Para quienes entendemos bien la democracia como sistema de gobierno, no nos debe llamar la atención la elección del nuevo Presidente de los Estados Unidos. El Senador por el Estado de Illinois, Barack Obama, de padre africano y madre anglosajona, no es en consecuencia un afroamericano típico sino más bien un afroamericano atípico, pues no es tan normal encontrar uniones matrimoniales entre africanos y anglosajones (caso Obama) o de afroamericanos con anglosajones, que no es su caso.
Lo que no puede desmentirse es que la gran triunfadora en el último evento electoral de los Estados Unidos es justamente la democracia, que ha demostrado ser un sistema político que ofrece una igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos que aceptan someterse a un régimen constitucional y jurídico que respeta primordialmente los derechos humanos, lo cual constituye una garantía para que todos quienes habitan en un país democrático, puedan sentir la prevalencia de una normativa legal sobre el criterio personal del gobernante o del grupo cercano al gobernante, como sucede en los sistemas de gobierno totalitarios, que terminan por sacrificar la libertad con el pretexto de una utópica e inexistente igualdad social, paradójicamente es en esos sistemas de gobierno donde el grupo que gobierna impone criterios y normas de sometimiento a los gobernados lo cual restringe garantías y derechos ciudadanos.
Desde otro ángulo de vista, hay dos factores que no pueden dejar de ser considerados en el análisis a efectuarse, el uno y el más trascendente, hay que entender que los Estados Unidos es un país con una notable y creciente multietnicidad, producto de constantes migraciones, si es que advertimos que hay un aumento progresivo de la población afroamericana donde no existen mayores controles de natalidad en las familias, el cada vez mayor porcentaje de población latina, la diversidad de ciertas peculiaridades entre la propia población blanca de los distintos Estados, lo cual nos lleva a concluir que la propia dinamia de la sociedad estadounidense lo convierte en un país donde van a terminar convocándose etnias y razas de distintas partes del planeta, si es que no olvidamos que también han llegado sobre todo en el pasado, fuertes migraciones asiáticas que se han radicado especialmente en el sector Oeste de los Estados Unidos. El otro factor es de carácter coyuntural y es la paupérrima administración del actual Presidente George W. Bush, que al final de su mandato se ha ganado una altísima reprobación de la ciudadanía estadounidense, lo cual era lógico favoreciera en lo que es el llamado péndulo político al partido opositor al cual pertenece el Presidente Bush, es decir al candidato del partido demócrata Barack Obama. Adicionalmente no se puede dejar de recordar que los grandes deportistas de Estados Unidos pertenecen en amplio número al sector afroamericano, aquello es notorio en los deportes de mayor popularidad en ese país, basketball, football americano, baseball, box, atletismo, entre otros, que tienen como principales exponentes a personas de raza afroamericana, lo cual los convierte en ídolos del pueblo estadounidense.
No es ni remotamente cercana aquella apreciación muy ligera de algunos periodistas de los medios de comunicación social, de señalar que en Estados Unidos triunfó para Presidente "un negro", eso no es exacto, lo reitero, Obama no es un afroamericano-tipo, es verdad que un alto porcentaje de los afroamericanos se solidarizó con Barack Obama que muchos lo miran como un reivindicador de antiguas segregaciones racistas, pero lo consistente y real es que los Estados Unidos han votado por lo que el pueblo de ese país colectivamente considerado, estimó le conviene a los habitantes de los Estados Unidos, siendo necesario resaltar que si algún país ha demostrado tener ideas claras de lo que significa la profundidad del pragmatismo como filosofía de vida, ha sido justamente el pueblo de los Estados Unidos, que siempre ligó cualquier tipo de enunciados, de ideas, a la utilidad en la realidad de las mismas, por ello el nuevo Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, tuvo mucho cuidado a lo largo de su campaña, de insistir y recalcar que por encima de sus criterios estaba su profunda afecto y preocupación por la unidad y por la suerte futura de los Estados Unidos como país, eso es lo que provocó una adhesión de amplios sectores a su candidatura, unida a su slogan publicitario la "necesidad de cambiar". No existe en consecuencia ningún vestigio de que con el triunfo de Barack Obama, (eso no se cambia de un momento a otro), se han sepultado las innegables diferencias motivadas por factores étnicos, raciales y/o culturales, eso tiene raíces muy profundas, a lo sumo habrá como una consecuencia inmediata y mediata, a través de una mayor unión de parejas de raza blanca y negra y eso podría en el tiempo contribuir a disminuir las naturales diferencias étnicas o raciales.
Para terminar este breve comentario no se puede dejar de precisar, que si bien es verdad la mente claramente liberal del Presidente Obama en relación con la mentalidad conservadora de Bush, favorecerá una mayor apertura a diálogos con los distintos países del mundo, si admitimos que Obama no es ni el aprendiz de Rambo o el aspirante a cowboy que lo fue Bush, por ello su presidencia ofrece mayores aperturas y es ahí donde América latina debe aprovechar esta circunstancia, para ello debe abandonar su histórica postura que no la condujo a ningún sitio, la del "anti hispano", y la del “anti yanqui", es hora que América latina se sienta orgullosa de su raza mestiza y se plantee seriamente ser parte importante del mundo, de lo contrario tendremos que darle la razón a Jorge Luis Borges, en su frase literaria "si América latina desaparece el mundo no se enteraría", es hora de encontrar un camino y un destino, ese sería el reto frente al nuevo gobierno de los Estados Unidos, que seguirá siendo una potencia mundial por algunas décadas más, aunque esto no agrade a los vendedores de falsas ilusiones, no olvidemos que Estados Unidos es dueño de más del 40% de la invención científica y tecnológica, en la que América latina apenas logra el 4%, el mundo del presente y del futuro es marcadamente internacionalizado e interdependiente y es demasiado equivocado no advertirlo y mucho más equivocado no aceptarlo…
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