Que el mundo desarrollado
o subdesarrollado está en crisis, es lamentablemente en lo único que existe coincidencia, solo voces
aisladas pueden sostener lo contrario, el afán desmesurado de una minoría sin
pudor por enriquecerse, acumular bienes o dinero, los ha llevado a perder de vista que quien se enriquece perjudicando a los
demás, solo consigue generar malestar social y eso es lo que existe en países grandes o pequeños, grandes o pequeñas
empresas, a unos pocos (no más del 2%)
les sobra el dinero, al restante 98% les falta dinero para satisfacer sus
necesidades o completar su presupuesto personal o familiar.
Qué condujo al
mundo a esta preocupante situación donde
el avance de la civilización y el
desarrollo de la ciencia y la tecnología no se han detenido, sin duda la ambición descontrolada
por lograr poder o dinero, la falta de sanción e impunidad de los corruptos, el
auge del tráfico de drogas y armas, que
asesinan sin compasión a amplios sectores sociales, un consumismo que
con el aporte del marketing y la publicidad utiliza medios tecnológicos para
aumentar necesidades, la calidad del producto no importa, se vende lo que atrae
la vista, la envoltura de presentación y no el contenido es lo que cuenta, incluso
las mujeres exhiben cada vez más atributos aparentes, que son fruto de la
cirugía plástica. El plástico y lo plástico se imponen, con el agravante que su
uso no es biodegradable, aumentando la contaminación que afecta la salud de las
personas, en ese ambiente no es de extrañarse que existan mercaderes que no estén satisfechos con el deterioro del
medio ambiente y busquen mecanismos para
negociar la “otra mitad” del medio ambiente, el oportunismo politiquero y las
ansias de dinero no tienen límites, a veces hay que pensar que no es lejana la tesis que la sabiduría está
siendo desplazada por el atrevimiento
irrespetuoso de “los sabidos”, a los sinvergüenzas nada los detiene ni los
inmuta, la frase del tirano Luis XIV de Francia “après moi, le déluge”,
(después de mi, el diluvio) ha invadido el pensamiento y la conciencia de personas ambiciosas, primero yo, el resto no
me importa, cada uno cree que lo que piensa, llega a saber o desea, es lo único que
existe, no entienden que los intereses comunitarios prevalecen sobre los
personales o de grupo, ese es el problema a resolver, la irresponsabilidad
social crece inefrenablemente, el individualismo es actualmente una norma de
comportamiento que prevalece en el
colectivo social, no importa lo que los demás piensan, necesitan o anhelan, si
con una mezquina actitud yo me beneficio, qué importa lo que los demás sufran.
Los sistemas
político-económicos ultristas, de libertad económica o empresarial han fracasado, así mismo se derrumbó el imperio de los países detrás
de la “cortina de hierro”, la tesis de la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas
y sus países aliados fracasó con la propuesta de tener un partido único, un
Estado policiaco que todo lo controlaba y decidía. Hay que comprenderlo bien,
el Estado es un medio de organización pero no puede arrogarse el rol
de ser actor y juez de todo lo que
sucede en la sociedad, ha sido creado
para beneficio de sus asociados, no para
volver esclavos a sus habitantes, frente
al fracaso de ese modelo estatista se optó por la tesis opuesta, dejar que el mercado sea el regulador de todo
lo económico, en ese ambiente “el pez
grande termina comiéndose a los peces pequeños”, comenzaron a crecer los
meganegocios liquidando a los pequeños, el llamado “capitalismo salvaje” o
“neoliberalismo” condujo a la humanidad a pensar que todo es negocio, lo lícito y lo ilícito, ni la imagen mítica del “Che”
Guevara escapó a la estrategia de venta
de camisetas con su efigie. Como consecuencia de todo esto el mundo se acerca a
un abismo económico, a un estallido social, cuyas consecuencias son imposibles
de prever, comienzan a aparecer los primeros
vestigios de ese descontento: “los indignados “ y “kbreados” que se agrupan por
la falta de empleos y oportunidades, perciben que políticos y financistas se
aprovechan de lo que la sociedad produce, frente a ello urge estructurar
un modelo alternativo, un sistema democrático en libertad, con un Estado
que controle, promueva, facilite, que sea árbitro del desarrollo y bienestar, pero no todo
poderoso, eso despedaza las instituciones y con ese concepto se afectan los
derechos de las personas.
“Ahora quién
podrá defendernos” exclamaba con su reconocido humor el actor mexicano Roberto
Gómez Bolaños, por méritos homenajeado
hace pocos días, con jocosidad
simplista nos hacía notar que su
oferta de ayuda o salvación era una broma, existía impotencia en quienes
nada podían hacer para defenderse de agresiones o injusticias, el
inolvidable Mario Moreno “Cantinflas”,
nos deleitó instruyéndonos que la farsa,
la mentira, el discurso enredado, la retórica efervescente y hueca, la pillería es la que más practican
los demagogos de una politiquera que
agrede a la verdad y fabrica sofismas, falsedades, engaños, promesas: digo y
hago lo que me conviene, los intereses
personales no conocen de consideraciones y respeto a los demás, para qué preocuparse de
la tragedia humana, si lo cómodo y
rentable es vivir de la comedia humana, Charles De Gaulle el gran gobernante
francés lo decía, “los políticos son los primeros sorprendidos de la facilidad
con la que los pueblos creen en sus
promesas falsas”, pero esa no puede ser la vida, de hecho es algo más que eso, es poder sentirse
útil a la colectividad, “el que no vive
para servir, no sirve para vivir”, es respetar el derecho de los otros (as), es
obrar honradamente, trabajar
esforzadamente, buscar la armonía no la discordia, esa debería ser la motivación permanente que nos estimule en el día a día,
si es que llegamos a entender que la
felicidad no se logra con cosas
materiales sino con la inmensa
alegría de contribuir a que otros sientan la alegría de vivir, ser
individualmente feliz es infinitamente
inferior a ver a muchos felices, hay que aprender a compartir, nada más
vivificante que compartir con nuestras familias, nuestros amigos, nuestros
compañeros, con quien quiera compartir, con quienes todavía disfrutan del
placer de interrelacionarse personalmente, desventuradamente las relaciones
interpersonales están siendo remplazadas por mensajes de textos a través de la
telefonía móvil, del internet, es correcto utilizar la tecnología para facilitar nuestras
actividades, pero no volvernos dependientes de ellas, el número de
adictos dependientes de objetos
tecnológicos también va incrementándose
en el ámbito de las relaciones sociales.
Hace más de
2.000 años Cristo predicó: “amaos los unos a los otros”, “hay que amar al prójimo como a uno mismo”, demandaba una
mayor preocupación por los pobres, de ellos “será el reino de los cielos”, era un convencido de que lo espiritual y
ético debe prevalecer frente a las ambiciones materiales, la verdad
era su bandera, esa fue su predica, su enseñanza, no creía en la
conflictividad, la violencia, ni en el uso
de la fuerza como mecanismo para vivir en paz, en armonía social, para alcanzar
una mejor calidad de vida. Era opuesto al revanchismo, a la venganza, al odio,
por predicar estos preceptos y esa filosofía de vida fue crucificado, dejó
lecciones de vida que cultivaron
muchísimos seguidores, desgraciadamente no fue bien entendido, ni siquiera
por los miembros del clero, algunos de ellos engolosinados por su poder eclesiástico le pagaron a Dios
con la misma tesis que él concibió
“quiso hacer a los seres humanos a su imagen y semejanza” muchos de los que se dicen creyentes
“hicieron a Dios a su imagen y semejanza”, tan incomprensivos somos los seres
humanos, que Martin Luther King, en días cercanos a su asesinato, exclamó, “me
niego a creer que la aurora radiante de
la paz no sea posible”, pacifistas como
Mahatma Gandhi, murieron luchando por el ideal de la paz, Bolívar solo atinó a
decir en la nostalgia de su enfermedad terminal, “si mi muerte contribuye a que
cesen las facciones y se consolide la unión
yo bajaré tranquilo al sepulcro”, Alfaro creyó en el perdón y el olvido cristiano,
quienes discreparon con él, lo odiaban o no lo toleraban, lo masacraron bárbaramente, por eso hay
quienes afirman que “los monos son
demasiados buenos, como para que el hombre descienda de ellos”.
El presente es
fruto del pasado, la historia nos enseña, nos entrega antecedentes de lo
acontecido, hay que preguntarse, cuál es
“el punto de quiebre” para construir una mejor sociedad, sin duda está en
luchar por la plena vigencia de los
derechos humanos, porque se respeten las garantías fundamentales de las
personas, el primer artículo de su histórica declaración que costó siglos de
lucha y millares de muertes, invita a la
fraternidad, ese es el camino, camino que hay que transitarlo con la sana compañía de personas
que no causan daño a los demás, “el
mal del mundo es no combatir lo
malo”, no se puede ni siquiera cristianamente estar conviviendo con Dios y con
el Diablo, el deshonesto que roba al otro, no puede ser invitado a compartir
una causa de gente honesta, un criminal que asesina a sus semejantes, no puede ser convidado a compartir con
quienes respetan la vida de los demás,
un desleal no puede formar parte del
grupo de apóstoles de la justicia, de la verdad, de la libertad, su
condición de Judas ensucia y contamina cualquier ambiente, lo vuelve
promiscuo, hay que aprender a escoger compañeros de ruta, no hay que olvidar el
axioma “dime con quien andas y te diré quién
eres”, “hay que poner de moda la honradez”, nos pedía Séneca, sin valores y
virtudes no es posible ninguna convivencia saludable, apostemos por escoger el
difícil reto de desafiar la farsa, la corrupción, la falta de escrúpulos, la
impunidad, hay que ser firmes en
nuestros superiores anhelos humanos, mantengamos la legitima aspiración de
pensar que el imperio de la justicia sí es posible, que dar la razón a quien la tiene no es
difícil, que no cuesta nada ser respetuoso del derecho ajeno, que tampoco es
difícil despreciar al sinvergüenza, al insolente, al que se aprovecha de la
buena fe de los otros, tengamos ideales, principios, aprendamos a vivir sin
perturbaciones, tengamos la inteligencia mínima
de entender que vamos en la misma nave, y para no naufragar en una sórdida batalla de intereses que se contraponen, rememos en una dirección que posibilite con
la practica de las virtudes y al amparo de principios inclaudicables e intransigibles,
alcanzar los más altos anhelos de una vida tranquila y feliz, sin pensamientos atropellados
por nuestra propia descomposición y ambiciones
bastardas, recordemos permanentemente que el que vive sin tratar de alcanzar
poder, de acumular fortuna, el que
práctica el desinterés, ese vive feliz, vivamos vigilantes del comportamiento y
actitudes de las personas, de sus acciones, las palabras que no van acompañadas
de conductas y acciones coherentes, son solo
eso, palabras.
Futuro
inseguro e imprevisible
El poeta español
Félix María de Samaniego estuvo acertado en su frase “hay que entender que si
el presente no está seguro mucho menos lo está el futuro”, no es alejado de la
realidad sostener que el mundo asiste a un cambio de civilización, los modelos políticos y
económicos que hemos vivido están agotados, el sistema comunista se derrumbó
junto con el reprochable muro de Berlín que dividió infamemente una ciudad y un
país: Alemania, su modelo capitalista está cada día más agrietado, hay males
sociales que avanzan, el narcotráfico y
con ello el crimen organizado , el tráfico
de armas sigue siendo un buen negocio y con ello los vientos de una nueva guerra soplan con posibilidades
de convertirse en un remolino de devastadoras consecuencias, Estados Unidos y
Europa, ven tambalear su antigua
supremacía, las democracias van cediendo
terreno a las autocracias, en fin, el panorama es sombrío y el futuro asoma
nublado.
En nuestro
pequeño Ecuador no existe un proyecto de país de largo aliento, lamentablemente
se mantiene una cultura política que
prioriza la inmediatez, lo coyuntural,
lo mediático, lo electoral, en definitiva no se piensa en las nuevas
generaciones sino en las próximas elecciones, con excepción de la Revolución
Liberal Alfarista que buscó construir un
país para el futuro, en los restantes gobiernos civiles o militares (incluyendo
el largo periodo de García Moreno 1861-1875,
y la dilatada influencia de Velasco
Ibarra 1932-1972) no existió un plan
orientado a sentar bases sólidas para edificar
un mejor país para el futuro, plan en el que sin duda el factor confianza se constituye en el soporte fundamental, para ello hay que privilegiar el interés nacional por encima
de intereses de grupo y facciosos, sean estos de índole político o económico, para que esto sea factible debe pensarse en
la unidad del país en base a objetivos
nacionales identificables, definidos. Aquello llevó a Alfaro a construir una
red de ferrocarriles que uniera las distintas
regiones del país, que nos hiciera sentir que somos parte de una misma
patria, que tenemos intereses comunes,
que todos somos iguales ante la ley, que no pueden existir ni privilegios ni
abusos, que no deben haber tratos discriminatorios en razón de edad, sexo,
raza, condición social o económica, es
en este aspecto que garantizar el pleno
ejercicio de los derechos humanos se vuelve un imperativo, para que ello sea viable,
es necesario contar con una administración de justicia recta, independiente,
autónoma económicamente, transparente,
que aplique la ley sin temor ni favor, ajena a influencias de gobiernos de
turno, con jueces impermeables al soborno y al tráfico de influencias.
Democracia real o
formal
Para comprender lo que es una democracia es
indispensable pensar en el origen etimológico de esta palabra, tan usada y tan
poco practicada, demo=pueblo y cracia=gobierno, es decir gobierno del pueblo, de
tal manera que una democracia existe solo en la medida que se gobierna para
el conjunto de la población de un país,
en una democracia el pueblo elige a sus gobernantes y esos gobernantes se deben
al pueblo, es el gobierno nacido del pueblo,
y debe ser ejercido para el pueblo, por eso en una democracia el
gobernante es el mandatario y el pueblo, el mandante, que incluso puede revocar el mandato dado al gobernante.
Simón Bolívar definió a un gobierno democrático como aquel que es capaz de
darle a su colectividad la mayor estabilidad, seguridad o
tranquilidad y el mayor bienestar posible, esos indicadores no están cerca de ser conseguidos y disfrutados en el
Ecuador, es verdad que el gobierno del Presidente Econ. Rafael Correa Delgado,
ha logrado controlar la inestabilidad política imperante, ha construido un
liderazgo robusto, esos son sus principales
logros, aunque para ello, en el ejercicio de su gobierno haya exhibido actitudes con una dosis de autoritarismo y sembrado
algún nivel de temor, de miedo, de percibirse que existe represión. En todo
caso, en cuanto a estabilidad el
balance es positivo, no se puede afirmar
lo mismo en cuanto a tranquilidad
pública, la seguridad ciudadana sigue siendo una asignatura pendiente, la delincuencia no ha sido detenida,
incluso hay ascenso del crimen organizado, pandillas de sicarios originadas por
el crecimiento del narcotráfico que va
penetrando en cada vez más amplios sectores sociales. Desde el punto de
vista económico tampoco existe
tranquilidad, al asumir el gobierno excesivas facultades provoca que unos
puedan disfrutar del uso del poder con la mayor discreción y amplitud posibles,
y otros, la mayoría, deban someterse a lo que decidan los funcionarios con atribuciones para tomar decisiones, eso
genera incertidumbre, intranquilidad, desconfianza en quienes no tienen acceso a los círculos cercanos del gobierno.
Cómo medir el
bienestar, para ello hay necesidad de considerar una serie de factores que confluyen al logro del mismo,
entre ellos el que la población goce de garantías respecto de sus derechos individuales y
colectivos como son: la libertad, el respeto a la dignidad y la honra, a la
privacidad de sus comunicaciones, a
transitar por el territorio nacional, a entrar y salir del país, el derecho a
un debido proceso, a estar informados de
los acontecimientos que se suceden en el país o en el exterior, a gozar de
derechos políticos para elegir y ser
elegidos a cualquier cargo público. A ello habría que agregar el tener la posibilidad de una vida
confortable, que incluya acceder a una buena alimentación, con ingresos que
permitan financiarla, lograr una plaza de trabajo, un empleo, que existan
garantías para la inversión a través del
ahorro o de la inyección de capitales internos y externos, una confiable atención a la salud,
a una buena educación, programas de vivienda social para tener un hogar
confortable, una seguridad social que posibilite estar cubiertos en momentos en
que disminuye la capacidad de autogestión, como los casos de vejez, viudez,
cesantía, invalidez, programas de ayuda
especial para los niños, adultos mayores, discapacitados, minorías étnicas, programas de crédito para
pequeños productores, sobre todo en el campo agropecuario y pesquero, para el
sector artesanal, para el microempresario, en definitiva hay que procurar que todos tengan una vida sin
apremios y digna, que existan buenos
servicios públicos, entre estos contar con suministro de agua potable, alcantarillado
sanitario, luz eléctrica,
telecomunicaciones, vías de comunicación, cuando se apunte a lograr toda
esta gama de servicios públicos se puede hablar de la existencia de un buen
nivel de bienestar compartido.
Por qué sostener
que existe un futuro incierto, porque el país depende cada vez más del precio del petróleo, que a
su vez depende de la economía externa, porque hay un país con un creciente gasto público corriente, el cual es muy alto en relación a su Producto Interno Bruto, la
deuda pública externa y la interna principalmente con el IESS crecen, eso solo contribuirá a deteriorar a futuro las
condiciones de vida de la población, la inversión es escasa, aunque hay que
destacar la alta inversión en proyectos de generación eléctrica, eso es
positivo, sin embargo en el contexto de una visión de país, el crecimiento
económico es de baja expectativa, la ecuación crecimiento económico frente a la
inflación se neutraliza, estamos lejos de lograr consensos mínimos para definir
objetivos nacionales de largo aliento, frente a ese panorama solo queda esperar
que los recursos naturales que no son renovables, sigan brotando de las entrañas de una tierra
que ha sido siempre generosa en todos sus aspectos, la explotación minera comienza a ser de gran atracción y potenciará
los ingresos públicos. No quedan dudas, el país siempre fue como una nave “al
garete”, su riqueza natural y diversa hizo flotar la nave del Estado, por eso no
hemos naufragado.
Corolario
Sin que esta sea
una visión pesimista de la realidad presente y futura, es indiscutible que el
individualismo, el consumismo y la tendencia a lograr con facilidad lo que debe
ser obtenido con esfuerzos y sacrificios, ha destrozado toda tabla de valores, más allá
de los cambios climáticos y las sequías, de las inundaciones y contaminaciones
ambientales, el mundo está sumergido en
un oleaje de una irrefrenable corrupción y en ese ambiente solo existe una posibilidad:
el deterioro de las condiciones de vida del conjunto de la población, no hay
que olvidar: el que se enriquece deshonestamente perjudica a todos.