Si algo debe caracterizar a un ente académico de nivel universitario, es su apego a la indagación de la verdad, de la ciencia, del conocimiento, el compromiso inquebrantable de descubrir o encontrar las vías objetivas y pertinentes que contribuyan a construir una mejor realidad, de aquella afirmación se infiere que la verdad es producto de aquello que puede ser demostrado racional y lógicamente, por eso también es incuestionablemente válido admitir que nadie es dueño de la verdad, pero tiene toda justificación investigar lo que es verdadero, lo que realmente es cierto, lo cual no puede ser producto de lo que uno piensa o cree, sino que existen hechos, acontecimientos, indicios, documentos, testimonios, que así lo demuestran, esa actitud que corresponde a una Universidad no puede limitarse a establecer la realidad de lo que acontece o ha acontecido, esa comprobación de una determinada situación debe tener como propósito transmitirnos lo que es creíble y no meramente especulativo, en base de antecedentes que nos conduzcan inequívocamente a estar conscientes del entorno que nos rodea y en el que habitamos, que nos permita establecer sin confusiones los pasos o decisiones que damos en la vida.
Pero esa verdad que perseguimos conocer, no se puede reducir a un ejercicio retórico sin destino, debe tener como finalidad que el colectivo social esté debidamente informado de lo que acontece en el ambiente social en el que vive, para evitar ser víctima del engaño y de la utilización indebida de quienes buscan aprovecharse de su desconocimiento, por eso lo opuesto a la verdad es la mentira, el engaño, esa verdad de la que la Universidad debe ser su incondicional aliada, es aquella que está al servicio del bienestar general, la que aporta al conocimiento y solución de los diferentes, complejos y heterogéneos problemas sociales, la ciencia y la tecnología no pueden ser utilizados sin tener como su ineludible finalidad contribuir a investigar con el apoyo de la razón, del análisis crítico y objetivo, cuál es la mejor de las rutas a transitar para vivir en una sociedad más justa, libre, fraterna y solidaria.
La verdad nos hace Iibres reza el precepto bíblico y aquello es indudable, sin conocer la verdad seremos esclavos y víctimas de la incertidumbre, de la desorientación, de la posibilidad de desviar nuestra conducta, sin conocer lo verdadero seremos ciegos instrumentos de la equivocación, de caminar por la vida deambulando en las penumbras de un oscuro y nublado sendero que no tiene metas, ni siquiera propósitos de largo, mediano y corto alcance o plazo, es transitar por un callejón sin salida, aquel que no nos deja avanzar, progresar, desarrollarnos, realizarnos como seres humanos, por todo ello, Albert Camus, tenía razón, el único y auténtico acto revolucionario es el de decir la verdad, sin temor ni favor, ahí radica el más elevado compromiso de una Universidad que cumpla su irrenunciable misión y rol social, no hacerlo es traicionar su condición de entidad donde el pensamiento autocrítico, la inteligencia, el conocimiento, tienen su sede, para servir de guía conductora de esas grandes mayorías colectivas que requieren de una voz, de un criterio que alumbre el camino que transita, esa institución que está llamada a ser la conciencia de la sociedad, el cerebro de la colectividad a la que se pertenece y donde ejerce sus actividades.
Hay muchos criterios sobre la verdad, no existen reiteramos verdades absolutas, todo en la vida es relativo, nadie discute que la verdad es la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas tiene la mente, una conformidad de lo que se dice con lo que siente y piensa, la verdad por lo tanto no puede ser subjetiva, uno puede creer e incluso afirmar lo que desee, pero si ese pensamiento o criterio no se compadece con la realidad no tiene nada que lo aproxime a lo verdadero, no existen saberes completos, acabados, es ahí donde la investigación y el estudio tienen la oportunidad de aproximar lo investigado a situaciones reales, existentes, factibles de convertirse en propuestas o tesis que viabilicen la atención de una demanda o aspiración social, es como lo definieron los griegos, algo que se desvela, se descubre, por ello en un análisis lógico no existen verdades inútiles, lo que se descubre, inventa o innova, tiene que tener aplicabilidad en la práctica, lo contrario es formular una simple apreciación personal, a lo sumo un enunciado, que sólo tiene valor para quien lo sostiene, todo lo expresado nos llevaría a una conclusión, hay que empeñarse en conocer todo lo que sea posible, la verdad de lo que se investiga o se indague, para que las conclusiones sean lo más parecidas posible a lo que existe en la vida, hay que admitirlo, todo interactúa, todo está interrelacionado, lo solitario y/o aislado es socialmente irrelevante, cuando se acude a exhibir apreciaciones personales de hechos y acontecimientos, en ese escenario surgen ópticas o visiones parciales de un hecho o de un acto, de ello se deriva la frase un tanto socarrona, "en este mundo nada es verdad ni es mentira, todo depende del cristal con que se mira".
Tan importante es aproximarnos a la verdad, a demostrar que lo que decimos o hacemos es cierto y no falso, que resulta indiscutible que si algo es muy duro y valiente en la vida es decir la verdad, muy duro y difícil para el que la investiga y termina siendo mucho más dura para quien no quiere oírla porque lo afecta, a manera de ejemplo a un pillo no le gusta que se lo digan y se irrita si le dicen que lo que tiene es mal habido, que ha sido obtenido ilícitamente, perjudicando a unos o a todos, se podría desde otra perspectiva conocer con exactitud cuál es a manera de ejemplo el factor que influye en un deficitario suministro de aguas para consumo humano, si es verdad que la mayor cantidad de agua dulce se la emplea en actividades industriales, ó si es cierto que las aguas con las que se irrigan ciertos vegetales que consumimos son regados con aguas de ríos con elevados niveles de contaminación, que arrastran en su cauce todo tipo de desperdicios, incluyendo aguas servidas, todo lo cual perjudicaría la salud de las personas, para eso está el estudio serio, responsable, veraz, científico, contextualizado que con el auxilio de la técnica, deben efectuar los centros de educación universitaria y politécnica.
Claro que la verdad es duro decirla, más cómodo es callar, pero hay que vencer el temor o el miedo para decirla, para eso no se requiere ofender ni acanallar a nadie, hay que ser francos y frontales pero no imprudentes, la verdad está cercanamente emparentada con una de las principales características que debe poseer un dirigente, un líder, debe ser auténtico, es decir no ocultar lo que uno es, lo que ha sido, su ancestro, lo que uno piensa, lo que uno siente y sobre todo no renunciar a sus ideales, nada favorece más la actitud de una persona que decir en voz alta cuales son sus ideas, lo censurable es acomodar el pensamiento, las ideas, nuestras convicciones, a las conveniencias transitorias, el buen delincuente tiene sus códigos y los respeta y práctica, el falso y sinvergüenza busca aparentar lo que no es y oculta sus verdaderos pensamientos, sus sentimientos, su forma a proceder en la vida, por eso se sostiene con sobrada certeza que las apariencias engañan" . Aquella verdad tan necesaria y útil para el bien común debe ser dicha con toda claridad y seguridad, no se trata de buscar minimizar e injuriar a nadie, se trata de que se diga la verdad sin ambages, sin protocolos, aquello no implica ser grosero, no observar el necesario fundamento en lo que decimos y hacemos, lo que no se puede es "tapar el sol" con un dedo, lo malo es malo, lo negativo es negativo, en la misma medida que lo que está bien, está bien, y lo que es constructivo y positivo es saludable para la sociedad, la verdad no se contrapone con las normas de respeto que debemos tener hacia los demás, hay que observar las denominadas "reglas del trato social", decir lo que existe es menos laborioso que fabricar mentiras y falsificar lo inexistente, todos nos percatamos o al menos intuimos cuál es la realidad, en definitiva para decir la verdad no hay necesidad de ser agresivo, ese lenguaje lo utilizan los que carecen de razón para sostener o defender lo que afirman por conveniencia y porque no sean capaces de presentarse tal como son, por eso recurren al agravio, a tratar de atemorizar a quienes obran en buena fe, la vida no es un pugilato entre buenos y malos, es una lucha y un sueño diario por edificar un mejor futuro para todos y todas.
ACADEMIA-SOFISMA
Cuando se habla de Universidad se menciona el término Académico, en estricto uso de la palabra, la Academia se refiere al lugar que escogió Platón para enseñar a sus discípulos, en un jardín cercano a Atenas que había sido protegido por el héroe Academo. La Academia en general es conceptuada como sociedad científica, literaria o artística, es un establecimiento dedicado a la enseñanza de un arte, profesión o carrera, por eso existió posteriormente en Florencia la Academia de los Médicos dedicada a la enseñanza del platonismo, el nombre Academia es también el que da origen al nacimiento de la Real Academia Española dedicada a definir palabras, conceptos, a cuidar el buen uso de vocablos.
Como expresión de una Escuela dedicada a crear la "habilidad" artificiosa con la que se buscaba en base a una argumentación errónea, engañar al interlocutor usando la retórica, el arte del buen hablar para persuadir a otros, surge en Grecia con la Escuela de los Sofistas, su objetivo fue capacitar a los hombres para los quehaceres políticos, para ello buscaban una mayor intervención del ciudadano libre en el quehacer del Estado, procuraban enfrentar el ideal de la verdad en la que no creían, con el de la utilidad, su creencia es que no existe un conocimiento universalmente válido y necesario, eso los llevaba a una ruptura con todas las formas tradicionales y a un proceder cuyos propósitos estaban orientados al logro de ventajas sin importar los mecanismos utilizados para lograrlo, aquello da origen a lo que luego se convertiría en un axioma en política" el fin justifica los medios".
Por lo expresado no deben quedar dudas que estas 2 Escuelas sostienen 2 tesis contrapuestas, la Academia que apunta a la búsqueda de la verdad frente a la Sofista que persigue lo útil, aunque para ello utilice cualquier argucia, falseando propuestas o planteamientos, empleando la mentira que implica manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa, induciendo a error a los demás, por eso los politiqueros deforman el concepto de una verdadera gestión política, utilizando como estrategia el tratar de hacer creer a los demás lo contrario de lo que ellos piensan y aspiran, a eso pretenden llamar "habilidad".
Educación y política
Establecido el origen más remoto que diferencia y distancia la actividad educativa de la política, la primera empeñada en investigar causas, efectos, circunstancias, factibilidad y solución a los problemas sociales, a partir de utilizar mecanismos o recursos que conduzcan a establecer la debida conformidad entre lo que se piensa y realmente existe, en la política se busca obtener lo que se desea sin que sea importante si aquello es o no exactamente lo verdadero y conveniente para la sociedad, esa forma de concebir la política es la que motiva que se genere desconfianza, falta de credibilidad, de sentir desengaños entre los miembros de una colectividad, intuyen que quienes buscan un cargo de carácter político lo que les interesa es su beneficio personal, no interesa el bienestar común, inversamente en educación, lo que importa es el medio que se utiliza para alcanzar un logro, como ejemplo, no es admisible que un estudiante obtenga una nota copiando a un compañero o trayendo escrita la respuestas a un cuestionario, es decir cometiendo fraude, eso es inaceptable y sancionable.
Pero es necesario precisar, en un centro de educación se forman los nuevos ciudadanos, los nuevos dirigentes del futuro, de tal manera que es en el escenario sobre todo universitario, donde se forman los futuros políticos, donde aprenden sobre las distintas doctrinas, ideas, creencias, procesos históricos vividos por la humanidad, sobre la forma y métodos en que aplicando las ideas en las que se cree, pueden servir para lograr una sociedad con mayor bienestar, con mayor igualdad, con más justicia, con más garantías a las personas, pero esa política que persigue el bienestar colectivo, que exige especial capacidad y conocimiento de realidades para poder aplicar con eficacia lo que uno anhela o piensa, lamentablemente es el proceder excepcional de un dirigente o líder político, lo que generalmente se pretende es alcanzar el poder para disfrutar junto a amigos y partidarios de las ventajas del ejercicio de ese poder, lo cual incluye beneficiarse económicamente, priorizando sus conveniencias o influencias con quienes detentan un determinado cargo público, pero esa actitud que desafortunadamente es la conducta de una buena parte de quienes se dedican a la actividad política está muy lejos de ser lo que científicamente significa una actividad política en su verdadero concepto, en cuanto es arte y ciencia de gobernar para convertir en realidad los ideales que uno profesa, esa es la diferencia entre lo que es hacer política y lo que es politiquear, en esta última predomina el engaño, la carencia de ideales, la inexistencia de un proyecto de beneficio para el país, se busca solo como sacar provecho de una oportunidad. Esta triste realidad es lo que provoca que los grandes líderes políticos que son los que lucharon por ideales, fueran traicionados por los que creen que el poder es para obtener provechos y beneficios personales o familiares, ejemplo de esos líderes con ideales que trascienden históricamente en nuestro país, son los casos de Eloy Alfaro, de Simón Bolívar, que lucharon por contribuir al bien de la patria, primero el interés de todos, después lo que ellos deseaban, lo importante para ellos fue legarle a la patria mayor unidad, más identidad, más democracia, más libertad, el imperio del derecho sobre las opiniones o apetencias personales, en síntesis, mejor calidad de vida para el conjunto de habitantes del país.
Lo antes expresado nos obliga no confundir conceptos, la Ley de Educación Superior vigente prohíbe el proselitismo político y/o religioso al interior de los predios universitarios, ese proselitismo está referido a que ningún partido o grupo político puede pretender convertir un predio o local educativo en una especie de central o comité electoral, lo que no excluye que un dirigente político puedan exponer sus ideas o puntos de vista con entera libertad y garantías, por ello un centro educativo y especialmente los de educación superior deben tener como línea invariable de acción una postura pluralista, democrática, ajena al monopolio de la tesis de un sector o grupo político.
Finalmente hay que insistir que en el plano educativo no pueden haber posiciones en las que se utilice fraudulentamente una exposición o conferencia para engañar o seducir a los jóvenes o adolescentes, abusando de su buena fe y desconocimiento, debe expresarse lo que racional, objetiva y científicamente se ha obtenido como conclusión de un estudio o investigación efectuada, reflexionar sobre lo que es erróneo y lo que es cierto. En todo caso la educación debe ser para enseñar a pensar, a reflexionar, analizar lo que se escucha o lee, constatar lo que se ha llegado a saber, a manera de ejemplo si se cree en todo lo que dicen los médicos se creerá que todo daña la salud, si se cree todo lo que dicen los teólogos, se llegará al convencimiento que todo es pecado, si se cree todo lo que dicen las fuerzas que controlan el orden y la seguridad, se llegará a la conclusión que nada es absolutamente seguro, hay que aprender a entender qué está bien o qué está mal, qué es verdad o mentira, qué es conveniente o inconveniente, qué es justo o injusto, qué es real y qué es aparente, hay que meditar sobre antecedentes y acciones de las personas, aprender de las lecciones que recoge la historia, no la de fábulas o leyendas, sino aquella que relata con fidelidad lo que realmente aconteció en un determinado tiempo y lugar.
En definitiva la verdad debe ser compatible con la realidad y no al revés, nuestras ideas y pensamientos por valiosos que sean o parezcan, pueden ser afirmaciones o criterios, para de ninguna manera se pueda pretender reivindicar como verdadero lo que no existe y no puede ser demostrado.
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