Portada tentativa del libro del Dr. Luis Ronquillo Armas
Si algún texto tiene en las actuales circunstancias que vive la humanidad un incuantificable valor en materia educativa, es aquel que se refiere a la ética o conducta de las personas, en fin de cuentas al margen de creencias, doctrinas o ideas de cualquier orden, sean políticas, sociales, económicas, etc., si la conducta de una persona no está sustentada en un obrar honesto, sincero y transparente, la misma carecerá de la proyección o beneficio que para el colectivo social debe tener la actitud o posición que adopte una persona frente a la vida.
Por lo antes anotado el autor del texto al que me refiero, sostiene con toda claridad que la fuente "de los problemas no debe buscar explicación ni en la ciencia ni en la tecnología, sino que aquello se halla radicado en el pensamiento y en los actos, es decir en la ética y moral del protagonista de la historia que es el hombre", una verdad de enorme validez e importancia en esta sociedad sometida al imperio del mercantilismo, de la ambición desmesurada, a la falta de valores y a una irrefrenable corrupción.
Pero el libro "Ética general y profesional" del distinguido y auténtico educador Dr. Luis Ronquillo Armas, tiene la virtud que quien lo escribe, ha demostrado durante toda su vida con sus actos y no con palabras, ser un docente que ha educado con el ejemplo, eso le proporciona el aval de que su libro constituya una recopilación debidamente interrelacionada de hechos históricos y de ciencias que influyen en las concepciones que se puedan elaborar a partir del conocimiento, aquello explica el porqué en el Capítulo 1 del Libro, se comienza por familiarizar filosofía, ética y moral, consciente que desde que los griegos colocaron a la filosofía en la cumbre de las inquietudes y sabiduría de las personas, la misma pasó a convertirse en aquella ciencia que nos conduce a investigar la verdad y a tratar de descubrir todos los enigmas invisibles del cosmos, de las contradicciones, de las virtudes y defectos de las personas, por todo lo indicado el autor señala "los humanos no son sabios pero si aman la sabiduría pueden volverse filósofos", ubicando a la filosofía como la ciencia del saber lo cual incluye que la misma también se preocupa de la ética y de la moral.
Es importante resaltar que el autor precisa con mucha claridad, la diferencia entre lo que es ética y moral, haciéndonos notar que la ética como ciencia social se sustenta en los principios de la filosofía para la búsqueda y construcción metódica del conocimiento relacionado con la moral, estableciendo con diafanidad que la ética en definitiva realiza el estudio específico del comportamiento humano, es decir todo aquello que está vinculado y responde a la forma de proceder de una persona, en resumen la ética es la ciencia de la conducta humana y junto a la filosofía comparten y privilegian el uso de la moral y la razón para alcanzar la verdad. La moral en cambio está vinculada en su significado con las costumbres, con aquellos actos que se traducen en hábitos, que a su vez son elementos que intervienen en el proceso del aprendizaje y asimilación. Las costumbres son adquisiciones individuales en las que intervienen factores bio-psíquicos, bajo la influencia del entorno natural y humano, puesto que cada individuo como miembro de un grupo humano está sujeto al inevitable influjo social.
El autor en su afán de abundar en afirmaciones precisas, advierte que ética y moral se encuentran en el mismo terreno, ambas se refieren a la conducta de los seres humanos, la ética como actividad eminentemente intelectual y la moral como actividad práctica, la definición más amplia y completa que recoge el texto es la que sostiene que “la moral es un sistema de normas, principios y valores, de acuerdo con el cual se regulan las relaciones mutuas entre los individuos o entre ellos y la comunidad, de tal manera que dichas normas que tienen carácter histórico y social se acatan libre y conscientemente por una convicción íntima y no de un modo mecánico interior e impersonal".
De la definición antes expuesta se infiere que la moral como conjunto de valores y de reglas de acción, es aquella que se propone a los individuos y a los grupos humanos por medio de diversas circunstancias como es el caso de la familia, la iglesia, la escuela, etc., que para aclararlo mejor el autor, reproduce el criterio de Foucal señalando que la moral equivale al comportamiento real de los individuos en su relación con las reglas y valores que se les propone.
El texto en su propósito de abarcar todo lo que tenga relación directa o indirecta con la ética y la moral, puntualiza lo que debe entenderse por moral y moralidad, la una la moral, como la que se refiere al conjunto de principios, normas imperativas o ideas morales de una época o una sociedad, en tanto que la moralidad hace referencia al conjunto de relaciones efectivas o actos concretos que cobran un significado con respecto a la práctica de la moral, esto es, la moralidad se vincula con el carácter del hombre, en tanto es capaz de actuar en correspondencia del bien y establecer juicios en función de este valor moral.
En una visión sobre la pluralidad y/o diversidad de las morales, el autor sugiere que aquello permite reflexionar sobre la moralidad como una actitud del ser humano que piensa bien y actúa bien con respecto al bien individual y social que pretende alcanzar, en síntesis, se trata de una expresión de la persona orientada hacia lo bueno.
En el muy amplio estudio realizado por el Dr. Ronquillo Armas sobre tan importante aspecto de una sociedad, incorpora también criterios sobre la inmoralidad y establece didácticamente que en el campo de la moralidad la conducta humana es positiva y reconocida como buena, mientras que en el campo de la inmoralidad la conducta es negativa e indeseable, haciendo notar la paradoja de un ser humano que es protagonista de conductas contradictorias, que en ocasiones actúa bien o mal, es decir somos buenos o somos malos, por ello sostiene el autor que “la inmoralidad es la antítesis de la moralidad y se produce por la oposición del sujeto moral a la norma, esto es que el sujeto predispuesto a la inmoralidad se opone a la norma moral, invierte su significado y la contradice realizando el acto que prohíbe”, en esa escala de seres inmorales, el autor menciona al mentiroso, al impuntual, al desleal, al agiotista, y agrega que el acto de mentir es una conducta negativa que oculta la verdad y al hacerlo cae en el campo de la inmoralidad, por ello el autor con claro criterio la ubica como el primer paso para llegar a la ilegalidad.
En el vasto estudio realizado por el Dr. Abelardo Ronquillo, busca precisar también lo que significa la amoralidad, que en síntesis es una acción que se realiza sin moral y al señalar casos que ejemplifican la amoralidad, menciona el caso de un sujeto que ha perdido la conciencia por ingerir alcohol o consume cualquier tipo de estupefacientes, lo cual lo transforma en un sujeto que actúa al margen de normas morales esto es amoralmente, lo amoral no reconoce códigos de conducta, le es igual actuar bien o mal, honesta o deshonestamente, sincera o falsamente.
El origen de la moral debe entenderse nace con el ser humano, cuando comienza a tenerse la suficiente capacidad de raciocinio y vivencias que le permiten diferenciar lo que está bien de lo que está mal, de tal manera que no se puede desprender el entendimiento y práctica de la moral de los procesos históricos vivido por la humanidad, por ello en el análisis de ciertos historiadores sobre un origen ahistórico de la moral, lo lleva a la conclusión de que en ese caso la moral tendría tres fuentes de orígenes: a) Dios como su único origen y fuente de la misma; b) La naturaleza también como la que da origen a la existencia de la moral; c) El hombre impersonalmente considerado como el creador de la moral, aquel criterio basado en ese ahistoricismo al que antes nos referimos, hace que Darwin afirme que “los animales conocen casi todos los sentimientos naturales de los hombres, amor, felicidad, lealtad, etc.", a lo que me permitiría agregar que a veces los animales demuestran un sentimiento más elevado de sensibilidad que los seres humanos, por ello son menos depredadores y más solidarios que los humanos, por eso muchos de estos (humanos) desconocen lo que significan el valor del amor, de la felicidad, de la lealtad, convirtiéndose en seres que sólo sirven para causar daños o perjuicios por su infeliz proceder.
Dentro de la concepción histórica el autor reivindica una concepción antropocéntrica de la moral, en cuyo centro está el ser humano real que piensa, actúa y hace historia en el mundo social y natural al que pertenece, porque sin duda hay que insistir el ser humano es el gran gestor de la historia, porque es el que modifica permanentemente sus maneras de vivir, es el que genera y sistematiza formas habituales de vida y progresivamente va adquiriendo costumbres, cuya importancia radica en que nunca dejó de ser la norma reguladora de su relación con los demás. De de todo lo expresado se infiere que la moral sólo puede surgir cuando el ser humano deja atrás su actitud primitiva, natural, instintiva y adquiere una naturaleza social, es decir, cuando ya forma parte de una colectividad regida por una normativa.
En su muy fundamentado texto, el autor advierte como buen catedrático que la actividad humana provista del debido conocimiento, se constituye en un proceso intelectual y moral para resolver problemas concretos de los miembros de la sociedad, como contribución a aquello que se denomina bien común, por eso sostiene "que la profesión no es solo una ocupación permanente de individuos altamente capacitados y comprometidos con el ideal de servir a la sociedad, sino que la realización de este ideal constituye la suma de esfuerzos altruistas para alcanzar la finalidad ulterior del bien común", por ello agrega que hay que determinar el beneficio que aportará el trabajo de los profesionales a la sociedad, debiendo entenderse que el bien común se refiere al bien que comparten todos los miembros de una sociedad, sin excluir por supuesto al propio profesional.
Con el ánimo de no alargar este prólogo y más allá de las necesarias reflexiones que me he permitido formular de la lectura del texto, en cuyo amplio contenido incorpora todo aquello que está vinculado a la ética y a la moral, reafirmo mi criterio de que este es un texto de un inconmensurable valor, de suprema actualidad, si se consideran las actuales circunstancias que vivimos, por eso este texto significa un extraordinario aporte a la Universidad, a nuestros docentes y a nuestros estudiantes, a nuestro personal de funcionarios y trabajadores, sí admitimos que la sociedad contemporánea atrapada en el pleamar del mercantilismo y el apego a lo monetario, descuidó la práctica de valores, sin cuyo soporte es imposible pensar en mejores niveles de bienestar compartido o de una mejor calidad de vida, por todo ello privilegiar la ética, el renacer de valores y el tener conductas apegadas a la moral, se vuelve el principal desafío para enderezar un mundo donde el tráfico de estupefacientes, el indetenible comercio ilícito de armas, unido a la voracidad de financistas convertidos en atracadores del dinero ajeno, imponen a la sociedad reaccionar para que sancione con el desprecio que se merecen aquellos que con repugnante ruindad, se enriquecen a costa de aprovecharse de los demás y eso es inmoral, por eso es humanamente motivador leer el texto del distinguido profesor Dr. Abelardo Ronquillo Armas, quien sí merece el alto título de Maestro con mayúsculas.
En una época donde los vicios se los elevan a la categoría de costumbres, donde la ética es materia pendiente en el mundo desarrollado y subdesarrollado, en Escuelas, Colegios y Universidades, el libro que me honro en prologar enriquece no sólo el acerbo bibliográfico de la Universidad, sino el espíritu y el intelecto de quiénes somos y nos sentimos parte de ella.
(Texto que conforma el prólogo de la obra Ética general y profesional de Luis Ronquillo Armas, que próximamente Editorial Mar Abierto estará publicando)
Por lo antes anotado el autor del texto al que me refiero, sostiene con toda claridad que la fuente "de los problemas no debe buscar explicación ni en la ciencia ni en la tecnología, sino que aquello se halla radicado en el pensamiento y en los actos, es decir en la ética y moral del protagonista de la historia que es el hombre", una verdad de enorme validez e importancia en esta sociedad sometida al imperio del mercantilismo, de la ambición desmesurada, a la falta de valores y a una irrefrenable corrupción.
Pero el libro "Ética general y profesional" del distinguido y auténtico educador Dr. Luis Ronquillo Armas, tiene la virtud que quien lo escribe, ha demostrado durante toda su vida con sus actos y no con palabras, ser un docente que ha educado con el ejemplo, eso le proporciona el aval de que su libro constituya una recopilación debidamente interrelacionada de hechos históricos y de ciencias que influyen en las concepciones que se puedan elaborar a partir del conocimiento, aquello explica el porqué en el Capítulo 1 del Libro, se comienza por familiarizar filosofía, ética y moral, consciente que desde que los griegos colocaron a la filosofía en la cumbre de las inquietudes y sabiduría de las personas, la misma pasó a convertirse en aquella ciencia que nos conduce a investigar la verdad y a tratar de descubrir todos los enigmas invisibles del cosmos, de las contradicciones, de las virtudes y defectos de las personas, por todo lo indicado el autor señala "los humanos no son sabios pero si aman la sabiduría pueden volverse filósofos", ubicando a la filosofía como la ciencia del saber lo cual incluye que la misma también se preocupa de la ética y de la moral.
Es importante resaltar que el autor precisa con mucha claridad, la diferencia entre lo que es ética y moral, haciéndonos notar que la ética como ciencia social se sustenta en los principios de la filosofía para la búsqueda y construcción metódica del conocimiento relacionado con la moral, estableciendo con diafanidad que la ética en definitiva realiza el estudio específico del comportamiento humano, es decir todo aquello que está vinculado y responde a la forma de proceder de una persona, en resumen la ética es la ciencia de la conducta humana y junto a la filosofía comparten y privilegian el uso de la moral y la razón para alcanzar la verdad. La moral en cambio está vinculada en su significado con las costumbres, con aquellos actos que se traducen en hábitos, que a su vez son elementos que intervienen en el proceso del aprendizaje y asimilación. Las costumbres son adquisiciones individuales en las que intervienen factores bio-psíquicos, bajo la influencia del entorno natural y humano, puesto que cada individuo como miembro de un grupo humano está sujeto al inevitable influjo social.
El autor en su afán de abundar en afirmaciones precisas, advierte que ética y moral se encuentran en el mismo terreno, ambas se refieren a la conducta de los seres humanos, la ética como actividad eminentemente intelectual y la moral como actividad práctica, la definición más amplia y completa que recoge el texto es la que sostiene que “la moral es un sistema de normas, principios y valores, de acuerdo con el cual se regulan las relaciones mutuas entre los individuos o entre ellos y la comunidad, de tal manera que dichas normas que tienen carácter histórico y social se acatan libre y conscientemente por una convicción íntima y no de un modo mecánico interior e impersonal".
De la definición antes expuesta se infiere que la moral como conjunto de valores y de reglas de acción, es aquella que se propone a los individuos y a los grupos humanos por medio de diversas circunstancias como es el caso de la familia, la iglesia, la escuela, etc., que para aclararlo mejor el autor, reproduce el criterio de Foucal señalando que la moral equivale al comportamiento real de los individuos en su relación con las reglas y valores que se les propone.
El texto en su propósito de abarcar todo lo que tenga relación directa o indirecta con la ética y la moral, puntualiza lo que debe entenderse por moral y moralidad, la una la moral, como la que se refiere al conjunto de principios, normas imperativas o ideas morales de una época o una sociedad, en tanto que la moralidad hace referencia al conjunto de relaciones efectivas o actos concretos que cobran un significado con respecto a la práctica de la moral, esto es, la moralidad se vincula con el carácter del hombre, en tanto es capaz de actuar en correspondencia del bien y establecer juicios en función de este valor moral.
En una visión sobre la pluralidad y/o diversidad de las morales, el autor sugiere que aquello permite reflexionar sobre la moralidad como una actitud del ser humano que piensa bien y actúa bien con respecto al bien individual y social que pretende alcanzar, en síntesis, se trata de una expresión de la persona orientada hacia lo bueno.
En el muy amplio estudio realizado por el Dr. Ronquillo Armas sobre tan importante aspecto de una sociedad, incorpora también criterios sobre la inmoralidad y establece didácticamente que en el campo de la moralidad la conducta humana es positiva y reconocida como buena, mientras que en el campo de la inmoralidad la conducta es negativa e indeseable, haciendo notar la paradoja de un ser humano que es protagonista de conductas contradictorias, que en ocasiones actúa bien o mal, es decir somos buenos o somos malos, por ello sostiene el autor que “la inmoralidad es la antítesis de la moralidad y se produce por la oposición del sujeto moral a la norma, esto es que el sujeto predispuesto a la inmoralidad se opone a la norma moral, invierte su significado y la contradice realizando el acto que prohíbe”, en esa escala de seres inmorales, el autor menciona al mentiroso, al impuntual, al desleal, al agiotista, y agrega que el acto de mentir es una conducta negativa que oculta la verdad y al hacerlo cae en el campo de la inmoralidad, por ello el autor con claro criterio la ubica como el primer paso para llegar a la ilegalidad.
En el vasto estudio realizado por el Dr. Abelardo Ronquillo, busca precisar también lo que significa la amoralidad, que en síntesis es una acción que se realiza sin moral y al señalar casos que ejemplifican la amoralidad, menciona el caso de un sujeto que ha perdido la conciencia por ingerir alcohol o consume cualquier tipo de estupefacientes, lo cual lo transforma en un sujeto que actúa al margen de normas morales esto es amoralmente, lo amoral no reconoce códigos de conducta, le es igual actuar bien o mal, honesta o deshonestamente, sincera o falsamente.
El origen de la moral debe entenderse nace con el ser humano, cuando comienza a tenerse la suficiente capacidad de raciocinio y vivencias que le permiten diferenciar lo que está bien de lo que está mal, de tal manera que no se puede desprender el entendimiento y práctica de la moral de los procesos históricos vivido por la humanidad, por ello en el análisis de ciertos historiadores sobre un origen ahistórico de la moral, lo lleva a la conclusión de que en ese caso la moral tendría tres fuentes de orígenes: a) Dios como su único origen y fuente de la misma; b) La naturaleza también como la que da origen a la existencia de la moral; c) El hombre impersonalmente considerado como el creador de la moral, aquel criterio basado en ese ahistoricismo al que antes nos referimos, hace que Darwin afirme que “los animales conocen casi todos los sentimientos naturales de los hombres, amor, felicidad, lealtad, etc.", a lo que me permitiría agregar que a veces los animales demuestran un sentimiento más elevado de sensibilidad que los seres humanos, por ello son menos depredadores y más solidarios que los humanos, por eso muchos de estos (humanos) desconocen lo que significan el valor del amor, de la felicidad, de la lealtad, convirtiéndose en seres que sólo sirven para causar daños o perjuicios por su infeliz proceder.
Dentro de la concepción histórica el autor reivindica una concepción antropocéntrica de la moral, en cuyo centro está el ser humano real que piensa, actúa y hace historia en el mundo social y natural al que pertenece, porque sin duda hay que insistir el ser humano es el gran gestor de la historia, porque es el que modifica permanentemente sus maneras de vivir, es el que genera y sistematiza formas habituales de vida y progresivamente va adquiriendo costumbres, cuya importancia radica en que nunca dejó de ser la norma reguladora de su relación con los demás. De de todo lo expresado se infiere que la moral sólo puede surgir cuando el ser humano deja atrás su actitud primitiva, natural, instintiva y adquiere una naturaleza social, es decir, cuando ya forma parte de una colectividad regida por una normativa.
En su muy fundamentado texto, el autor advierte como buen catedrático que la actividad humana provista del debido conocimiento, se constituye en un proceso intelectual y moral para resolver problemas concretos de los miembros de la sociedad, como contribución a aquello que se denomina bien común, por eso sostiene "que la profesión no es solo una ocupación permanente de individuos altamente capacitados y comprometidos con el ideal de servir a la sociedad, sino que la realización de este ideal constituye la suma de esfuerzos altruistas para alcanzar la finalidad ulterior del bien común", por ello agrega que hay que determinar el beneficio que aportará el trabajo de los profesionales a la sociedad, debiendo entenderse que el bien común se refiere al bien que comparten todos los miembros de una sociedad, sin excluir por supuesto al propio profesional.
Con el ánimo de no alargar este prólogo y más allá de las necesarias reflexiones que me he permitido formular de la lectura del texto, en cuyo amplio contenido incorpora todo aquello que está vinculado a la ética y a la moral, reafirmo mi criterio de que este es un texto de un inconmensurable valor, de suprema actualidad, si se consideran las actuales circunstancias que vivimos, por eso este texto significa un extraordinario aporte a la Universidad, a nuestros docentes y a nuestros estudiantes, a nuestro personal de funcionarios y trabajadores, sí admitimos que la sociedad contemporánea atrapada en el pleamar del mercantilismo y el apego a lo monetario, descuidó la práctica de valores, sin cuyo soporte es imposible pensar en mejores niveles de bienestar compartido o de una mejor calidad de vida, por todo ello privilegiar la ética, el renacer de valores y el tener conductas apegadas a la moral, se vuelve el principal desafío para enderezar un mundo donde el tráfico de estupefacientes, el indetenible comercio ilícito de armas, unido a la voracidad de financistas convertidos en atracadores del dinero ajeno, imponen a la sociedad reaccionar para que sancione con el desprecio que se merecen aquellos que con repugnante ruindad, se enriquecen a costa de aprovecharse de los demás y eso es inmoral, por eso es humanamente motivador leer el texto del distinguido profesor Dr. Abelardo Ronquillo Armas, quien sí merece el alto título de Maestro con mayúsculas.
En una época donde los vicios se los elevan a la categoría de costumbres, donde la ética es materia pendiente en el mundo desarrollado y subdesarrollado, en Escuelas, Colegios y Universidades, el libro que me honro en prologar enriquece no sólo el acerbo bibliográfico de la Universidad, sino el espíritu y el intelecto de quiénes somos y nos sentimos parte de ella.
(Texto que conforma el prólogo de la obra Ética general y profesional de Luis Ronquillo Armas, que próximamente Editorial Mar Abierto estará publicando)