunidad o en una región, pero ese es un proceso posterior y voluntario de integración. Hay que precisarlo, la propuesta está formulada para que se la debata y converse entre ecuatorianos de toda la geografía nacional, pues este planteamiento estimamos puede convocar a todos a unirnos en función justamente del debate de esta tesis, cuyos beneficios resultan evidentes en países como Suiza y España y en otros países donde se ha implementado un sistema, administrativo como el que se propone.
¿Por qué el planteamiento de autonomías?, porque el Ecuador desde inicios de su vida republicana ha mantenido una permanente división como país, originada en factores de carácter geográfico y climático, cuando en realidad esta diversidad climática y geográfica, puede y debe ser un factor de unidad nacional. Esta incuestionable verdad, es la que explica que en el espíritu de todos los ecuatorianos sintamos orgullo de los atractivos de Quito, de su herencia colonial, de su gran desarrollo urbanístico de las últimas décadas, como igual orgullo se siente de todo el conjunto de virtudes de Cuenca, de sus atractivos arquitectónicos, de su gran desarrollo educativo y cultural, como tierra de poetas, historiadores y literatos que la han llevado a convertirla en patrimonio de la humanidad. Siempre se sintió también gran valoración por el folklore, por la belleza y bondades de los valles y playas, por la pujanza productiva de toda la Costa ecuatoriana, por la rebeldía e inigualable generosidad de sus habitantes, de la reserva que significa el Oriente ecuatoriano, con sus ríos caudalosos, sus selvas todavía vírgenes e intocadas y los misterios que ellas encierran, la condición paradisíaca y excepcional como centro turístico y patrimonio ecológico de la humanidad que constituyen las Islas Galápagos, los ecuatorianos hemos disfrutado siempre del incomparable paisaje, de la majestuosidad de los volcanes, de la sensibilidad hecha música, del ingenio artesanal y toda una gama de las más diversas atracciones y peculiaridades de todas las provincias de la Sierra, todo eso ha sido motivo de orgullo de los ecuatorianos. Dónde entonces radica el problema de ser un país que no terminamos de entender unos y otros. Manabí y sus instituciones, consideran que ello responde a que los ecuatorianos no hemos aceptado nuestra real identidad, que debiendo partir de una realidad étnico-cultural e histórica, nos permita conocernos a nosotros mismos y nos una en un objetivo común de Patria, pero esa identidad sólo será factible alcanzarla, si admitimos nuestra verdad sin disimulos y en la medida que reconozcamos que también existe el llamando "Ecuador profundo", ese Ecuador cuya mayor fortaleza y riqueza es su gran diversidad, lo cual debe fortalecer la unidad nacional como ya lo consagra con toda diafanidad y énfasis el actual Artículo 3 de la Constitución en actual vigencia. Por lo antes anotado, es que también afirmamos que existe un Ecuador como Estado jurídicamente parchado a través de 19 Constituciones, que sólo reflejan la ausencia de una nacionalidad consistente y armónica, por lo que el régimen de autonomías permitiría construir, eso sí de una manera concertada y no compulsiva, aquel Estado-Nación que ha estado muy lejos de existir en nuestra inestable vida republicana. Es un imperativo que el Ecuador empiece a comprender lo que pasa en un mundo tan internacionalizado e interdependiente como el de fines del Siglo XX, que nos desafía a que entendamos de acuerdo a claras sugerencias de la ONU y la UNESCO, que el gran problema del mundo presente y del que está por venir, es el relacionado con el pluralismo étnico-cultural, lo cual explica el porqué nuestra Constitución ya recoge un tratamiento especial a las minorías indígenas y afro-ecuatorianas.
Reconocida esa diversidad étnico-cultural e histórica, antes que climática y geográfica, no existe otro camino que permita la unidad nacional que no sea el posibilitar que las distintas provincias o regiones del país puedan planificar y programar su desarrollo, unirse si lo desean, y procurar responsablemente el bienestar de sus habitantes; ello sólo será posible si tomamos conciencia de que un modelo de administración centralizada, sólo produce una injusta distribución de los ingresos públicos con la consecuente desmotivación ciudadana, que se traduce en irresponsabilidad cívica, pues se genera una conducta en la cual desde todos los rincones del país se pide al Gobierno de turno la solución de todos los problemas, configurando una distorsión que crea la imagen de un Estado perverso, que no atiende los requerimientos nacionales y un ciudadano ecuatoriano que desentendido de sus deberes ciudadanos, sólo se acostumbra a pedir, reclamar, lamentarse, quejarse o protestar. Este esquema es que hace que el Ecuador no tenga en la actualidad ningún modelo definido de administración del Estado, pues el modelo que tenemos es de un Estado a veces paternalista o dadivoso, a veces arbitrario, a veces perturbador, a veces monopolio, todo lo cual sólo ha servido para crear un ambiente de inseguridad jurídica, alentando vanidades de Gobiernos y Congresos en permanentes campañas electorales, repartiendo transferencias de asignaciones presupuestarias para después solicitar a cambio, votos en futuras elecciones. Es hora de dar paso a un modelo de Estado que sea regulador, árbitro, facilitador de iniciativas y esfuerzos personales y garante de los derechos fundamentales de los doce millones de ecuatorianos, que hoy en su inmensa mayoría, sólo atinan a pensar la impotencia de que sus anhelos ciudadanos no son escuchados y menos garantizados, al sentir y saber que tienen un poder central muy distante de ellos.
El propio sistema democrático se encuentra resentido y no existen vías de superar ese deterioro del régimen Republicano de Gobierno, que no sea a partir de impulsar un modelo de democracia participativa, que se active desde las células básicas de la sociedad a través del régimen de autonomías. Ello posibilitará que los Municipios recuperen su condición de entes rectores de sus respectivas colectividades, restaurando el antiguo modelo del Ayuntamiento de vecinos heredado de España, el que las parroquias, recintos, barrios, se organicen en juntas, comunidades o cooperativas de producción o en organizaciones que les permitan ser actores responsables y solidarios del propio bienestar de la comunidad a la que se pertenecen. Estas organizaciones debidamente concientizadas, se vincularán en un proceso progresivo con el Poder Central a través de gobiernos provinciales intermedios, que elegidos con representantes igualitarios de cantones (hasta que se organicen distritos electorales), y con representantes de sectores representativos de la sociedad civil, permitan ir enlazando un nuevo y más dinámico Ecuador. Este planteamiento el Ecuador histórico lo ha debatido pero no lo ha implementado, así lo recogen las actas de las Constituyentes de 1861, 1897, 1929 y 1945.
El régimen de autonomías tendría adicionalmente la ventaja de liberar el esfuerzo ciudadano, se produciría automáticamente una dinamización de la economía y por ende del aparato productivo de la sociedad, provocando efectos multiplicadores de generación de riquezas y empleo, que viabilizarán con el flujo de bienes y capitales, una más abundante y mejor distribución y circulación de riqueza, una ampliación social de acceso al crédito y como consecuencia de ello, un auténtico mejoramiento de la calidad de vida de todos los ecuatorianos. La otra alternativa es mantener una recurrente historia de un Ecuador condenado por su inercia como país y por claudicación de sus líderes y gobernantes, a una crisis que se profundizará hasta hacemos estallar como sociedad y desintegramos como país.
De otra parte, en un régimen de autonomías es posible avanzar ciertamente en un proceso de una real justicia social, con una mejor distribución de los recursos públicos, mediante un reparto más equitativo de los tributos que genera el país, para ello hay dos vías que plantea Manabí: descentralizar la recaudación de tributos al consumo (IVA, ICE, Impuestos a las transacciones bancarias, matriculación vehicular, distribución de utilidades en venta de combustibles, peaje, etc.) para que se queden en la provincia que engendra o genera la riqueza que permite el consumo, o que se forme una gran "caja tributaria" para que se la redistribuya entre todas las provincias bajo tres parámetros: a) contribución provincial al PD3, lo cual estimula a quien más produce; b) número de habitantes, lo cual es igualitario; c) necesidades básicas insatisfechas, lo cual es solidario. A estos tres indicativos podría agregarse el factor extensión territorial como un elemento de mayor equidad. La exportación de petróleo serviría para amortizar la deuda pública, sobre todo la externa, y el Impuesto a la Renta y los aranceles a las exportaciones los recaudaría y servirían para atender necesidades del Gobierno Central, que están previstas en el Artículo 226 de la Constitución vigente.
Finalmente creemos, que si no hay primeramente un acuerdo en el contenido de la propuesta, en su fundamente doctrinario, en su propia filosofía de hacer país, es imposible dictar leyes que como la de descentralización y participación social vigente, son fríos enunciados que en la práctica no se aplican, porque no hubo ni el acuerdo nacional ni el Ecuador se puso de acuerdo en la filosofía de ese acuerdo, aparte de que en el fondo dicha ley mantiene el mismo esquema de un Estado manejado centralizadamente, y conserva un criterio paternalista y/o dadivoso. El régimen de autonomías permitirá una auto organización espontánea y responsable de sectores más homogéneos de la sociedad ecuatoriana, que rompa con la injusticia de la imposición de criterios, que sólo han favorecido la formación de pequeños grupos oligárquicos que manejan el poder político y económico del Ecuador. Los actuales partidos políticos y el affaire bancario son producto de este caduco sistema.
El desafío está lanzado, el resto es responsabilidad de todos: políticos, empresarios, académicos, artesanos, profesionales, trabajadores, campesinos e inclusive de militares. Es hora de obrar sensata y patrióticamente.

Noviembre 5/2000











EL ESPÍRITU CONFEDERATIVO DE SIMÓN BOLÍVAR EN LA INTEGRACIÓN ANDINA



Bolívar fue un soñador de la integración y la unión de América Latina, tan cierta es esta afirmación que como una especie de inventario de su vida, Bolívar poco antes de morir pronuncia la frase “si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”. No creía en extremismos ni en visiones facciosas, sabía que sólo uniendo ideas, esfuerzos, intenciones por un interés común, es posible un sólido desarrollo y mejores condiciones de vida para todos, su vocación por la unidad de los países a los que él se debía como nativo de los mismos era incuestionable. Pero Bolívar no era de los hombres que pensaban en una unidad a partir de un criterio impuesto desde las alturas del poder, no toleraba los manejos cesáreos del poder, creía en un sistema democrático de gobierno, por ello era partidario de forjar esa unidad a partir de estimular un espontáneo sentimiento nacido de la entraña misma de la sociedad, aquello explica el porqué al mismo tiempo que impulsó la formación de una gran nación como la Gran Colombia, estimuló también la formación de Repúblicas independientes, sin que eso hubiese logrado agrietar el espíritu gran colombiano, pues Bolívar iba más allá, anhelaba en sus ideales una gran nación latinoamericana y caribeña.
Justamente a partir de ese pensamiento claro de Bolívar, que creía en Estados federados o confederados que en teoría política es lo mismo, es que nace el Ecuador como Estado soberano e independiente, sin desviar su convicción y apego por un régimen democrático y republicano de gobierno. Gracias a Bolívar el Ecuador se separa de la Gran Colombia y amparado en el antecedente histórico de la existencia de la llamada Real Audiencia del Quito, funda este país llamado Ecuador en 1830, tomando para ello los territorios del Sur de la Gran Colombia en los que se incluían los que antes pertenecieron al llamado Reino de Quito. Meditemos un instante: el gestor de nuestra independencia con la rebelión de Guayaquil del 9 de Octubre de 1820, pasando por las proclamas libertarias de Manabí de Octubre 15, 18 y 23 de 1820, la de Cuenca en Noviembre 3, de Loja en Noviembre 18 del mismo año, hasta culminar con la Batalla del Pichincha el 24 de Mayo de l822, fue el mismo personaje que nos dio la liberación del coloniaje español, ese mismo personaje nos legó independencia y libertad política-administrativa, nos hizo país libre. Los hechos relatados demuestran la claridad, la grandeza del pensamiento y espíritu de Bolívar, pero en nuestro nacimiento como país es conveniente recordar que en el Congreso de Angostura de 1824 cuando se hablaba del Departamento del Sur de la Gran Colombia, que después lo denomina Ecuador, se lo dividió desde el punto de vista político-administrativo en ocho regiones o provincias, luego cuando se crea la República del Ecuador como un Estado soberano e independiente en 1830, se opta por una división departamental, consciente el libertador Bolívar de las diferencias de orden climático, geográfico y étnico culturales que caracterizaban al naciente país, ello lo lleva a crear tres distritos que se los llamó: el Departamento del Norte que comprendía básicamente lo que se conoce como la Sierra y la parte Norte y Central del Oriente, lo que es el Austro y la parte Sur del Oriente, y el tercer Departamento que es la región de la Costa que incluía las cinco provincias del Litoral y la Región Insular de Galápagos. Bolívar tenía sus razones, conocía muy bien el Ecuador, él entendía a cabalidad que la unión en la que creía, sólo era posible en la medida en que se respetara la diversidad étnico-cultural, de ahí nace esta división política-administrativa que en el fondo respeta tradiciones y realidades históricas, geográficas y culturales, pues no se puede dejar de mencionar que los territorios de las provincias costeñas no estuvieron integrados al antiguo Reino de Quito; y más bien estaba fresca la posición de Guayaquil que después de la proclama de Octubre de 1820, tuvo una fuerte corriente de opinión mayoritaria por un Guayaquil independiente, sin dejar de existir opiniones entre quienes querían adherirse al Virreinato de Lima en el Perú, y los que querían unirse al Virreinato de Nueva Granada, esto es a la Gran Colombia.
Sin temor a equivocarnos, Bolívar quiso una nación latinoamericana poderosa, autosuficiente, competitiva, respetable, en el concierto de naciones del mundo, era un convencido de esa causa, sabía muy bien de las debilidades y diferencias de los habitantes de este subcontinente, pero no pensaba en grandezas materiales, quería una nación como él la concibió desde su destierro en Jamaica, en 1815, una nación que antes por sus riquezas y por su extensión fuese grande por su libertad y su gloria, era un ser humano que no pensaba que el poder engrandecía, privilegiaba en todo hombre el honor, por ello en el Congreso de Angostura, pronunció una de sus más profundas y hermosas frases dejando para la posteridad un concepto de vida extraordinario, “antes que el pomposo título de Libertador gustaría que me digan que soy un buen ciudadano, útil a la sociedad y la patria” y afirmaba “la verdadera gloria y felicidad de un ser humano no está en el poder y el dinero, sino en ser un hombre de honor”, que lección con que abofeteaba y sigue abofeteando, con la hondura de su sentimiento y la fortaleza de su recia personalidad, a tanto mediocre arribista que anda a la caza de escalar posiciones a como dé lugar, atropellando principios y valores, Bolívar era un ser superior, una especie rara dentro del género humano, no ambicionaba su bienestar personal, sino el bienestar de los demás, ahí radica la real diferencia entre el que vale y es útil a los demás, con el pequeño de espíritu que no vale nada ni sirve a nadie, si no que sólo perjudica o utiliza a los demás. Bolívar era un líder que pensaba en la libertad como un atributo inherente a la vida del ser humano, que sostenía sin vacilaciones que mejor es morir luchando por la libertad que vivir en la esclavitud, un estadista que conocía que la organización política de la libertad tiene su expresión en la democracia, advirtiendo que la democracia debía hallar el equilibrio entre las exigencias de la libertad y la de la estabilidad y la eficacia, o se producirá la anarquía. Estaba consciente de la fragilidad de un sistema que respetara la libertad individual, por ello señalaba “ninguna forma de gobierno es tan débil como la democracia, su estructura debe ser de la mayor solidez y sus instituciones interactuar para la estabilidad, si no es así, lo que tenemos es un ensayo de gobierno y no un sistema permanente, contaríamos con una sociedad díscola, tumultuaria y anárquica, y no con un establecimiento social donde tengan su imperio la felicidad, la paz, la justicia”, este pensamiento resume la tragedia de los pueblos latinoamericanos y especialmente del Ecuador, no hemos aprendido a vivir en democracia, eso explica nuestra inestabilidad política reflejada en la expedición de 19 Constituciones.
Bolívar fue un ciudadano de mente y formación universal, un hombre de mundo, le molestaban las controversias para disputar reducidas parcelas de poder. Creía que los problemas entre países deben encontrar sus soluciones en una liga de pueblos libres que resista la agresión y la fuerza de las armas, que diriman sus controversias entre sus miembros a través de un Tribunal de Justicia, creía en el derecho como el mecanismo adecuado para dirimir conflictos sociales e individuales, por ello sostenía “si no hay un respeto sagrado por la patria, por las leyes y por las autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo: es un conflicto singular de hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo”. Bolívar fue un hombre justo que amó la paz, un hombre desprendido con un credo de vida que hacía que su mente esté siempre pensando en el bien común, un ciudadano digno y respetable, un hombre que simple y llanamente entregó su vida y sus bienes para favorecer la libertad de los pueblos de América Latina, a los que él se sentía vinculado por ancestro. La lucha que libró por la suerte de los marginados, le enseñó a conocer incomprensiones e ingratitudes, pero su vida que la cultivó conociendo lo que significa el mundo desarrollado, que le enseñó a conocer las grandes desigualdades, que le mostró escenarios donde se tomaban las grandes decisiones, que pudo conocer de cerca lo que significó la personalidad controvertida de Napoleón Bonaparte durante su estadía en París, personaje del que se admiró por la adhesión de un pueblo como el francés, que siendo partidario de la libertad idolatraba a su Emperador, pero también aprendió a reprochar sus actos dictatoriales y su egolatría, por eso se negó acompañarlo en su proclamación en la Iglesia de Notre Dame en la tradicional isla de París, no soportó el contemplar su auto investidura, aunque existen historiadores que afirman que la curiosidad de Bolívar lo llevó al acto, pero que mantuvo prudencial distancia para no ser identificado como parte de una ceremonia que no compartía, pues veía en Napoleón un hombre que se contemplaba en su propio espejo.
Bolívar tuvo la ventaja de conocer la abundancia, provenía de una familia muy adinerada, por eso no supo de privaciones, eso contribuyó a tener una personalidad donde no había espacio para envidiar nada a nadie, nada le faltó, fue partícipe de las más apetecidas y encumbradas reuniones sociales, tuvo la suerte de tener grandes amigos que influyeron en su personalidad, no conoció de privaciones, no tuvo motivos para acumular resentimientos, incluyendo dentro de sus emociones de varón el ser un romántico y enamorador, aunque jamás fue conceptualmente infiel a su única esposa María Teresa, una española de ancestro venezolano, a quien jamás sustituyó en el único matrimonio que tuvo y de quién se expresó en elocuente demostración de su apego por la galantería “el cielo se la llevó porque creía que le pertenecía, ella no era de este mundo”. En su agitada vida de galán tuvo varias convivencias con mujeres que despertaron la líbido de sus afectos masculinos.
Enemigo implacable de la falsedad, de la mentira, Bolívar sostenía “no pertenecen a la Historia ni la falsedad, ni la exageración, si no tan sólo la verdad”, era de los que creía que el tiempo y los hechos son los que se encargan de demostrar la realidad y trascendencia de las acciones o actitudes de los seres humanos, creía al igual que Couture que la naturaleza y el tiempo se vengan de las cosas que se hacen sin su consentimiento. Bolívar era un convencido de que la inteligencia y el conocimiento acompañados de comportamientos morales sólidos, son los que fortalecen una sociedad, por eso sostenía en una de sus frases históricas “un pueblo pervertido si alcanza su libertad muy pronto vuelve a perderla, porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud, que el imperio de las leyes es más beneficioso aunque se deba someter a su benéfico rigor, que las buenas costumbres y no la fuerza son las columnas de las leyes, que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad”, sin duda Bolívar es reiterativo en su apego al derecho como sustento de una vida democrática, un convencido de la necesidad de mantener la práctica de las buenas costumbres, no transige con la corrupción, sabe bien que sin honestidad se desmorona y se viene al suelo toda doctrina, toda idea, por beneficiosa que sea o parezca, enemigo implacable de la injusticia, reafirma que sin justicia no hay libertad, compartió con los griegos el criterio de que un pueblo corrupto es indigno de vivir en libertad, pero tampoco lo salva el despotismo. Cuánto contenido en estas exclamaciones de Bolívar, las que las pronuncia cuando había tenido una serie de vivencias, había experimentado una serie de desengaños, había conocido lo que significaba el ejercicio del poder, sus momentos de gloria, sus desencantos, su soledad, cuando había conocido la euforia de multitudes que lo rodeaban y vitoreaban, cuando había saboreado ser el centro de atención y miradas de quienes lo admiraban y halagaban, cuando había sentido las alegrías y tristezas en su vida como ser humano, en cuya trayectoria Bolívar refleja ser un hombre extremadamente sensible, que lo hacía tener predilección por el lado humano y bueno de la vida.
A Bolívar hay que entenderlo como un hombre que sacrificó su tranquilidad, que sacrificó su fortuna personal por sus ideales, era un idealista que no soportaba el abuso ni el aprovechamiento, su vida significa un latigazo para aquellos aprendices de dirigentes que no escatiman tiempo ni oportunidad para enriquecerse y mostrar sus garras repugnantes para agarrar todo cuanto encuentran a su paso y enriquecerse ilegítimamente, aquellos reptiles que se arrastran por beneficiarse del desconocimiento y desconcierto de un pueblo que ignora sus raterías, ellos jamás entenderán el alma de Bolívar. Creía en el hombre en cuanto es capaz de las más bárbaras destrucciones y de las más nobles e inimaginables acciones, esa forma de ser lo llevó a creer en verdaderos líderes y dirigentes, a creer en lo beneficioso que es un hombre de bien, por ello expresaba analizando la pequeña República de Tebas”, a veces son los hombres no las doctrinas las que forman los gobiernos, los códigos y los sistemas son obras muertas que influyen poco sobre las sociedades, hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados, constituyen las repúblicas”, Bolívar sabía que la vida había sido grata con él, que lo había premiado, que sin imaginarlo convirtió en verdad aquella promesa hecha en la ciudad eterna de Roma, cuando contempló y presenció el refugio de los plebeyos en la montaña sagrada, huyendo de los patricios, no transigía con el atropello y las injusticias y cuando fue testigo de lo que significaba la desigualdad entre patricios y plebeyos, juró de rodillas en el Monte Sacro en Roma frente a su profesor Simón Rodríguez, que no terminaría su vida hasta no lograr reivindicar a su patria escarnecida por la insolencia voraz de conquistadores de baja calaña, de su América criolla que se encontraba sometida y subyugada por la prepotencia del poder o del dinero de la corona española, estaba convencido que América Latina fue conquistada y no descubierta, que a los españoles de la época antes que desarrollar América Latina les interesaba explotar y sin limitaciones sus riquezas.
Pero hay que estar claros, por qué Bolívar pensó y obró de la manera que lo hizo, tuvo grandes maestros y amigos de quienes aprendió la vocación por lo intelectual, por el conocimiento del derecho como la norma que permite una convivencia civilizada y pacífica, Bolívar fue un gran racionalista, creía en la razón y no en el dogma, no existen dudas de que ese firme apego por el derecho lo adquirió de su contemporaneidad y amistad con el gran maestro del derecho Andrés Bello, aprendió mucho del sabio y naturalista alemán Alejandro Von Humbolt, quien le enseñó las diferencias y marcadas diversidades étnico culturales de los latinoamericanos, sabía que agruparlos para una causa exigía enormes esfuerzos, le advirtió lo complejo y difícil que resultaba unificar grupos heterogéneos, Humbolt encontró en los estudios e investigaciones realizados en América Latina, que existía una gran variedad de etnias: “los blancos nacidos en Europa, los criollos de origen americano, los mestizos de sangre india y europea, los indios puros, los mulatos provenientes de la unión de blancos y negros, los zambos con sangre india y negra, y los negros puros”, a esa heterogeneidad había que agregar que los españoles querían construir la economía a base del trabajo forzado de los indios, lo cual originó que en el corazón del indio se alojaran el rencor, el resentimiento y la malicia, es decir que los nativos no pudiendo decir la verdad por temor a represalias o castigos, recurrieran a mentiras y subterfugios, desarrollándose una extraña psicología que los mejores escritores hispanoamericanos han tratado de analizar: un pueblo que se convirtió en servil pero resentido, voluble pero deshonesto, complaciente pero desconfiado, vigoroso pero vengativo, lo cual explican los versos de Chocano: “oh raza antigua y misteriosa, de impenetrable corazón, que sin gozar ve la alegría, y sin sufrir ve el dolor”. Pero un tema tan sensible hay que analizarlo en todas sus facetas y hay que echar una mirada a lo positivo de la herencia indígena, las leyes de Indias constituyen uno de los documentos más depurados de la inteligencia humana, son un monumento jurídico de la época, Garcilazo de la Vega fue un historiador refinado y exquisito de gran percepción de los hechos históricos, la rebelión de Tupac Amarú contra una burocracia obcecada por cobrar más y más tributos, son testimonios de la reconocida valía de líderes indígenas que honraron su raza y pusieron en alto el nombre de sus pueblos aborígenes.
Simón Bolívar Palacios fue un hombre de ideas muy claras, de gran formación, estaba preparado para liderar y conducir un pueblo, sabía muy bien que el único factor capaz de unir a la América mestiza era la religión, pues su gran diversidad geográfica y cultural conspiraba contra la unión que él siempre buscó, esa realidad lo llevó a incorporarse en París a la francomasonería alcanzando el grado de maestro en la cofradía americana, pero luego se separó de la misma para seguir por el camino en el que realmente creía, a guiarse por las ideas eternas de la razón, de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad, por los postulados de la Revolución Francesa. Reafirmando su gigantesca ansia de justicia, sostenía con elevada espiritualidad “la justicia es la que resuelve el conflicto entre el bien y el mal”. Fue desde el punto de vista filosófico un demócrata a carta cabal, no fue un radical ni irrealista, fue un creyente de la necesidad de la independencia de los pueblos latinoamericanos, quiso seguir la tesis y el ejemplo de los líderes que triunfaron en las revoluciones de Inglaterra, Francia y Norte América, coincidió con las tesis de Francisco de Miranda, un venezolano de origen canario por parte de su madre, que se convirtió en el primer adelantado de la independencia latinoamericana, quien después de haber estado enrolado en el ejército español del que fue separado acusado de conspiración, regresó a Venezuela para iniciar la lucha por la independencia. De Miranda Bolívar heredó su anhelo integracionista, Miranda deseaba se integraran todos los pueblos desde el Mississippi hasta el cabo de Hornos, incluyendo a Guayanas y Brasil, creía en la posibilidad de forjar un imperio latinoamericano y caribeño.
Dentro de la gran formación que alcanzó Bolívar como líder político, sostenía con muy claros conceptos que el sistema de gobierno más perfecto “es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”, sin estabilidad todo se corrompe y termina por destruirse añadía, aunque siempre pensó en su conciencia claramente democrática que “las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder político”. Creyó en el principio de la alternabilidad democrática, sin que ello implique contradecir su adhesión a la estabilidad, y continuidad de políticas y acciones favorables al bienestar colectivo, es necesario precisar que no obstante sus arraigadas convicciones democráticas, Bolívar era partidario de gobernantes que apliquen la ley sin temores ni favores, su identificación con los anhelos populares no reñía con su energía y clara noción del principio de autoridad, no compartía con los equilibristas y acomodaticios que aplican la ley según conveniencias.
Hay un hecho que debe ser advertido, Bolívar nace en 1783, su natalicio coincide con los vientos libertarios que soplaban con fuerza en Europa y que ya habían tenido un eco sonoro y de gran trascendencia para la posteridad histórica, cuando las trece Colonias norteamericanas declararon el 4 de julio de 1776 su independencia de Inglaterra, debió haber influido en sus afanes libertarios, ello explica el porqué se asegura fue un seguidor de George Washington, prócer de la Independencia de los Estados Unidos, cuya efigie la colgó siempre de su pecho según afirmación del historiador Rufino Blanco Fombona, valoraba en él y en los patriotas norteamericanos la lucha contra el coloniaje inglés, su defensa de la libertad, de la vida, de la justicia, de la soberanía e independencia de los pueblos, de su apego a la libertad de opinión, se emocionaba con los que creían al igual que él en las democracias, era un hombre que dimensionaba el ser y sentirse un ser humano libre y de buenas costumbres, por eso fue como fue, sabía que hay muchos hombres buenos pero pocos son grandes, el alma de Bolívar estaba reservado para la grandeza, ello explica otro de sus célebres pensamientos cuando afirmaba: “El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la sana libertad, se enfurece en los tumultos o se humilla en las cadenas” otra lección para los mediocres, para aquellos aprendices de dirigentes que nunca comprenderán a los hombres de honor, que sólo piensan en lánguidas satisfacciones del momento, que sólo les preocupa aprovecharse de la oportunidad, que viven solazándose con comedias de mal gusto, pero son incapaces de sentir solidaridad por la tragedia humana, por eso se arrastran cuando necesitan conseguir favores de otros, por eso dedican su tiempo a pensar en el engaño o utilización de gente sencilla y de buena fe, por eso tampoco son capaces de brillar con luz propia y tratan de cobijarse en la sombra ajena. Son esbirros y aduladores cuando les conviene, déspotas y agresivos cuando tienen la oportunidad de serlo, son esos personajes los que han hundido en una gran crisis a la patria latinoamericana, han sido incapaces de vencerse a sí mismos, viven de los antivalores, se quedan diciendo o escribiendo discursos repletos de retórica, hueco de contenido y vacío de sinceridad.
Sin duda Bolívar en su viaje por Europa fue influenciado por la tesis de la revolución francesa que calan profundamente en sus ideas y sentimientos libertarios, por eso también fue admirador de la independencia norteamericana, lo cual explica la visita que hizo a ciertos lugares de Estados Unidos, entre los que se incluyen los Estados de Massachussets, Carolina del Sur, las ciudades de Boston y Charleston, entre otras, esto lo hace a Bolívar vivir y saborear los efectos positivos de la revolución norteamericana que en el fondo es la primera que proclama la Declaración de los Derechos Humanos que están consagrados en la Constitución de Virginia de 1776 y que luego fueron universalizados por la Asamblea Legislativa Francesa después del triunfo de su revolución en 1789. El conocimiento y apego de Bolívar por el que constituye el movimiento de mayor trascendencia y cambio que ha vivido la humanidad a lo largo de su historia, que es el triunfo de la Revolución Francesa con las tesis de los llamados enciclopedistas o de los promotores de la era del romanticismo, queda demostrado cuando Bolívar en su visita a Italia se desencanta de Venecia, puerto comercial, pero le fascina Florencia la ciudad cuna del Renacimiento, donde por primera vez se estudian y difunden las tesis democráticas en la Academia de los Medicis.
Bolívar siempre pensó en la conveniencia de forjar una clara conciencia social que permita establecer lo que es honesto de lo que no es honesto, lo que es sincero de lo que es falso, lo que es empírico de lo que es científico, lo que es real de lo que es aparente, por ello el tema educativo no le fue ajeno a sus preocupaciones y prioridades, su histórica frase “la esclavitud es la hija de las tinieblas: un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción: la ambición y la intriga abusan de la credulidad y la inexperiencia de los hombres ajenos a todo conocimiento político, económico, civil, adopta como realidades lo que son puras ilusiones, toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia”, frase que refleja el hondo conocimiento de lo que significa la educación como un proceso orientador de las conductas y comportamientos humanos y de una realidad, que impida a las personas ser víctimas de embusteros que dedicados a tratar de obtener ventajas con su audacia, con su atrevimiento o con su desmesurada ambición, sólo buscan inescrupulosas ventajas aprovechándose de la buena fe ajena. A Bolívar le pertenece aquella sabia expresión “sólo la educación nos hará libres”, sabía y estaba consciente que una buena educación es la que nos alumbra con el conocimiento de hechos y realidades, sólo cuando sabemos es que estamos en capacidad de entender la verdad de las situaciones o acontecimientos que se producen dentro del convivir social, por ello Bolívar sostenía que “la educación popular debe ser cuidado primogénito del amor paternal del Congreso”, y en uno de sus pensamientos muy bien logrados afirmaba “moral y luces son nuestras primeras necesidades”, “moral y luces necesitan las jóvenes repúblicas latinoamericanas”, he ahí un mensaje sublime de profundo contenido con el que acertaba a resumir lo que necesita un país que se respeta a sí mismo, nos advertía que sin la práctica de valores y sin la ayuda de conocimientos transitamos por rumbos inciertos, deambulamos en la confusión. Si en la actualidad nos preguntásemos: qué es lo que prioritariamente necesitamos, responderíamos sin mayor análisis: “restablecer valores, formar una sólida y consistente conciencia social a través de una educación de calidad que ilumine nuestro desarrollo futuro”, sin educación es imposible el desarrollo sostenible. Bolívar tuvo la suerte y ventaja de aprender y escuchar de sus grandes maestros lecciones de vida, lo cual contribuye sin duda a formar su gran personalidad, empezó su actividad ciudadana cometiendo repetidas faltas de ortografía que las fue corrigiendo con el tiempo, pues poseedor como era de una gran sensibilidad humana, comprendía la verdadera dimensión del proceso educativo, el hecho de haber sido un autodidacta lo volvió un ser disciplinado.
En el contexto de la extraordinaria concepción de líder social que alcanzó Bolívar, fue un verdadero adalid de la integración latinoamericana, ello lo llevó a convocar en 1826 en Panamá, un Congreso con el ánimo de formar una América Latina unida y vigorosa, pensaba que Europa era fuerte y podría ser la sede del despotismo, América debía esforzarse en ser sede de la libertad, compartía en este aspecto el pensamiento de Jefferson. Lamentablemente en el Congreso de Panamá no tuvo la concurrencia que hubiese deseado, pero analistas coinciden en que logró sentar las bases de lo que después sería la Organización de Estados Americanos (OEA), Bolívar era un convencido que si algún día se establecieran naciones libres en América del Sur, una Federación entre ellas sería la forma más aconsejable de unión, ya en 1813 le decía a sus tropas: “América espera de nosotros la libertad y la salvación”, es decir, hablaba de una sola América, “unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa” afirmaba en otra de sus exclamaciones que recoge la posteridad histórica, su sueño era una gran nación, no pensó jamás en la idea de un súper Estado, porque Bolívar era enemigo de las monarquías, era enemigo de las tiranías y de los centralismos del poder, de los absolutismos, creía en la unidad pero nacida de la voluntad espontánea de los pueblos y no impuesta desde las alturas del poder, no anhelaba un sistema de Estado a semejanza del viejo mundo representado por Europa, pensaba para el nuevo mundo que él buscaba liberar, un régimen distinto, genuinamente democrático, encontraba una gran diferencia entre la Santa Alianza europea integrada en aquel entonces por Prusia, Austria y Rusia, que privilegiaba el poder impuesto desde las alturas, frente a una tesis bolivariana que pensaba en un poder nacido desde la base de la sociedad, del estado llano como lo llamaban los revolucionarios franceses. Era un leal creyente de la democracia en cuanto fuese una fiel expresión de los anhelos populares, era un vehemente defensor de las libertades y garantías ciudadanas, pero ante la escasa concurrencia a la convocatoria hecha en Panamá, a la que no asistieron los más importantes países de América del Sur, como el caso de Chile, Brasil, Argentina, Bolívar pensó como alternativa en conformar la llamada Federación de los Andes que comprendiese desde su natal Venezuela hasta Bolivia, pasando por Colombia, Ecuador y Perú, pueblos que él había independizado con su espada libertaria, estimaba que esa Federación andina tendría la ventaja de ser homogénea, pues en sus propósitos integradores de América Latina, nunca pensó incorporar a norteamericanos y haitianos, sostenía sería una sustancia extraña en el cuerpo social de la Liga o Federación de naciones que deseaba conformar. Hay algo que debe resaltarse, Bolívar llegó a tener una gran admiración por la Gran Bretaña, a la cual la llegó a denominar “la dueña de las naciones” o “señora de los mares” esto último por sus linderos marítimos que la conectaban fácilmente con el resto del mundo, admiraba el constitucionalismo inglés, pensaba que Inglaterra era el único país europeo al que interesaba la independencia latinoamericana, creía podría ser un soporte de apoyo para el equilibrio entre el nuevo mundo y el viejo mundo.
Bolívar no se desanimó por la poca concurrencia que tuvo en Panamá, donde asistieron solamente Perú, Colombia, México y Guatemala, lo importante es destacar la vocación por los Estados Federados que tuvo Bolívar, por ello al concebir en el Congreso de Panamá la creación de la Liga latinoamericana de naciones, preconizó por primera vez en la historia del derecho internacional, el arbitraje en el hemisferio occidental, como medio de solución de conflictos y fue igualmente de los primeros en pedir internacionalmente la abolición del comercio de esclavos, habiendo instituido las conferencias panamericanas como una institución permanente. Acreditados analistas sostienen que la política de buena vecindad de Franklin Delano Roosvelt está muy cerca de los íntimos deseos de Bolívar, así como las resoluciones de Chapultepec y San Francisco, están animadas del mismo espíritu que impulsaba Bolívar cuando convocó el primer Congreso Latinoamericano de Panamá. Estaba consciente que su convocatoria al Congreso de Panamá no tendría el mismo resultado que tuvo el Congreso de Viena cuando se formó la Santa Alianza europea, no ignoraba que lamentablemente las repúblicas latinoamericanas sólo poseían una sola causa común la independencia, pero sabía perfectamente y ese era su propósito, que este Congreso tendría una repercusión a nivel mundial, lo cual contribuía a fortalecer la libertad y la soberanía de los países de América Latina. Bolívar en 1815 ya había sustentado la opinión de que un Estado demasiado extenso, con fronteras muy alejadas de un centro de operaciones, debe por su misma naturaleza degenerar en tiranía, y Bolívar era un obsesionado opositor a cualquier vestigio de un régimen monárquico y mucho menos tiránico, por eso Bolívar pensaba en la Federación como un mecanismo para evitar la anarquía, creía que esta Federación favorecía la atención de intereses locales de los distintos países de América del Sur y que todo el esfuerzo por integrar una América Latina libre, hubiese sido en vano, sino se consolidaba una Federación que respetase la independencia de cada país con sus peculiaridades y tradiciones. En este campo, Bolívar tenía colaboradores escépticos como el caso de Santander, que consideraba utópica y absurda la unión entre Colombia y Perú, Sucre tenía sus dudas de que una república gigantesca de esta índole redundara en beneficio de las naciones libertarias, pero Bolívar mantenía su tesis, de ahí sus palabras, busquemos un fundamento para la unidad, los países Andinos eran para él la respuesta a su empresa independizadora. Bolívar soñaba con una nación poderosa en América del Sur que rivalizara con los éxitos de los Estados Unidos y fuera capaz de competir en autoridad e importancia con esta potencia del norte y con los países europeos, sin que eso signifique que no se diera cuenta que las barreras geográficas y los prejuicios raciales separaban a los nuevos Estados latinoamericanos. Bolívar fue considerado como una especie de artista y poeta que trataba de insuflar vida a la arcilla americana, pensaba como Schiller, cuando expresaba “este siglo no está bastante maduro para mi ideal, yo vivo como ciudadano de tiempos venideros”, para los que no creían en sus anhelos, la libertad significaba autodeterminación y consideraban que la federación andina podría convertirse en una expresión completa de los esfuerzos por la libertad.

Conclusión: el hecho histórico
En un análisis respetuoso de la historia no podemos dejar de ser objetivos, y para serlos tenemos que ubicarnos en el entorno en que suceden los acontecimientos. Era incuestionable que los pobladores de la América conquistada por los españoles se sentían incómodos con los 300 años de coloniaje. Para entender claramente lo que acontecía en los pueblos de América Latina y El Caribe recurramos a Cervantes quien expresaba “América se había convertido en el refugio para los desesperados; la iglesia de los defraudados, el asilo de los asesinos, un refugio para tahúres, el cebo para mujeres de mala vida, en general significó la decepción para muchos y una panacea para unos pocos”, se sentía en definitiva que España impuso a América su idioma, religión y las leyes de su gobierno, reteniendo los indios como propias nada más que sus vidas.
En ese escenario mundial cuando había triunfado la Revolución Francesa en Europa con su trilogía de valores: libertad, igualdad y fraternidad se transmitió a todo el mundo esa influencia, que Bolívar la recoge y sobre la que estructura su lucha para liberar e independizar a los pueblos de América Latina, Bolívar se identifica con los preceptos de la doctrina liberal que triunfó en la Revolución Francesa, fue sin duda alguna un seguidor de las ideas sobre todo de Rousseau, cuyo Contrato Social se afirma lo leyó con especial emoción, pues era uno de los libros preferidos de su profesor Simón Rodríguez, que era catalogado por algunos como genio o como loco, pues inclusive cambió su apellido de Carreño por el de Rodríguez, quien en el ocaso de su vida sostenía “he tratado de crear un paraíso para todos y he conseguido crear un infierno para mí y para mi familia”, agregaba con mucha nostalgia “si no se puede esperar nada de la vida hay que esperar algo de la muerte”, Rodríguez es el más influyente ideólogo de Bolívar, siendo incuestionable que seguía los principios de la Revolución Francesa que son los que calaron intensamente en el pensamiento de Bolívar.
No se puede dejar de mencionar dentro de este análisis que de alguna manera influyó en la lucha bolivariana, el debilitamiento que en la defensa de sus colonias, experimentó España al entrar en guerra con Francia en razón de la expansión que pretendía Napoleón que tenía enquistada en su mente la tesis “la Francia es el mundo”, Napoleón, fue en consecuencia un aspirante a convertirse en el gran monarca de todo el mundo, aunque hay que admitirlo en América Latina no tuvieron eco sus tesis expansionistas, pues de todas maneras en América Latina seguía teniendo influencia la herencia heredada de los españoles.

Bolívar: el personaje
Ninguna tesis, ninguna doctrina, ninguna lucha, produce el resultado deseado, si no tiene un líder que dirija el proceso, por ello una vez establecidas las tesis inspiradoras de la independencia y libertad de los pueblos latinoamericanos, es obvio debemos analizar al personaje que abanderó esas tesis, esto es a Bolívar, que al decir de quienes lo han analizado y estudiado fue sensible, franco, impaciente, fácilmente desconcertado, los sentimientos apasionados se enraizaban más pronto en su alma con toda su turbulencia que el ser simple y cómodamente un espectador de injusticias y atropellos, sin embargo hay que anotar en él su temprana madurez y es evidente que desde joven prefirió decididamente las conversaciones de adultos a la compañía de gente de su edad. El temperamento de Bolívar era un temperamento un tanto explosivo, alguna vez su tutor José Sanz le dijo que parecía un barrilito de pólvora a lo que Bolívar le respondió “entonces no se me acerque mucho porque puedo estallar”, esto pone de relieve la forma de ser y pensar de Bolívar, fundamentalmente Bolívar pertenece a esa rara especie de seres humanos, que está preocupado por dar todo por los demás antes que pedir nada a los demás, fue un hombre de extremada seguridad en sí mismo y por ende un hombre auténtico, su pensamiento tenía una perfecta armonía con sus actitudes, por lo que podríamos afirmar que tenía una gran autenticidad, jamás fue un hombre que dijo o hizo algo por cálculos o intereses personales, en esencia es fácil advertir la condición de hombre realmente virtuoso de Bolívar, su frase “renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contente con ser libre y fuerte si no que quiere ser virtuoso”, confirma el pensamiento de un hombre que siempre privilegió valores antes que aprovecharse de cualquier interés de orden personal o material.
Es fácil apreciar en Bolívar su condición de un verdadero estadista, fue un dirigente que estuvo pensando en las nuevas generaciones y no en las próximas elecciones como piensan los seudos dirigentes políticos, su desafío era construir un mejor mañana, jamás estuvo buscando cómo obtener ventajas de determinadas circunstancias que le podrían favorecer, un líder que entendía a cabalidad la ciencia política, que sabía lo que significa una organización social, lo que significa un país y lo que significa dirigir ese país, para poder conseguir satisfacer los más ambiciosos anhelos colectivos, fue un personaje con la más sólida formación que le permitía conocer todas las variables que inciden o interactúan en la vida misma de la sociedad, era un visionario, un conductor confiable, que entendía bien y sentía profundamente un ideal del que nunca claudicó y con en el que jamás transigió, como hombre superior sabía que los principios, los ideales no pueden ser objeto de negociación política.
Bolívar en fin de cuentas, merece para los ecuatorianos ser reconocido como el padre de la patria, si el Ecuador existe es por decisión y deseo de este extraordinario y completo líder de América Latina.

La actual situación Andina
Los sueños integradores de Bolívar no se concretaron. Los países que él liberó han actuado y actúan en función de los intereses de cada uno de ellos, de tal manera que lo único que los une es justamente su anhelo por la libertad e independencia, es un pasado común en cuanto quien los liberó fue la mente, el espíritu y la decisión de Simón Bolívar. Actualmente los países que Bolívar quiso unir no han podido avanzar en un verdadero mercado común de orden económico, en una integración política o en una alianza estratégica que les permita ser más competitivos dentro de la interdependencia que caracteriza el mundo actual; al contrario, soplan fuertes vientos para que la Comunidad Andina de Naciones deje de significar un convenio que ate a los países que la integran, la crisis lamentablemente no les da tiempo si no para buscar como superar sus propias dificultades internas y en ese contexto es muy difícil que el Acuerdo de Cartagena, suscrito hace más de dos décadas, pueda tener el resultado deseado por quienes lo suscribieron y mucho menos producir una verdadera integración como lo quiso Simón Bolívar.

La cátedra bolivariana
A Bolívar no se le puede rendir homenaje acordándonos de la fecha de su nacimiento o de la de su muerte, como acostumbramos normalmente a recordarlo. Si queremos realmente ser leales a la obra de Bolívar, no hay otra forma de hacerlo que emulando su conducta, y para emular su conducta, para entender su grandeza de alma, su gran generosidad, su desprendimiento a toda prueba no existe otra posibilidad que no sea la de mantener vivos sus ideales, su patriotismo y trasmitirlos a quienes interese el bien de la patria. Ello sólo es posible a través de foros permanentes, a través de una cátedra Bolivariana como lo planificó el Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador, que tuve la honra de presidir, cátedra que a nivel nacional se confió su coordinación a una persona probadamente bolivariana, no de ocasión sino de todos los días, como es el caso de Margarita Mendoza Cubillo, a quien se debe en buena parte la organización de este seminario que ha convocado y que ha permitido escuchar y refrescar el pensamiento y la obra eterna de Bolívar.

Julio 22-2003










LA POBREZA: PRINCIPAL MAL SOCIAL DE INICIOS DE SIGLO XXI



El ser humano siempre vivió en dilemas o contradicciones que lo separan y establecen distancias entre unos y otros, así fueron apareciendo (desde que se usó el dinero como instrumento de intercambio de bienes y servicios) los llamados ricos (aquellos que logran acumular dinero o bienes) y los pobres (aquellos a quienes les escasean el dinero y bienes); existen en esta escala también los indigentes que son aquellos que no tienen dinero ni bienes, se los llama también en el maquillaje que se hace con palabras de algún problema social, personas de “pobreza extrema”, cuya situación origina la mendicidad, esto es procurar vivir o subsistir a través de la ayuda, limosna o entrega voluntaria de dinero de los que poseen bienes o dinero, aunque han existido casos de mendigos que han convertido esta actividad en un lucrativo negocio, demostrando que el ingenio humano es capaz de las más atrevidas e inverosímiles acciones.
Aparentemente en las contradicciones que depara la vida, que existan ricos y pobres no sería tan absurdo, después de todo existen vencedores y vencidos en la guerra. En la lucha de unos por superar a otros, existen personas inteligentes que realizan grandes acciones en beneficio de todos y existen como contraparte quienes rinden homenaje a la tontería y la estupidez (según Einstein pasean por el mundo libremente), bíblicamente existen los buenos (según las creencias religiosas) y existen los malos (que comulgan con las travesuras maléficas de “el diablo”), hay gente (la mayoría) que obra en la vida honrosa y dignamente, pero en oposición, existen los pícaros y rateros que se creen vivísimos y se enriquecen indignamente, aunque saben que el dinero les da poder y status social. Existen blancos y su opositor en el color que son los negros, hay quienes llegan hasta a establecer diferencias entre el que desciende de “cunas de seda” y los “cholos” nacidos en el piso, en un “petate” o en una “casucha de mala muerte”, en fin, existen personas que actúan de buena fe y otras que incluso actúan premeditadamente de mala fe, existen también unos que son sinceros y otros se soslazan con sus falsedades, en la pretensión de considerarse “vivos” que se aprovechan de los que consideran tontos, pero en el caso del rico y del pobre como dos sectores o elementos que se contraponen, el ser humano ha llegado a niveles de establecer criterios para identificar diferencias: el rico es sinónimo de bonanza, de atributos, así se habla de la riqueza de la naturaleza, en la misma medida que se habla de la pobreza de la misma naturaleza, hay ricos espiritualmente y hay pobres de espíritu, con lo cual se crea una figura que coloca peyorativamente en inferior nivel a la pobreza y al mismo tiempo alaba subliminalmente la riqueza, tratando de dar a entender que del uno no se puede esperar nada o muy poco (del pobre), del otro en cambio se puede esperar mucho (del rico), hasta se ha llegado en el manejo o juego selvático de intereses o ambiciones en la política, a sostener que el rico es confiable porque no va a robar y que el que no tiene (pobre) es potencialmente peligroso, porque seguramente se enriquecerá de la política, cuánta equivocación y cuánto engaño, si meditamos en que en un buen porcentaje los ricos lo son porque se han enriquecido cometiendo actos incorrectos o inmorales y los pobres lo son, porque no han tenido ni siquiera el mal pensamiento de enriquecerse robando a los demás, eso explica porqué es importante preguntar, cómo una persona llega a tener fortuna cuando se afirma y con justificadas razones que una fortuna no se la puede lícitamente lograr de la noche a la mañana, salvo que se reciba una herencia cuantiosa o se saque la lotería, por eso lo único que queda es seguir pensando con Martí “con dignidad es difícil vivir, pero sin dignidad no se debe vivir”. Algo adicional y muy cierto, en casa del pobre siempre existe el deseo de procurar ilimitadamente atender a su invitado o a su amigo dando todo lo que le es posible, hay generosidad y solidaridad, en la casa del rico se hace ostentación de lo que se tiene y lo que se da, es decir se lo hace básicamente para demostrar que tiene posibilidades de brindar cosas costosas; o alternativamente cuando se trata de dar al pobre se lo da generalmente conservando cierta distancia y mirando de arriba hacia abajo.

El sistema económico imperante y la pobreza
Cuál la razón para que se sostenga que la pobreza es el problema que más preocupaciones genera a pobres y ricos (incluyendo países) en la época presente, aquello nos impone reflexionar y recordar que en la lógica de hechos y acontecimientos siempre existirá la indisoluble dualidad causa-efecto, los hechos salvo excepciones son generalmente causales y no casuales, y esa realidad nos hace notar que en el auge del desarrollo tecnológico que coincide como lo hemos afirmado en otros comentarios con la subida vertiginosa de los precios del petróleo (década del setenta) y la torrentosa circulación de petrodólares (que despertó las ansias de enriquecimiento de los grandes financistas internacionales) forjó paralelamente un crecimiento económico desigual de los países desarrollados que comenzaron a manejar los caudalosos recursos petroleros sometiendo a los países de menor desarrollo a ser sujetos de créditos (se pagaban hasta comisiones para que se acepten los préstamos) para endeudarlos y convertirlos en dependientes de sus dineros captados justamente de los cuantiosos e imprevistos ingresos de petrodólares, así se va estructurando un escenario económico donde la corrupción comienza a expandir sus tentáculos en todos los estratos sociales “el grito de guerra” parece haber sido: hay que acumular dinero como medio de progresar, configurando de esa manera una sociedad donde el dinero tiene la palabra; esto es, a más dinero más alto estatus social, el antiguo axioma español “poderoso caballero es don dinero”, se convierte en una dolorosa realidad con el agravante de que en la época actual ha destruido y arrasado toda tabla de valores, todo es engaño y así se manipula a la opinión ciudadana que ya no atina a saber qué es verdad y qué es mentira y quién es honrado y quién no lo es.
Si el dinero se convirtió en el eje de la vida social, política y económica del mundo actual, resulta obvio que comiencen a florecer las llamadas mega empresas o mega negocios en detrimento de los pequeños y medianos negocios, así van naciendo los súper e hiper mercados y van desapareciendo los pequeños negocios (antes muy rentables) de abacerías barriales, los centros comerciales van vinculando otros negocios y todo comienza a concentrarse en el mega negocio que sigue creciendo y el mediano o pequeño dueño de un negocio va teniendo cada vez más dificultades para competir, así surgen también las concentraciones de créditos en los Bancos y se van generando verdaderos pulls o carteles monopólicos en desenfrenada lucha por acaparar la riqueza generada por el conjunto de la sociedad, en ese escenario, el consumismo tiene una estampida que desequilibra los presupuestos familiares de las personas de bajos y medianos ingresos e incluso de los de la clase media alta, hay que preocuparse por la salud monetaria pero no por la salud de las personas.
Con la estrategia de hacer dinero como sea, se engendra una sociedad donde pocos concentran grandes capitales y muchos carecen de capital para trabajar, el 20% consume el 80% de lo que se produce y el 80% consume el 20% de lo que se produce, aquello significa desmejorar la calidad de vida del conjunto de la población, a unos les sobra lo que a otros les falta, ya no se vende un producto porque es bueno, se vende un empaque, el agua se vuelve costosa porque el envase (botella) cuesta dos veces más que el agua o envoltura (si es que ésta es de buena calidad, si no lo es, lo que se vende es la botella), en esa realidad económica se atrae al consumidor presentando productos vistosamente y entra en juego la publicidad, sin publicidad no hay venta, sin dinero para publicidad no se puede competir con los mega negocios que terminan enlatando todo lo que se debe comer, lo enlatado que tiene preservantes para mantener el producto vale mucho más que el producto fresco, el ser humano hedonista por naturaleza, amigo de hacer el menor esfuerzo, se acomoda con estas nuevas formas de presentación del producto, a eso muchos llaman en el argot económico “darle valor agregado a un producto”, es una de las frases que más mencionan los economistas y aprendices o aficionados a la economía, aunque muchos de ellos no saben bien a lo que se refieren y el porqué de esta situación que afecta a los más débiles, toda esta realidad engendra una corrupción desenfrenada, usa la postura egoísta, yo busco como satisfacer mis necesidades o hacer dinero, el resto no me importa, el individualismo desplaza el interés social y surge la tesis del llamado “Neoliberalismo”, que en esencia reivindica la salud monetaria aunque aquello postergue la salud económica de la colectividad.

La pobreza y los sistemas políticos-económicos
Un Estado o un país puede ser administrado o dirigido bajo dos conceptos doctrinarios de orden político y económico, el uno, de manejo de todos los sectores económicos: producción, distribución y consumo, por parte de los funcionarios del Estado que planifican y establecen qué debe producirse, cómo debe distribuirse y qué debe entregarse al consumidor, este es el concepto que en la práctica impide lo que Marx calificó como utilidades indebidas de empresarios privados que él denominó el beneficio de la “plusvalía” que se quedan en poder del dueño del capital, produciéndose según sus tesis, que los empresarios (capitalistas) exploten el trabajo de sus dependientes (trabajadores). En teoría aquello sería lo razonable y deseable, pero en la práctica aquello degeneró en los regímenes socialistas o comunistas de los países de la Europa Oriental, en la formación de élites burocráticas que en uso y abuso del poder imponían criterios y terminaban beneficiándose de la producción del conjunto de la sociedad, llegándose a niveles de descomposición del manejo concentrado del poder político y económico por parte de un partido único y excluyente (el Partido Comunista) que dio origen al nacimiento de altísimos niveles de corrupción en ciertos líderes como el caso de Brezhnev en Rusia, de Cancescou en Rumania, Hoenecker en Alemania Oriental, entre otros, que fueron encontrados como autores directos de grandes atracos a los fondos del Estado y por ende autores de actos de enriquecimiento ilícito y no justificado, lo cual fue transparentado con la tesis de la Perestroika (Reforma) y del Glasnot (Transparencia) que impulsó el ex Primer Ministro de la Unión Soviética, Michael Gorvachov. En el fondo se formó una casta de poder autoritaria que impedía el ejercicio democrático de las actividades ciudadanas, al ser absorbido el manejo político y económico de manera excluyente por la dirigencia del partido gobernante.
El otro sistema es el llamado de libre empresa o de economía de libre mercado, que permite que empresarios privados dirijan con toda libertad las actividades de producción, comercialización y consumo de bienes, asumiendo de parte de los inversionistas el riesgo de la inversión y a cambio de ello él o los propietarios de los negocios, según se trate de empresarios individuales o colectivos (Compañías o Sociedades), se reparten el beneficio de las utilidades, disponiéndose en el caso del Ecuador una reserva de un 15% para ser repartidas entre los empleados o trabajadores del negocio o empresa, debiendo a su vez los empresarios pagar un tributo a la renta que perciben, que en el caso del Ecuador llega al 25% del valor de las utilidades obtenidas (después de deducir el pago de utilidades de sus empleados o trabajadores). En teoría este sistema redistribuye la riqueza generada por la sociedad, a través del cobro de los tributos o impuestos que luego se revierten al conjunto de la sociedad a través de obras o servicios públicos, como el caso de carreteras, programas de vivienda, servicios de salud, educación, etc., es decir programas que en definitiva (teóricamente) buscan favorecer un mayor bienestar compartido.
De lo antes expuesto es inevitable que debamos concluir que el problema es volver mucho más equitativa la distribución de los bienes que se producen o de los ingresos que percibe un país, tratando en todo lo posible que exista el menor porcentaje de inequidades o desigualdades sociales, de tal manera que no existan quienes reciban cuantiosos ingresos e inversamente quienes reciban ingresos que no alcanzan ni para una supervivencia confortable y con exceso de limitaciones o privaciones, en definitiva el desafío sería cómo lograr que exista justicia social dándole a cada cual lo que le corresponde en razón de su capacidad y de sus necesidades.
Hay que admitir que la igualdad en términos absolutos siempre será una quimera, filosóficamente ni dos gotas de agua son iguales, cada ser humano tiene su individualidad, es un universo aparte, filosóficamente el poder lo ejercen unos pocos a nombre de una mayoría, lo que vuelve imperioso buscar mecanismos de funcionamiento democrático de la sociedad, no limitada a eventos electorales, sino procurando establecer sistemas de escogitamiento que permitan un gobierno de los mejores y no de los más atrevidos y mediocres como sucede en seudo democracias como el caso del Ecuador, ahí está el reto, encontrar medios para que existan procesos selectivos de quienes dirijan los destinos de la sociedad, confiarlo como sucede actualmente en el Ecuador a mediocres y pícaros es destruir incluso la autoestima de la población que sólo le queda observar con rabia e impotencia tan grotesca situación, que sólo contribuye a deteriorar las condiciones de vida de la sociedad y por ende a crear malestar social, lo cual a su vez genera un lógico deseo de cambio aunque sea a lo incierto.
Finalmente debe quedar claro que no existen sistemas políticos o económicos perfectos, Winston Churchil tuvo una frase que merece ser recordada “la democracia es el peor de los sistemas de gobierno, exceptuando todos los demás”, con lo cual debemos concluir, que lo fundamental es la honestidad y capacidad en el manejo de los intereses públicos, por ello conviene recordar uno de los más aleccionadores pensamientos de Alfaro “donde imperan la corrupción y el robo es imposible la República”, es decir no existe país donde hay personas que se aprovechan de una función pública o de personas particulares que perjudican el interés público y se enriquecen injustificadamente, por eso desde la época del Imperio Romano en las Leyes del Fuero Juzgo se condenaba al que se enriquecía injustificadamente a severas penas de prisión de la libertad y a devolver el cuádruplo de lo indebidamente obtenido sin justificación legal.
En éste acápite merece ser resaltada la tesis política de Alfaro que creyó en la libertad como atributo inherente al ser humano, pero siempre que se entienda que la libertad individual no puede afectar los derechos y anhelos de la colectividad, eso lo lleva a fundar el Partido Liberal (en cuanto preconiza la libertad), Radical (en cuanto el interés particular debe estar subordinado al interés colectivo), es decir una tesis sensible y humana a los anhelos del conjunto de la sociedad, demostrando una extraordinaria visión de estadista, si admitimos el actual florecimiento de tendencias como el Socialismo Democrático que en esencia es exactamente las tesis del Liberalismo Radical de Alfaro.

La pobreza y sus secuelas de delincuencia, inseguridad, migración y terrorismo
Con mucha filosofía la humanidad acuñó un refrán muy realista que sostiene que “la necesidad es la madre de todos los vicios”, es decir que cuando una persona carece de algo que necesita y en el caso de necesidades indispensables como la de supervivencia, es capaz de realizar cualquier acto aunque este sea ilícito e incluso inmoral. Esta reflexión nos sirve para orientarnos en algo que es indiscutible y que lo señalamos al inicio de este comentario, la pobreza es un efecto o consecuencia de un hecho causal que es el de la existencia de inequidades sociales, de abismales diferencias en la distribución de la riqueza en la que pocos tienen mucho y muchos tienen muy poco o nada, de tal manera que la pobreza se vuelve un agente que incide en la delincuencia, como igualmente es el factor que obliga a muchas personas a abandonar su familia, su lugar natal o de residencia y emigran en busca de posibilidades de subsistencia, es también un influyente factor este grave mal social del mundo contemporáneo: el terrorismo, que unido a otro factor como el narcotráfico que también está estimulado por la ansias de enriquecimiento rápido y fácil (en una sociedad donde el dinero se ha convertido en un factor que establece inclusive méritos), estimula a que hayan personas que en su falta de recursos para subsistir y frente a las actitudes represivas de quienes detentan el poder político o económico, llegan hasta a enrolarse en un ejército irregular (terrorismo) o forman parte de bandas del crimen organizado por una paga que les permita superar su problema de falta de trabajo para subsistir.
Por lo antes expuesto no existen dudas que dentro de los problemas que vive la sociedad de nuestros tiempos está justamente el del auge de la delincuencia y el de una casi incontrolable inseguridad ciudadana, lo cual se debe en gran medida a un ambiente social en el que predomina la falta de fuentes de trabajo, sin que con estas reflexiones se pretenda excusar a delincuentes natos que a partir de taras biológicas se inclinan por una vida vinculada al delito, ni tampoco se busque justificar que existan personas que prefieran la vagancia u ociosidad a la posibilidad de trabajar aunque sea en oficios de baja jerarquía social y de bajos ingresos, de tal manera que no se puede justificar la delincuencia ni tampoco se puede dejar de advertir que en la medida que un país no haga esfuerzos por tener políticas constantes y consistentes para mejorar la distribución de la riqueza y el bienestar de la colectividad, la pobreza se convierte en un indiscutible factor generador de actividades delincuenciales y de afectación de la seguridad de las personas que deben vivir en un ambiente de zozobra e intranquilidad permanente.
Otro de los elementos que está creando serias alteraciones en la vida de los países desarrollados, es el que tiene relación con los problemas migratorios que han ocasionado serios disturbios en Francia en la que habitantes que pertenecieron a las antiguas colonias africanas-francesas reclaman una incorporación más igualitaria a la sociedad, lo cual está provocando incluso sentimientos xenofóbicos como acontece en España donde muchos latinoamericanos han emigrado a la antes llamada “Madre Patria” lo cual ha generado conflictos de carácter étnico-cultural en la sociedad española. Estados Unidos ha llegado al extremo de optar por construir una muralla que impide migraciones hacia su territorio, medida indignante y merecedora del más enérgico rechazo, pues no se puede establecer ese tipo de barreras en una sociedad en la que cuando a los países desarrollados les conviene las llaman una sociedad globalizada que ha colocado en el archivo del pasado las fronteras entre los países. En definitiva los grandes problemas del mundo contemporáneo en los que no se puede excluir el narcotráfico que produce dinero fácil, tienen como elementos generadores de esa conflictividad social la pérdida de valores morales a lo que se une un elevado porcentaje de pobreza que tiene como causa la abismal inequidad de ingresos entre ricos y pobres y esa es una brecha que hay que acortar si se quieren evitar crecientes conflagraciones sociales.

La caridad: una opción ante la pobreza
Uno de los recursos o mecanismos más recurrentes con el cual se trata de paliar o atenuar los problemas que genera la pobreza, es el de utilizar sistemas de ayuda voluntaria, que en algunas ocasiones tienen como intencionalidad el ser meramente dadivosos o limosneros, lo cual en términos conceptuales tiene como defecto evidente que quien(es) realiza(n) una labor de este tipo, lo hace(n) para aparecer como personas solidarias con los pobres, o al menos que tienen una preocupación por quienes carecen de recursos suficientes para una subsistencia digna y confortable. Sin entrar en mayores análisis, aquello está lejos de ser cristiano como doctrina inspiradora de esta clase de acciones, pues al efectuarse una promoción de la ayuda que se da se está haciendo al mismo tiempo una ostentación que es incompatible con el verdadero sentido de la solidaridad humana o de la caridad como virtud teologal, que tiene como fundamento insustituible que quien realiza una obra realmente solidaria no debe hacer ostentación de aquello, “la mano izquierda no debe saber lo que mano derecha da o hace”, dice una genuina expresión de hondo sentido humanitario, lo cual no significa que debe ocultarse la verdad de una acción o gestión realizada, la misma que siempre debe ser conocida para una correcta información de la colectividad.
Entendida en consecuencia la caridad como una virtud que bíblicamente se la concibe como un mecanismo que vuelva realidad el precepto cristiano de “amar al prójimo como a ti mismo”, no puede ser excluida como un factor que contribuye al alivio de la critica y en ocasiones desesperante situación que genera la pobreza, pero esta actitud debe ser entendida como una labor complementaria y no primordial. Por lo que debemos procurar y ese es el aspecto de fondo que debemos resaltar, que la pobreza debe ser enfrentada a través de políticas sociales permanentes que incluyan programas de atención gratuita y de suministros de medicamentos (preventivos y curativos) en el área de la Salud, que exista un sistema educativo que posibilite que todos, incluyendo a los más pobres, puedan acceder a una Educación que renueve sus esperanzas de vida y les proporcione herramientas de superación personal y humana, un programa de Seguridad Social que en la práctica y no en declaraciones alivie y auxilie a las personas de escasos recursos económicos en contingencias o riesgos a los que está expuesto toda persona, como casos de accidentes que le provoquen invalidez temporal o permanente, que se lo socorra en caso de cesantía por falta de trabajo, que se lo proteja en la vejez, Programas de Vivienda que le garantice a toda familia el poder tener un lugar para vivir, el contar con servicios básicos como el suministro de agua, luz, telecomunicaciones, transportación, a costos asequibles a su utilización, y en definitiva que se garantice a las personas en cualquier circunstancia de la vida que le sea adversa, el poder tener algún tipo de apoyo de la sociedad representada por instituciones creadas para ese fin, a todo lo cual habría que añadir el que se pueda contar con un ambiente libre de contaminación y con un sistema de seguridad y justicia que proteja al ser humano en el respeto de sus derechos y garantías conquistadas a través de luchas históricas de la humanidad.
De lo antes señalado se infiere que quienes gobiernan un país o dirigen un Estado, tienen que preocuparse ineludiblemente por crear un clima social que no permita que hayan personas de primera o de segunda condición en función de factores de orden monetario, para lo cual quien administra la cosa pública debe tener claro que ese ambiente debe estar orientado a proteger al conjunto de la sociedad proporcionándole el máximo bienestar posible a todos y no a unos pocos, para lo cual deben existir manejos económicos austeros y transparentes de los recursos públicos del país, que contribuyan a que no se incuben factores que vuelvan traumática la situación económica del conjunto de personas que habitan en un país, los cuales deben tener como garantías mínimas una estabilidad de precios en los productos que consumen para su supervivencia (productos de primera necesidad), que existan fuentes de trabajo para lo cual se debe garantizar y proteger el ahorro y las inversiones, que no se estanque el crecimiento económico como elemento dinamizador de una mayor producción de bienes y una mejor prestación de servicios que desemboquen en una mejor calidad de vida, para cuyo fin se vuelve un imperativo que el crédito se democratice y llegue a todos los sectores especialmente a los medianos y pequeños productores, si es que no ignoramos que el 75% de la oferta de empleo está dada por estos sectores productivos.

El Producto Interno Bruto (PIB) y el ingreso per cápita como expresiones de bonanza social
Con mucha frecuencia se utilizan cifras para tratar de decirle a una sociedad que existe una bonanza económica y que las cosas marchan bien en un determinado país. Entre esas cifras, una de las más mencionadas es el llamado Producto Interno Bruto (PIB) que se lo establece como el resultado de la suma de todo lo que un país genera como riqueza cuantificable monetariamente y se afirma con razón que el país ha crecido económicamente porque el PIB ha aumentado, por ello y para evitar confusiones es necesario resaltar que crecimiento económico no es igual a desarrollo social o humano, el desarrollo social o humano se produce cuando el conjunto de la sociedad vive en condiciones confortables, cuando todos disfrutan de un mínimo de bienestar, cuando la riqueza se la distribuye sin grandes desigualdades, esto es, que no existan pocos que ganan demasiado y muchos que ganan muy poco, de tal manera que desarrollo social existiría cuando las personas gocen de servicios básicos asequibles a su capacidad de consumo (salud, educación, seguridad social, vivienda, agua, luz, telecomunicaciones, transporte, vías de comunicación, etc.), lo contrario es que pocos disfruten ilimitadamente de estos servicios y la mayoría no los disfrute o lo disfrute con grandes limitaciones, por lo que en definitiva el crecimiento del PIB no es un factor que determina que por el aumento del monto de la riqueza de un país la pobreza de hecho ha disminuido, puede influir si es bien administrado y distribuido pero no es el único factor a considerar.
Otro de los factores que se lo esgrime como elemento de bonanza social y económica es el denominado ingreso per cápita (por persona), que resulta de la división del PIB para el número de habitantes y ese ingreso per cápita puede crecer pero tampoco aquello significa que existe mayor desarrollo social por el hecho de que aumente nominalmente el ingreso per cápita, si se considera que algunos pueden percibir a manera de ejemplo 30.000 dólares al mes y otros 100 dólares mensuales, lo que hace que el promedio de ingreso por habitante suba por los altos ingresos de unos, pero no significa que hay mayor equidad social, menos pobreza, simplemente es una cifra que arroja un promedio importante desde el punto vista económico, sin que ello signifique que todos han mejorado su calidad de vida, es un factor a considerar y orientador pero no es tampoco el único.
Otro de los factores que se utilizan para expresar el avance de un país es el Presupuesto del Estado que contiene los ingresos que el país recibe por recaudación de impuestos a sus habitantes (IVA, Impuesto a la Renta, Impuesto a los Consumos Especiales, a la Matriculación Vehicular, etc.), al igual que los que ingresan por exportación de productos naturales (petróleo, gas, minas, etc.) e igualmente contiene los egresos que se destinan para atender los servicios que el Estado presta a sus habitantes. Su monto superior o su crecimiento anual no significa necesariamente bonanza de un país, puede significar inversamente mayor gasto improductivo si no se controlan los gastos corrientes y no se asignan recursos para inversión social o desarrollo humano, de tal manera que el Presupuesto es un instrumento técnico que bien estructurado puede convertirse en la mejor herramienta de un adecuado desarrollo humano y un mecanismo apropiado para una mejor distribución de la riqueza.
Otro de los elementos que se considera en cifras para analizar la situación de un país es su balanza comercial, que es el resultado de establecer el monto de lo que se exporta, en el caso del Ecuador: petróleo, banano, pesca, flores, camarón, madera, etc., y lo que se importa, bienes para poder producir o bienes para comercializar, de tal manera que si lo que se importa es menos de lo que se exporta hay una balanza comercial favorable, y ese superavit pasa a formar parte de una reserva monetaria que le permite al país tener un “colchón monetario” que lo puede socorrer en épocas de crisis o de desbalance de la propia balanza comercial.

Situación actual de la pobreza en el mundo, América Latina y el Ecuador
Si partimos del concepto ya expuesto anteriormente que la pobreza existe en la medida que una persona o una familia carece de recursos suficientes para poder supervivir dignamente. O existe indigencia cuando una persona no tiene recursos económicos mínimos para subsistir, los datos y análisis de los últimos años señalan que han existido progresos a nivel mundial, en el enfrentamiento de este prioritario problema social, para cuyo efecto se toma como ejemplo el caso de Inglaterra (que es conveniente recordar es la cuna de la democracia al ser la primera en dictar una Constitución, la llamada Carta Magna de 1215), donde el actual gobierno del Partido Laborista dirigido por el Primer Ministro Tony Blair ha logrado mejorar ostensiblemente las condiciones de vida de las personas de menores ingresos, a base de mejorar remuneraciones cualitativamente, es decir el aumento del ingreso es real al ser superior al porcentaje de la inflación, por el mejoramiento de servicios fundamentales como el de Salud, de la Seguridad Social, Programas de Vivienda, Educación, incremento de la obra pública, disminución del desempleo, etc., que son los factores que inciden directamente en un mejor bienestar social, lo cual prueba que son las acciones de contenido humano las que ayudan a enfrentar la pobreza y las inequidades sociales, a la pobreza no se la derrota con palabras ni Decretos de Gobiernos de turno, sino con políticas de beneficio colectivo, si se resolviera el problema con Decretos, los Estados Unidos hubiesen reducido sus niveles de pobreza según un expedido por el ex–Presidente Lyndon Jhonson indicando que había que “derrotar la pobreza”, cuarenta años más tarde Estados Unidos tiene un 7% de pobres en relación al 6% que tenía en aquella época.
En lo que se refiere a América Latina los países que exhiben una menos inequitativa distribución de la riqueza son Chile 18,7%, Uruguay 18,8%, Costa Rica 21,1% según informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con la advertencia que mientras Chile mejora sus índices de baja de la pobreza, Costa Rica y Uruguay los han incrementando estos tres últimos años, en que el país con mejor nivel de mejoría es Argentina que ha logrado disminuir sus niveles de pobreza e indigencia del 45% al 26%.
Finalmente Ecuador según últimos datos (Julio 2006) del INEC, tiene niveles de indigencia que llegan al 10% y de pobreza al 39%, lo cual es bastante alto, no obstante haberse logrado disminuir en un 5% en relación al año 2000 dichos índices, disminución que es una tendencia en la casi totalidad de países de América Latina y el Caribe.

Conclusión
Para concluir reiteramos que la pobreza es el efecto de una mala administración de los recursos públicos tanto desde el punto de vista político como económico, obedece a falta de políticas de Estado en el campo social, al aumento de la corrupción que enriquece ilegítimamente a unos pocos y perjudica a las mayorías, a la falta de un sistema de justicia confiable que no favorezca a la impunidad, a la falta de igualdad ante la ley donde hay unos privilegiados que hacen lo que les da la gana y otros que no tienen protección alguna en sus derechos y garantías fundamentales, a una necesaria descentralización y desconcentración de la administración pública que vuelva ágil su gestión y acerque el poder al ciudadano, a un indispensable apoyo al sector productivo como generador de bienes y servicios, a una falta de transparencia de acción de la dirigencia política que degrada la democracia al convertir a la política en el arte del engaño y la mentira, en síntesis sólo en la medida que exista sinceridad, honestidad y voluntad de servir a los demás sin espera de recompensas, es posible avanzar hacia un mayor bienestar compartido, sin que aquello signifique que se eliminen las inevitables imperfecciones que caracterizan las acciones humanas.

Enero 5 / 2007

















LA POLÍTICA EN MANABÍ EN LOS ÚLTIMOS SESENTA AÑOS



Para hacer un análisis adecuado de lo que ha sucedido en materia política en Manabí en los últimos sesenta años, es necesario partir de cuál es la situación que dentro de la organización política-administrativa del Estado Ecuatoriano, ha tenido y tiene la provincia, cuál ha sido su realidad histórica, y cuáles las características fundamentales que han distinguido al hombre manabita.
A partir de estas premisas, es posible establecer con objetividad cuál es el nivel de desarrollo que ha logrado la Región, y lo más importante, cuál es el nivel de bienestar que han alcanzado sus habitantes. Sólo así se puede arribar a conclusiones claras sobre la incidencia que ha tenido la política en Manabí en estos últimos sesenta años.

Características de la vida política del país en esta etapa
El Ecuador desde que se separó de la Gran Colombia y se constituye en Estado independiente, ha vivido desde el punto de vista político, alternando gobiernos civiles nacidos de eventos electorales y gobiernos militares que han asumido por la fuerza, el poder. Ello explica las numerosas Constituciones (19) que ha tenido el Ecuador. Esta alternatividad en el ejercicio del poder no ha permitido al país una real estabilidad de su régimen de gobierno (que es el de una democracia republicana) y más bien la inestabilidad ha sido la característica principal de la política ecuatoriana. Aquello ha traído como resultado que el país no tenga una continuidad en sus objetivos y en los propósitos de orden nacional, que es la condición indispensable para cualquier desarrollo sostenido.
Adicionalmente a lo antes señalado, en éstos últimos sesenta años hay hechos y episodios que sin duda sobresalen en esta etapa de nuestra historia política; los puntualizamos:
1.- La Revolución Juliana de 1925 frena el crecimiento y el poder económico-político del sector agro-exportador y bancario de la Costa y crea a cambio un Estado centralista, que regula todas las actividades nacionales y controla a su vez la política económica del país desde la Capital de la República. La Revolución Juliana da nacimiento posteriormente a instituciones tales como el Banco Central, ente regulador de la política monetaria, cambiaria y crediticia del país; la Contraloría General del Estado como órgano privativo del control del manejo de los recursos públicos; el Instituto de Seguridad Social como órgano exclusivo del manejo de la política de seguridad social, el Banco Nacional de Fomento como ente crediticio de las actividades agropecuarias. Estas las instituciones más importantes creadas a partir del cambio político operado después de la ya citada Revolución Juliana;
2.- La aparición en el escenario político nacional de un dirigente político de característica caudillista, cuya vigorosa personalidad influye sin duda muchísimo en el comportamiento de los dirigentes políticos de nuestro país. Me refiero al Dr. José María Velasco Ibarra, que ocupa durante cinco ocasiones la Presidencia de la República en estos últimos sesenta años. Es un dirigente cuya principal virtud es el haber interpretado la intuición y sentimientos del pueblo ecuatoriano, al que después no le pudo responder adecuadamente, pues sus propuestas siempre fueron hechas con mucha efervescencia, al calor de emotividades, sin la debida reflexión y planificación de la factibilidad de sus ofertas y sobre todo sin un sustento ideológico definido y consistente. De esta actitud del Dr. Velasco Ibarra fue lógica la consecuencia; el mismo pueblo que lo elegía mayoritariamente al poco tiempo se decepcionaba de él. Su estilo de hacer política dio origen a que la demagogia se convirtiera en una forma normal del accionar político en nuestro país. Lamentablemente la demagogia, que en el fondo es una degeneración de la democracia, trae normalmente aparejada un comportamiento proclive a la corrupción, pues la mentira y el engaño terminan por ser los mejores aliados de una falta de seriedad y corrección de quienes actúan de esa manera. Hoy el país vive en un ambiente como el indicado, con la desventaja que ahora no existe un líder con capacidad de convocatoria y por ende con la posibilidad de conducir hacia algún destino al país. Somos un país sin rumbo y sin metas, lo que no permite visualizar un mejor futuro.

La identidad de Manabí
Pero en el análisis que efectuamos es necesario recurrir a nuestros antecedentes, pues si no nos conocemos bien a nosotros mismos, tampoco será factible arribar a conclusiones acertadas sobre lo que realmente somos.
Manabí es una región que tiene su propia Historia y su propia Geografía. Quizá ello influyó para que en las distintas divisiones territoriales-políticas-administrativas, siempre se la considerará como una reglón dentro de lo que ahora es el Ecuador. El Congreso de Angostura de 1824 convocado por Bolívar para tratar sobre la organización de la Gran Colombia, consideró a Manabí como una de las ocho provincias o regiones en que se dividió al Ecuador.
Cuando se inicia el Ecuador como República Independiente en 1830, Manabí fue considerada como parte del llamado Departamento de Guayaquil, pues Bolívar creyó conveniente estructurar el Estado ecuatoriano con tres Departamentos; el de Quito o de la Sierra, el de Guayaquil o de la Costa y el del Austro o de Cuenca. Posteriormente cuando en 1835 el Congreso Nacional regresa a la división del Congreso de Angostura, con las ocho regiones o provincias, Manabí se mantiene como una de las ocho unidades político-administrativas, en que se organizaba el Ecuador. Es conveniente recordar que Esmeraldas fue parte de Manabí en estas tres primeras divisiones territoriales a las que hacemos referencia, que en el fondo son las que marcan el inicio del Ecuador como Estado soberano e independiente.
Por otra parte es conveniente destacar que en la forja de nuestra identidad étnica-cultural, Manabí recibió la visita de los Caras que se presume vinieron desde la Polinesia vía México (Aztecas) y desembarcaron en Bahía de Caráquez; y de los Mantas que se radicaron en la parte sur de nuestra provincia, y que se estima vienen de México (Mayas) y Centro América; esta última es la influencia étnica más importante, aunque existieron también culturas como la de Jama Coaque, Valdivia y otras que incidieron en nuestra identidad según historiadores como González Suárez, Los Caras desde Bahía de Caráquez se desplazan hasta el centro del país para formar la llamada Tribu de los Shirys que constituyen la base étnica y nativa más confiable de la nacionalidad ecuatoriana. En resumen Manabí aportó en la forja de la esencia misma de nuestra incipiente nacionalidad.

Las principales actividades de Manabí

Manabí tradicionalmente ha sido una provincia cuyas principales actividades han sido; la agricultura y la pesca, esto la ha convertido en una típica región productiva del país, lo que le ha permitido ser permanentemente generosa con el Ecuador, reflejando en el fondo la actitud y la forma de ser de los manabitas personas de trabajo, hospitalarias, optimistas, que siempre han obrado con desprendimiento generoso para con el resto del país. Lamentablemente Manabí no ha recibido del país un trato recíproco y equivalente a su aporte al interés nacional, más bien ha sido y es una de las provincias marginadas de la atención y preocupación de los Poderes Públicos. Las cifras que a continuación cito a manera de ejemplo, demuestran la veracidad de nuestra apreciación; en materia de agricultura y pesca natural Manabí produce el 14% de la producción nacional; en productos manufacturados el 18% de la producción nacional (en ambos casos nos referimos a lo que se exporta). En cambio en materia de atención del Estado en cuanto se refiere a la provisión de servicios básicos como luz eléctrica y agua potable (para señalar los más importantes) Manabí no recibe ni el 4% del total de los servicios que en estas áreas el país suministra a nivel nacional, según información del INEC (datos al año 1994).
Como llegamos a establecer el tratamiento injusto del país hacia Manabí y lo hacemos a través de lo que porcentualmente Manabí significa frente al país en su conjunto; y en esto hay que precisar que Manabí representa aproximadamente el 11% de la población nacional y el 7% del territorio ecuatoriano, es decir, Manabí produce y aporta en beneficio al país, mucho más de lo que proporcionalmente le correspondería producir y por ende le correspondería recibir. Hay otros indicativos que brevemente cito en este aspecto de nuestro análisis; Manabí es la primera productora de algodón, café, plátano, cocos de higuerilla, sandías, pimiento (aunque han decaído los últimos años). Es también una importante productora de tomate, maíz y yuca. Es la más fuerte provincia en cantidad de ganado vacuno y ganado porcino, es igualmente una fuerte productora avícola (aunque estos últimos años ha decaído su potencialidad en la crianza de estos animales). De presente y a futuro Manabí se presenta con una gran perspectiva turística, y sin duda el turismo es en el mundo contemporáneo uno de los más dinámicos sectores de generación de recursos económicos en la actual economía mundial.
No obstante todo lo expuesto, Manabí es una provincia que por falta de una adecuada atención del Estado tiene una gran migración de su población (sobre todo rural), migración que se debe principalmente: l) a la falta de apoyo a la labor del hombre del campo; 2) a la progresiva falta de lluvias que ha sufrido la provincia, y; 3) a la total inseguridad en la que vive el hombre de la zona rural. Antes existía una Policía Rural que de alguna manera protegía al campesino, hoy no sólo ya no la tiene, sino que está además huérfano de asistencia tecnológica y crediticia y carente de una adecuada infraestructura hídrica, que le permita tener una confiable o por lo menos una relativa estabilidad en las actividades que realiza. Ello obliga a nuestro campesino a buscar nuevos horizontes en otras tierras, incluyendo otros países como el caso de los Estados Unidos y Venezuela que alberga una numerosa colonia de manabitas.
Todo lo anteriormente citado demuestra la gran contribución que Manabí hace al sustento de los ecuatorianos, lo cual tiene que ser considerado en el tratamiento político que Manabí debe recibir del país.

Qué ha logrado y qué poder político tiene Manabí
Lo que Manabí es y tiene se lo debe a su propia gente. Si revisamos los logros que tienen alguna trascendencia y significación en la vida de la provincia, es fácil advertir que aquello es producto de la capacidad y del esfuerzo de sus habitantes.
En la óptica de nuestro examen es ponderable que se destaque el esfuerzo hecho por nuestros principales medios de comunicación social, como el caso de Diario Manabita. (actualmente El Diario), que es producto del trabajo y decisión de su fundador Don Pedro Zambrano Barcia, vigorizado y enriquecido en su trayectoria por la mente muy clara y visionaria de Pedro Zambrano Izaguirre, que impulsó de una manera muy encomiable el funcionamiento de un canal de televisión como Manavisión, que nos puso a tono con el avance tecnológico de los medios audiovisuales, y que sin duda alguna se convirtió en el mejor medio de comunicarnos que tenemos los manabitas, tanto para conocer mejor nuestra realidad, así como para conocernos mejor nosotros mismos (últimamente se han creado dos canales de televisión más). Igual cosa podemos decir de diario El Mercurio de la ciudad de Manta fruto del esfuerzo y entrega de su fallecido director, Don Gil Delgado Pinto, que si bien es verdad ha tenido más incidencia en la vida de Manta, no es menos cierto que su aporte al desarrollo de esa ciudad, también ha significado un aporte al desarrollo provincial. En el mismo sector privado hay que también relievar el funcionamiento de dos bancos: El Manabita creado al inicio de los años cuarenta, con capitales de personas de otras ciudades del país y que tuvo una efímera existencia, y el actual Banco Comercial de Manabí, éste si creado con capitales provenientes de hombres emprendedores de nuestra región. Además podemos citar a Financiera Manabí de muy transitoria existencia y a Manafinsa de muy escasa incidencia en las actividades provinciales. Pero el interrogante de fondo es qué Poder Político tenemos dentro de lo que es la Organización del Estado Ecuatoriano y hemos de admitir que ese poder es más bien decreciente, pues los Municipios nacidos como herencia de los antiguos Ayuntamientos Españoles, y el Consejo Provincial de Manabí, creado en la década del treinta, más bien han perdido autonomía y capacidad de decisión. Las rentas generadas por las comunidades que representan, están manejadas o monitoriadas por el Poder Central.
Qué logros de real valor ha conseguido Manabí en estos últimos sesenta años en materia de atención del Estado y debemos repetir que lo que Manabí ha conseguido lo ha hecho por el esfuerzo de sus habitantes. Así nace el C.R.M. en 1962, en razón de un paro de actividades, liderado por el entonces Presidente de la Confederación Obrera de Manabí Don Lutero Santana Zambrano, paro que contó con el apoyo de los Legisladores Manabitas de aquél entonces, para la expedición de la Ley, y sobre todo, de dos Legisladores que siendo miembros de Consejo Nacional de Economía lograron se le asignaran rentas para su operación y funcionamiento. Los Legisladores a los que me refiero son los fallecidos: Dr. Silvio Mora Bowen y Dr. Armando Espinel Mendoza. Asimismo, fueron los Legisladores Manabitas del período 79/84 quienes lograron se le reasigne rentas que se le habían quitado al C.R.M., organismo que ha construido y construye, las dos obras hídricas de mayor importancia que tiene la provincia; las presas de Poza Honda y La Esperanza y últimamente el trasvase de aguas de La Esperanza a Poza Honda.
Otro Organismo de importancia para Manabí es la Junta de Recursos Hidráulicos y Desarrollo de Jipijapa y Paján, que también nace por la presión de los pueblos de Jipijapa y Paján y el apoyo de Legisladores manabitas de ese entonces, mediante Ley expedida en 1967, Junta que fue suprimida en 1970 y que también se la restituyó por la presión de los mismos pueblos de Jipijapa y Paján y el apoyo de los Legisladores Manabitas del período 1979-84. Autoridad Portuaria de Manta es el otro Organismo importante de desarrollo de Manabí, también fue creado por la presión del pueblo mantense que obligó a la contratación del Puerto Marítimo de Manta en 1959.
A éstas tres instituciones de desarrollo habría que añadir por la enorme trascendencia que tienen y los recursos de que disponen las dos universidades manabitas; la Universidad Técnica de Manabí creada en 1954 y la Universidad Laica "Eloy Alfaro" de Manabí creada en 1985, ambas nacidas gracias al esfuerzo y dedicación de hombres manabitas. A estas dos Universidades se han unido en los últimos años las nuevas Universidades Estatal del Sur de Manabí, San Gregorio de Portoviejo y Escuela Politécnica Agropecuaria de Manabí.
Aparte de ello, dentro de las instituciones públicas de mayor significación en el desarrollo de Manabí, se debe destacar las Sucursales que en la Provincia han tenido desde los años treinta el Banco Central del Ecuador y el Banco Nacional de Fomento, que sin duda han prestado un gran apoyo al sector productivo en Manabí. Quizá también se deba mencionar las Subsecretarías de Obras Públicas, la de Agricultura y el Programa Nacional del Café, como Órganos del poder público con alguna facultad decisoria que benefician a nuestra región. Hay que destacar también la existencia de la Empresa Eléctrica de Manabí S.A. cuya principal fuente de ingreso está dada por los propios manabitas con el pago del servicio que consumen, recibiendo una muy pequeña ayuda del Estado. En síntesis Manabí carece de capacidad política que le permita la toma de sus propias decisiones.
Sus más importantes Organismos como C.R.M. con cerca de 14.000 millones de rentas permanentes, J.R.H. con 8.000 millones de rentas permanentes, Autoridad Portuaria de Manta con alrededor de 12.000 millones de rentas permanentes, no gozan de la suficiente autonomía, ni económica ni administrativa para una mejor y ágil gestión; y, sus Universidades, U.T.M. con 12.000 millones de rentas permanentes y Universidad Eloy Alfaro con aproximadamente 10.000 millones de rentas permanentes, a pesar de su real autonomía directiva y administrativa, no escapan a la necesidad de contar con la asignación de recursos provenientes del Presupuesto General del Estado, lo que también es un limitante para el cumplimiento de sus fines y funciones (aunque las Universidades cuentan con recursos propios conseguidos por el CONUEP gracias a la gestión del autor de este comentario cundo ejerció la Presidencia de dicho organismo). El Consejo Provincial y los Municipios insistimos tienen un muy disminuido poder político y aquello les resta jerarquía y los coloca como entidades públicas de muy escasa influencia en e1 escenario de la vida política a nivel nacional (últimamente con la entrega del 15% de ingresos del Presupuesto del Estado han mejorado ostensiblemente su capacidad de gestión).
En este acápite enfatizamos: Manabí no tiene un real poder de decisión política y ese es el principal limitante de su desarrollo. A ello añadimos nos falta una mayor presencia en los grandes medios de Comunicación Social del país y la publicidad en la actualidad es de muchísima incidencia en la vida contemporánea.
Nota: (las cifras están en sucres pues este análisis se lo efectuó antes de la dolarización).

El petróleo y sus efectos en Manabí
Al comenzar el análisis en lo político en Manabí en los últimos sesenta años, sostuvimos que uno de los factores que más influyó en la vida nacional en esta etapa de su historia fue la presencia de un caudillo político como el Dr. José María Velasco Ibarra. Justamente él es derrocado de su quinto Gobierno en 1972 y su derrocamiento coincide con el advenimiento de un factor de mucha gravitación en la vida económica y política de nuestro país. Se trata del inicio de las exportaciones petroleras, aquello hace que el petróleo sea el producto que más contribuye al ingreso nacional, y representa en promedio alrededor del 50% de los ingresos que el país recibe de sus exportaciones al exterior. Con el advenimiento del petróleo coinciden dos hechos en la vida de América Latina y el Ecuador. El uno; en la década de los años setenta se plantea por parte de la CEPAL que era necesario disminuir las importaciones mediante un proceso de industrialización de las materias primas, modelo que se lo denominó de "sustitución de importaciones", esta política trajo como consecuencia estimular un crecimiento urbano-industrial del país y se favoreció desmedidamente industrias falsas que se limitaron al ensamblaje o armado de partes de un todo que se importaban. Las consecuencias fueron lógicas, el sector rural tuvo un crecimiento lento menor al 2% anual, mientras que el sector urbano creció en tasas que iban del 4 al 6%. Manabí, provincia eminentemente rural fue afectada por este modelo de desarrollo. Posteriormente en la década de los ochenta, ante el fracaso del modelo de sustitución de importaciones y el surgimiento de una crisis a nivel mundial, se implementa el llamado modelo de "fomento a las exportaciones" y se comienzan a entregar estímulos a los sectores exportadores, que un poco benefician al sector agrícola, pues los mayores dividendos y utilidades se quedaron en el sector intermediario, en el sector comercializador, manejado por los exportadores. Manabí en su condición de provincia agrícola, recibió algún beneficio pero no el suficiente como para poder relievarlo como algo que realmente haya favorecido a nuestro desarrollo provincial.
En resumen, el petróleo de poco o nada ha servido a Manabí. Los hechos así lo demuestran. Qué obras de importancia se han hecho en Manabí durante estos últimos veintiocho años. Lo único la contratación que se hizo recientemente de la presa de La Esperanza (luego del trasvase y de la planta de agua de El Ceibal), de tal manera que el petróleo solo ha servido para fortalecer el poder de la burocracia y ha beneficiado a algunas ciudades de la sierra y fundamentalmente a la ciudad de Quito, que capta algunos negocios importantes vinculados con esta actividad.
En los gobiernos militares de la época 72-79 y principalmente el que dirigió el general Rodríguez Lara, no se hizo una sola obra en esta provincia. El Triunvirato que luego asumió el poder, desconcentró un poco el manejo centralista con tintes regionalistas del ejercicio del poder, y a manera de ejemplo construyó el pequeño tramo de carretera que une la Pila con Guayabal para acortar la distancia entre Jipijapa y Portoviejo. No obstante el Boom petrolero, Manabí sigue reclamando por una infraestructura hídrica y una reforestación, pues sufre una evidente falta de agua potable y riego. Se reclama igualmente mayores vías de comunicación y en esto hay que anotar que las principales arterias de la vialidad manabita son construidas en casi todos los casos por el empuje de manabitas, como por ejemplo la carretera que une a Chone con Santo Domingo y Quito que se debe al deseo vehemente de los choneros que con Carlos Alberto Aray a la cabeza llegó empujando un carro al kilómetro 40 de la vía Santo Domingo-Chone, lo cual contribuyó a que el Congreso apruebe una ley disponiendo su construcción, lo que sucedió en el período 50-51, ley que fue presentada por el diputado manabita de aquel entonces, Dr. Silvio Mora Bowen.
Igual cosa sucede con la carretera marginal de la costa también producto de una ley dictada en el período legislativo 79-84 a propuesta de los legisladores manabitas y finalmente la carretera Manta-Rocafuerte que une al principal puerto manabita (Manta) con la zona productiva de la provincia, carretera que es fruto de una ley dictada en el período 79-84. En todo caso Manabí sigue reclamando de los poderes públicos por su realidad y la falta de caminos vecinales.

Las agrupaciones y partidos políticos de Manabí en los últimos sesenta años
En el análisis que hemos efectuado, hemos venido sosteniendo que la figura del Dr. Velasco Ibarra, ha tenido un papel protagónico en la vida política del país y por ende de Manabí en estos últimos sesenta años. Con esto es fácil comprender el porqué en Manabí existieron dos grupos que se disputaron el control del poder político de la provincia: el uno el Grupo llamado "Velasquismo", agrupación de corte caudillista cuyo principal dirigente fue el Sr. Emilio Bowen Roggiero, a quien se lo llamó "El Cacique", queriendo significar con ello al dirigente de épocas antiguas de las sociedades humanas, y el otro grupo el llamado "Frente Democrático", que agrupaba a los partidos Liberal, lo que quedaba del Socialismo y los llamados Independientes de Centro Izquierda. A estos grupos se podría agregar alguna presencia del Partido Conservador y una menor del Partido Comunista.
Con la muerte de Velasco Ibarra, y el advenimiento del petróleo, el Gobierno Militar que ejerció el poder, dicta una nueva ley de partidos políticos que da origen a la llamada "partidocracia" que permite la formación de una gran cantidad de partidos políticos que se limitan a defender su subsistencia legal pero con muy poco raigambre en la conciencia de los ciudadanos ecuatorianos, hasta llegar a un nivel en los actuales momentos de una falta de credibilidad en los partidos políticos y sus dirigentes (en todo caso es necesario reliervar en estos últimos años la influencia que en la vida política del país ha tenido el ex – Presidente de la República y ex Alcalde de Guayaquil Ing. León Febres Cordero).

Alfaro y Manabí
Si bien es verdad Alfaro no vivió físicamente en los últimos sesenta años, su nombre, su acción, su lucha, sus ideales viven en la mente y el sentimiento de la gran mayoría de manabitas. Por ello, dejar de mencionar que su ejemplo tiene gravitación en la política manabita del ayer y del hoy, sería desconocer o ignorar a quien más lustre dio al nombre de nuestra provincia. Aquí en Manabí fue donde realmente triunfó la Revolución Liberal con la proclama de Chone del 5 de mayo de 1895, un mes antes de que Guayaquil difundiera el ascenso al poder de Alfaro el 5 de junio del mismo año. Por ello omitir la influencia del Alfarismo como vertiente del pensamiento político, hubiese significado efectuar un análisis incompleto del acontecer político en Manabí en los últimos sesenta años.

Manabí y su política cultural

Si entendemos la Cultura como la forma más elevada y auténtica de la expresión de una comunidad, Manabí ha sido y es una provincia con una gran riqueza cultural, lo cual influye en la acción política, pues la política debe estar relacionada con la totalidad del entorno social y sin duda alguna el aspecto cultural, es el reflejo más fiel de las costumbres, tradiciones, folklore y sentimientos de un pueblo. Manabí ha sido muy bien dibujada por la palabra profunda de Elías Cedeño Jervis y su pasillo "Manabí", por Horacio Hidrovo Velásquez y su novela "Un Hombre y un Río", por Othon Castillo y su novela "Sed en el Puerto", por Osvaldo Castro y su obra "La Mula Ciega", por José María Egas y su poesía "lírica y romántica", por Miguel Augusto Egas (Hugo Mayo) y su poesía "idealista". Cito estos seis talentos a manera de ejemplo, pues Manabí ha sido muy fecunda en su producción literaria. De los actuales exponentes de la cultura manabita no menciono a nadie para no herir susceptibilidades, pero hay algo que no puede dejar de ser dicho, ya Horacio Hidrovo Peñaherrera escribió magistralmente "Postal Espiritual de Portoviejo", algún día leeremos la "Postal Espiritual de Manabí". Así encontraremos sin temor a equivocarnos una mejor radiografía de Manabí que la que hemos pretendido en este análisis.

Nota: este análisis fue publicado en libro editado por El Diario el año 1994.