lunes, 26 de abril de 2010

La universidad retada a cambiar o mejorar




La palabra cambio sin duda es atractiva, los seres humanos somos inconformes, buscamos algo diferente sin medir ni meditar si eso nos es favorable o no, simplemente nos gusta cambiar aunque sea de ropa. Ambicionamos lo que otros tienen, normalmente no estamos satisfechos con lo que tenemos, los jóvenes quieren cambiar y desean acelerar su vida para llegar a ser adultos, hay quienes en la vejez quieren parecer jóvenes y cambian hasta el color del pelo, hay quienes pierden su dignidad por cambiar de pobres a ricos, los que andan a pie quieren cambiar su caminar por un vehículo motorizado.

El ser humano sin duda es novelero, por eso la palabra cambio que literalmente es poner una cosa por otra, mudar, variar, alterar, que en términos monetarios es la fracción de un billete o el vuelto que nos dan cuando pagamos con una moneda superior al costo de una determinada compra. El cambio nos seduce, nos gusta cambiar de velocidades cuando conducimos, por eso los vehículos tienen una caja de cambio manual o automática, pero es de cambio, han existido históricamente y existen las llamadas Casas de Cambio para cambiar moneda local por moneda extranjera. Sin lugar a dudas, nos gusta escuchar la palabra cambio, por ello el gran poeta argentino Enrique Santos Discépalo ironizó esta palabra con ese soberbio poema que es el tango "Cambalache", cuyo significado gramatical es el simple cambio de un objeto que puede ser valioso o no a cambio de otro objeto. Con tal de cambiar poco importa si es para desmejorar una situación, para apoyar o auspiciar lo indebido, lo mediocre o lo indigno.

Pero lo que persigo y ese es mi deseo, es un enfoque de la manera más somera posible, del reto que la Universidad ecuatoriana tiene actual y en mi opinión de manera permanente por mejorar, por actualizarse, por renovarse constantemente, por ser siempre autocrítica, una Universidad no puede estacionarse en lo que hace o ha logrado, debe estar ideando creativamente constantes propuestas por mejorar lo que hace, hay que entenderlo la Universidad forma para el futuro, para el mañana que nunca será igual al ayer, las mutaciones de una sociedad, su evolución son irrefrenables. En estos últimos meses y según su temperamento, nuestro Presidente Ec. Rafael Correa Delgado, viene retando (llamando la atención o reprimiendo) a la Universidad, para que cambie, para que deje de ser mediocre, para que tenga un mejor desempeño, para que demuestre que la inteligencia y el uso de la razón no le son ajenas, las invita a que exhiban el más alto nivel en sus programas de formación de nuevos profesionales competitivos, que realicen investigación, que propongan iniciativas para la solución de los complejos problemas sociales, económicos, públicos, políticos, una Universidad y ojalá que fuese la gran guía de la sociedad, el cerebro que piense e ilumine la ruta futura de la patria, eso es lo que aspiramos desde la Universidad Laica "Eloy Alfaro" de Manabí.

Por lo antes expresado y porque tengo la pretensión de ubicar el tema de la Universidad ecuatoriana en su verdadera dimensión, es que me atrevo a sostener que lo que se busca no es que la Universidad cambie, sino que la Universidad mejore, mejorar sí es hacer las cosas con un resultado de mayor rentabilidad social de lo que se estaba haciendo, es tener una posición más ventajosa de la que se tenía, es lograr la convalecencia de la salud de los centros de educación superior, entendiéndose esta mejoría como aquella que nos permita elevar nuestros pensamientos y conocimientos, es dejar de utilizar la algazara, el tumulto, la frase hiriente, la amenaza, la fuerza irracional para proponer o defender una tesis, es utilizar métodos pedagógicos, andragógicos, didácticos, técnicamente procesados, es abrirle espacios a que la lógica, la ética (estas últimas materias que ya no se les da ninguna importancia en los planes de estudios, como no se le da ninguna a la moral y a la cívica) que puedan servir para auxiliar los modelos educativos, utilizando adicionalmente equipos y laboratorios provistos con tecnología de punta.

Para acertar en el comentario que formulamos hay que comprender que la Universidad nace como producto de una indiscutible unión, de la intervención recíproca de pares, se gesta y desenvuelve entre un alumno deseoso de aprender y un profesor conocedor de su materia deseoso de orientar y facilitar ese aprendizaje, ése es el vínculo indisoluble e indispensable que no se puede dejar de tener presente en cualquier análisis del proceso enseñanza-­aprendizaje, sin que existan y se privilegie el comportamiento de esos dos componentes, no habrá la posibilidad de que exista una buena educación universitaria y que esta mejore, ese maridaje del alumno que quiere aprender y el profesor que quiere instruir o enseñar y sobre todo educar (formar conductas o comportamientos), es el punto de partida para que la Universidad ecuatoriana y cualquier proyecto educativo mejore y deje de ser mediocre como se lo viene sosteniendo y reiterando desde la altas esferas del poder político en el Ecuador, de esta innegable realidad se infiere que si no hay alumnos con anhelos de superarse y docentes con la debida mística decididos a transmitir sus conocimientos, que sean capacitados y responsables, es iluso pensar en una mejor Universidad en el Ecuador o en cualquier parte del mundo, aquello sólo es posible si ambos actores comprenden que aprender y capacitarse continuamente es un reto permanente que no puede tener pausas, por supuesto entendiendo que el aprendizaje para que no sea estéril debe ser teórico-práctico.



De mi parte he sostenido y sostengo que para que exista un buen alumno este debe contar con la motivación que le inspira el buen profesor, aquel que demuestra no sólo que dice lo que sabe, si no que sí sabe lo que dice, porque es fácil repetir consciente o inconscientemente afirmaciones amparadas en frases leídas o escuchadas, pero también es indiscutible que demanda un mínimo esfuerzo intelectual el poder reflexionar sobre lo que estamos afirmando y aquello exige que no improvisemos criterios, que fundamentemos convincentemente los conceptos que emitimos, un criterio ligeramente dicho por un profesor puede no solamente no ayudar a formar al alumno sino incluso a deformar su mente y confundir los conceptos que debe tener sobre una determinada ciencia o incluso sobre una determinada creencia política o religiosa.

Lamentablemente y para no incurrir en subjetividades que no aportan en nada al análisis del problema universitario en el Ecuador, se vuelve indispensable se promueva la mayor apertura para escuchar y ojalá se debata con actores calificados, la situación de la educación superior, no se puede reducir la controversia a cuantificar cuántas Universidades hay y existen en el Ecuador, cuantas son públicas y cuantas son privadas, cuántas de estas últimas o de ambas han mercantilizado o lucrado de la educación universitaria o politécnica, lo cual es totalmente contrario a lo que debe ser la actividad educativa que no puede perseguir fines de lucro (aquí se encuentra radicado uno de los principales males de la educación al ser utilizada como negocio), lo cual incluye venta de títulos, grados académicos, pases de años, calificaciones, etc.; por ello se ha sostenido con todo énfasis que la educación es un apostolado y que más educa el ejemplo que la palabra, un sinvergüenza o un farsante no puede ser nunca un buen profesor, utilizará esa membrecía para tratar de sacar provecho o ventaja de esa honrosa misión social y esos falsos profesores son los que han desacreditado la educación.

Se vuelve imprescindible en un elemental análisis que efectuemos sobre la temática de la educación contemporánea, reflexionar sobre una realidad que ha vivido en las últimas décadas el mundo entero, eso nos hace notar y esto acontece sobre todo en América Latina, que el crecimiento de las Universidades particulares es un fenómeno que se produce y repite en todos los países, en los que tienen mayor madurez democrática o en los que tienen todavía que madurar políticamente, como el caso del Ecuador, donde el léxico que utiliza el actor político no es el de exponer racionalmente una propuesta, sino la de ser un agresor o un contestatario de su adversario, es decir lo axiomático en ese ambiente es que hay que estar en contra del rival político, lo cual es una demostración elocuente de inmadurez y de carencia de argumentos para poder plantear tesis que realmente interesen o convengan al colectivo social, por todo esto es que debemos admitir que no es el tema de la creciente cantidad de Universidades particulares el principal problema que debería preocuparnos, hay que penetrar en una evaluación seria, para establecer cuáles no tienen una confiable infraestructura que justifique llamarse Universidades o Escuelas Politécnicas e incluso Institutos Técnicos o Tecnológicos.

Esa indiscutible verdad nos impone precisar cuáles serían las condiciones mínimas para que una Universidad funcione como tal, lo primero que debemos advertir es que una Universidad debe contar con una planta profesoral estable con títulos o diplomas que acrediten poseen una buena formación, debe estar provista de un equipamiento e infraestructura física funcional adecuada, contar con medios económicos y presupuestarios previsibles y estables que nos permita confiar en que la Universidad puede funcionar sin sobresaltos, sin apuros o emergencias, sin estar buscando "clientes" que pagan por obtener un determinado título profesional de pregrado o posgrado, en este aspecto insistimos, es indiscutible que en Ecuador en los últimos años ha existido una desbordada oferta de títulos y grados académicos que no priorizaron mejorar el conocimiento del alumno si no cobrar un arancel por el curso y grado que se ofertaba u ofrece, es ahí donde debe hacerse el primer gran esfuerzo para depurar el sistema universitario y politécnico en el Ecuador, para mejorar hay que corregir, luego de aquello debe entrarse en una etapa donde se puedan hacer evaluaciones no genéricas o generalizadas, sino evaluaciones puntuales sobre cursos, programas o carreras que ofrecen las Universidades y Escuelas Politécnicas, sólo por ese mecanismo es posible asegurar que sus rigores académicos corresponden al nivel elevado que caracteriza al subsistema educativo de la educación superior, que por mandato expreso de la Declaración de los Derechos Humanos es una etapa educativa a la que se accede y en la que se puede continuar o graduarse por méritos, es un absurdo pensar que la simple masificación de la educación superior mejora las posibilidades de formar mejores técnicos o profesionales, contrariamente la masificación resta posibilidades y capacidad de exigir mejores rendimientos académicos y en educación universitaria no hay términos medios, el problema no es de cantidad sino de calidad.



Para qué y cómo hacerlo son los interrogantes a discutirse, ello obliga a explorar medios o normas jurídicas para lograr mejorar la educación universitaria, eso es lo que debe concentrar el debate de la nueva Ley de Educación Superior, jamás se mejorará nada si no se corrigen deficiencias, es ilógico no partir de realidades, es evidente que han escapado del control de los organismos competentes la oferta indiscriminada de cursos para entregar títulos profesionales o grados académicos, eso ha sido en lo que más se ha insistido, como lo expresamos anteriormente eso es económicamente rentable, después de todo lo urgente es el Diploma o Certificado, con eso parece que tenemos más conocimientos y nos ayuda para ascensos en el trabajo, pero "el hábito no hace al monje", no es suficiente vestir de blanco, la conciencia es la que debe ser blanca, pura, nítida, pero lo que se ha priorizado y facilitado es el dictado de cursos, pomposamente se ha creído que ofrecer cursos semipresenciales de uno o dos días a la semana o a distancia, es estar a la altura de la sociedad contemporánea, es una estafa perversa ofertar esta modalidad de estudios sin contar con una infraestructura docente, recursos bibliográficos, programas curriculares pre-impresos, equipamiento informático, para lanzar esta clase de cursos universitarios. Aquel irresponsable ofrecimiento ha disminuido a niveles infradeficientes las ofertas de cursos universitarios, si a esa propuesta irresponsable y de facilismo se une la de ofertar cursos en cantones, parroquias e incluso en recintos de la geografía nacional, en una especie de competencia de cual publicita u ofrece un más fácil estudio universitario, es innegable que debemos concluir que la Universidad le ha fallado al país, no hay porqué esconderlo, hacerlo sería ser cómplices de este desafuero censurable y reprochable, lo único que atenúa este severo juicio es que tampoco el país político ha creado el escenario apropiado para tener una mejor Universidad y en esa necesaria comparación no vacilo en sostener que la Universidad anda menos mal que el país en su aspecto político y socioeconómico.

Particularidades de la educación contemporánea
Tomando como referencia los criterios y conclusiones de la UNESCO, la educación contemporánea se desenvuelve bajo el imperio de circunstancias que hay que señalarlas para poder en ése ámbito buscar caminos de mejoría en la educación superior, esta realidad nos señala existan las siguientes situaciones a considerarse:

1.- Expansión de la matrícula universitaria
2.- Diversificación de tipos institucionales
3.- Necesidad de mayor inversión en educación
4.- Alianzas estratégicas entre Universidades, Corporaciones y Sector Público
5.- Interrelación entre las Universidades y representantes de la sociedad civil
6.- Planeación estratégica, evaluación y rendición de cuentas
7.- Reforma académica y flexibilidad cultural
8.- Modelos educativos basados en el aprendizaje y la adquisición de competencias
profesionales
9.- Formas de aprendizaje a distancia, tutorías remotas.

Dentro de esa realidad se hace necesario desarrollar un pensamiento crítico del estudiante, en un mundo en el que existen opciones alternativas de aprendizaje (internet) hay que buscar medios apropiados para facilitar el aprendizaje y poder enfrentar el verdadero "vía crucis" del nuevo profesional, su dificultad para insertarse en el mercado laboral, ello explica el recurrente pedido de tener una educación teórico-práctica que incluya las más altas posibilidades de pasantías, en eso hay que concentrar esfuerzos, aparte de proporcionarle al alumno una infraestructura en materia de equipamiento y un ambiente adecuado con orden y disciplina para que el proceso formativo pueda ser exitoso o al menos el deseado por el alumno(a).

Las propuestas de la nueva Ley de Educación Superior
Aparte de que el proyecto de Ley en trámite en la Asamblea Nacional es excesivamente reglamentarista, (más de 200 artículos) en el fondo la propuesta del Gobierno se centra fundamentalmente en tomar el control del máximo organismo de la Educación Superior en el Ecuador, que es el actual CONESUP, a promover se priorice la formación a nivel de doctorados Phd (lo cual es bueno si se lo controla y no pasa lo mismo que con aquellas ofertas ligeras a las que nos hemos referido de títulos o grados académicos de posgrados), se planteó también eliminar el Fondo Permanente de Desarrollo de las Universidades y Escuelas Politécnicas, lo cual en el fondo significaba despojar a las Universidades y Escuelas Politécnicas de su autonomía financiera que tanto esfuerzo costó conseguirla y convertirlas en entidades mendigas de asignaciones del Presupuesto del Estado. En esencia es evidente que el pensamiento del Gobierno apuesta a mantener un control sobre las Universidades y Escuelas Politécnicas afectando su autonomía, lo cual ha provocado el lógico reclamo de las mismas, pues la autonomía afortunadamente reconocida en la Constitución vigente no es una dádiva de ningún gobierno de turno, es una conquista histórica de la Universidad sobre todo en América Latina y el Caribe, lo cual las vuelve independientes del poder político de turno, autonomía necesaria para que justamente pueda producir recursos humanos calificados, para efectuar investigación científica y tecnológica, para promover el desarrollo cultural y de saberes ancestrales, para generar un conocimiento que coadyuve a la solución de problemas del país, para todo aquello requiere gozar de la debida independencia de los Poderes o Funciones del Estado, como afortunadamente lo establece el Art. 225 de la Constitución actual, cuando se refiere al ámbito jurídico-institucional del Estado y de las instituciones públicas. En síntesis pretender por parte del gobierno tener bajo su dependencia al organismo planificador, regulador y coordinador del sistema de educación superior como lo es el CONESUP, es contrario a la esencia de una Universidad, lo cual sería además una acción inconstitucional que esperamos no la recoja la Asamblea Nacional Legislativa.

Informe CONEA
En el presente comentario no se puede dejar de referirnos a las evaluaciones hechas a las Universidades y Escuelas Politécnicas del país. La Asamblea Nacional Constituyente confió al CONESUP (Consejo Nacional de Educación Superior) y al CONEA (Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación) una evaluación de las Universidades y Escuelas Politécnicas, al CONESUP en la parte académica y organizacional, y al CONEA un informe de carácter técnico. Sin duda el informe del CONESUP fue mucho más objetivo y preciso por ser un organismo conocedor de la realidad en que desenvuelven sus actividades las distintas Universidades y Escuelas Politécnicas, por ello puntualizó aspectos como el de rendimiento académico, organización, capacidad de gestión, vinculación con la colectividad, investigación, es decir los grandes ejes temáticos sobre los que una Universidad o Escuela Politécnica debe realizar sus actividades, en cambio el CONEA hizo un informe generalizado, no consideró la condición de cada Universidad, olvidó que una cosa es una Escuela Politécnica o Universidad Técnica y otra cosa la acción de una Universidad que realiza una gestión orientada más al ámbito social y humano, unas y otras difieren en las razones u objetivos de su creación, no se analizó el entorno en el que desenvuelven sus actividades, se generalizó criterios evaluatorios sin considerar que la evaluación debe orientarse hacia objetivos específicos, como el caso de la fundamentación filosófica y teórica, sus propósitos y objetivos, los contenidos y estrategias metodológicas previstas y las que realmente se aplican para establecer el impacto social de una institución, lo que incluye el aporte que un programa o una institución hacen al desarrollo científico, tecnológico, económico, social y cultural de su entorno, no se aplicó ninguna guía de autoevaluación lo cual es un requisito conceptual y metodológico que permite a las Universidades realizar sistemáticamente procesos institucionales de evaluación, el cual debe ser previamente conocido para contar con un conjunto de indicadores y criterios que permitan obtener resultados verídicos de la evaluación, no se hizo ningún análisis de la inserción en el mercado laboral de egresados y profesionales, lo que se procuró fue establecer una estadística categorizando la parte académica, investigativa y de gestión administrativa, el entorno de aprendizaje de los estudiantes, concluyendo a base de esas interpretaciones estadísticas y no académicas, una interpretación de datos para terminar clasificando a las Universidades y Escuelas Politécnicas en distintas categorías, lo cual no tiene nada de objetivo y en nada contribuye a lo que una evaluación bien entendida debe perseguir, que es corregir lo que no se está haciendo debidamente sin buscar culpables o establecer sanciones punitivas.

La nueva Constitución suprime el Consejo Nacional de Evaluación Acreditación y lo limita a que sea un Consejo de Acreditación y de Aseguramiento de la Calidad de las Universidades y Escuelas Politécnicas, por lo que la nueva Ley de Educación Superior deberá regular el sistema evaluatorio que deberá aplicarse a las Universidades y Politécnicas del país, y en este campo cabría que respetando el Art. 346 de la Constitución vigente, se establezca un sistema integral que promueva la calidad educativa en los diferentes niveles de enseñanza: básico, bachillerato y superior, en ello deberá trabajarse coordinadamente entre el Ministerio de Educación y el CONESUP.

Relaciones Universidades y Escuela Politécnicas – Función Ejecutiva
Si en algún aspecto debe trabajar con detenimiento la Asamblea Nacional Legislativa es cumplir con el Art. 351 de la Constitución cuando expresamente dispone que "la Ley establecerá los mecanismos de coordinación del Sistema de Educación Superior con la Función Ejecutiva" ese es el gran reto de la nueva Ley si es que se piensa en cohesionar políticas de Estado y mejorar la calidad de la educación superior, para ello es indispensable respetar ámbitos de gestión de la Función Ejecutiva y el que compete a las Universidades y Escuelas Politécnicas, a efectos de cohesionar objetivos con criterios de país.

Situación del docente
En el comentario que formulo existe la propuesta de hacer una especie de clasificación entre docentes e investigadores, lo cual no lo encuentro justificado, la investigación es una actividad incorporada implícitamente a la docencia, no puede haber en docencia universitaria profesores que no investiguen por lo que resulta innecesaria esa diferenciación debiendo quedar para que al interior de las Universidades o Escuelas Politécnicas se estimule la investigación que realice el docente e incluso el alumno cuya tesis de graduación debe ser un trabajo de investigación inédito. De otra parte y esto me parece pertinente la Ley debe precisar las exigencias horarias de un docente a tiempo completo en el que existen indiscutibles abusos por parte de algunas Universidades y Escuelas Politécnicas al establecer cargas horarias de horas reducidas de trabajo, cuando el tiempo completo debe implicar al menos laborar 30 horas semanales o podría llevarse incluso a establecer el mismo horario de 40 horas como lo hace el servidor público, pero ese caso me parece mucho más indicado que debería ser reservado al profesor a dedicación exclusiva, pero para que esto sea posible debe entregarse recursos necesarios para una mejor retribución económica para el caso del docente a tiempo completo o a dedicación exclusiva.

Igualmente estimo importante se estipule la conveniencia de que los docentes a tiempo completo o dedicación exclusiva se incorporan a la tendencia de la educación universitaria contemporánea que demanda existan docentes tutores que dirijan o se preocupen de orientar de manera más personalizada y cercana el aprendizaje del estudiante.
Abril/2010

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